El Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de la Ciudad y el Gran Buenos Aires reclamó este martes una mayor presencia del Estado en las zonas más vulnerables, donde está «pegando fuerte» el coronavirus, y advirtió que «se vienen momentos muy duros».

Los sacerdotes se expresaron así a través de una declaración titulada «Aniversario del padre Carlos Mugica y el impacto del coronavirus en las villas y barrios populares», en la que advirtieron sobre la situación que se da en esos sectores debido a la pandemia de Covid-19.

«Necesitamos que el Estado actualice su presencia en los barrios vulnerables de acuerdo a las diferentes cuestiones y las dificultades que se presentan, la seguridad, la salud, la educación y las limitaciones de conectividad en estos lugares», sañalaron los llamados «curas villeros».

En su declaración, el equipo que integran los sacerdotes José María «Pepe» Di Paola, Guillermo «Willy» Torre, Lorenzo «Toto» De Vedia, Franco Punturo y Gustavo Carrara, entre otros, remarcó que «el coronavirus está pegando fuerte» en las barriadas más humildes y advirtió que «se vienen momentos muy duros en lo social».

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«Hacemos un pedido a los distintos estamentos del Estado para que ajusten mucho y en concreto su presencia en nuestros barrios», señalaron los curas, y agregaron: «La realidad se nos vino encima. Hay temas en los que no podemos seguir esperando su solución».

En este sentido, el equipo subrayó que «hay lugares con serios problemas de falta de agua, como la Villa 31» y advirtió por otro lado sobre «la situación del hacinamiento y abandono en las cárceles».

Los sacerdotes también señalaron que hay «despidos arbitrarios» y solicitaron un aumento del Ingreso Familiar de Emergencia «en cuanto al acceso a la compra de alimentos y medicamentos».

La declaración fue publicada en las redes sociales y leída por los curas durante la celebración religiosa que se realizó frente a la tumba de Mugica en la parroquia Cristo Obrero de la Villa 31, con motivo de los 46 años del asesinato del párroco, el próximo 11 de mayo.

A la actividad -que se adelantó unos días ante el «significativo aumento del contagio de coronavirus» en los barrios- los sacerdotas concurrieron con tapabocas y procuraron mantener la distancia social.

En la declaración que leyeron criticaron los «cacerolazos» que se dieron recientemente en contra de las excarcelaciones y expresaron: «Nos hace bien ver cacerolas que con amor alimentan y dan esperanza y no cacerolazos que dividen e infunden miedo al otro».