El papa Francisco pidió a los dirigentes políticos latinoamericanos que no usen la pandemia de coronavirus como una «herramienta electoral» y los convocó a buscar «soluciones viables para nuestros pueblos» que tengan en cuenta «a los más excluidos».

«Me dirijo también a quienes ejercen responsabilidades políticas y me permito, una vez más, convocar para rehabilitar la política, que es una altísima vocación, que es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común», planteó el pontífice en un videomensaje que envió al seminario «América Latina: Iglesia, Papa Francisco y los escenarios de la pandemia» organizado por el Vaticano.

«Esto nos pide a todos aquellos que tenemos una función de liderazgo aprender el arte del encuentro y no propiciar ni avalar o utilizar mecanismos que hagan de la grave crisis una herramienta de carácter electoral o social», agregó Jorge Bergoglio, elegido en 2013 el primer Papa latinoamericano de la historia.

Así, según Francisco, «la profundidad de la crisis reclama proporcionalmente la altura de la clase política dirigente capaz de levantar la mirada y dirigir y orientar las legítimas diferencias en la búsqueda de soluciones viables para nuestros pueblos».

En ese marco, el pontífice sostuvo que «el desprestigio del otro lo único que logra es dinamitar la posibilidad de encontrar acuerdos que ayuden a aliviar en nuestras comunidades, pero principalmente a los más excluidos, los efectos de la pandemia».

«Por favor, ¡no nos dejemos robar la esperanza!», animó el Papa a los participantes del encuentro promovido por la Pontificia Comisión para América Latina en el que, según el programa, mañana expondrá de manera virtual el secretario de Asuntos Estratégicos de la Nación, Gustavo Beliz sobre «Reprogramación o condonación de la deuda en América Latina».

Francisco deseó que el seminario «que pueda inspirar caminos, despertar procesos, crear alianzas e impulsar todos los mecanismos necesarios para garantizar una vida digna a nuestros pueblos, especialmente a los más excluidos, a través de la vivencia de la fraternidad y la construcción de la amistad social».

«Cuando digo los más excluidos, no digo, no lo digo como diciendo dar la limosna a los más excluidos, o como un gesto de beneficencia, no, sino como clave hermenéutica», desarrolló.

En esa línea, retomó los conceptos vertidos en su reciente encíclica Fratelli tutti y sostuvo que «la pandemia de la Covid-19 amplificó y puso en mayor evidencia los problemas y las injusticias socio-económicos que ya afectaban gravemente a Latinoamérica toda y con mayor dureza a los más pobres».

«La pandemia hizo aún más visible nuestras vulnerabilidades preexistentes. Estoy pensando también en este momento, en los hermanos y hermanas que además de sufrir el embate de la pandemia, ven con tristeza que el ecosistema de su entorno está en serio peligro por los incendios forestales que destruyen extensas zonas como el pantanal, la Amazonia, que son el pulmón de América Latina y del mundo», agregó.

«Sabemos que junto con la pandemia de la Covid-19, existen otros malestares sociales, la falta de techo, la falta de tierra y la falta de trabajo, las famosas tres ‘T’, y estos requieren una respuesta generosa y una atención inmediata», planteó.

«Es tiempo que la nota distintiva de aquellos que fueron ungidos por sus pueblos para gobernarlos sea el servicio al bien común y no que el bien común sea puesto al servicio de sus intereses», pidió a los dirigentes, para finalizar.