La combinación provocada por la caída del consumo y el incremento de las tarifas golpeó a la gastronomía de tal manera que «sostenerlos locales abiertos ya es todo un desafío», advirtió el vicepresidente de la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica (Aeghar), Carlos Mellano. Para el referente del Paseo Pellegrini, Leandro Santero, los efectos del tarifazo fueron «letales», y señaló que tanto en la tradicional avenida como en Pichincha ya hubo persianas que se bajaron y hay empresarios que colgaron el cartel de venta en sus negocios. Si bien consideró que «es una coyuntura que golpea tanto a la gastronomía como al resto de los sectores», sí apuntó que «el problema es que por cada uno que cierra, queda gente sin trabajo, porque apenas un bar tiene por lo menos 20 empleados».

Encuadrados dentro de las actividades de ocio, los gastronómicos aseguran que se trata de «las primeras actividades que la gente recorta cuando hay que achicarse», y ese es un efecto que ya vienen sufriendo desde hace varios meses. Sin embargo, aseguran que el golpe de gracia llegó con los tarifazos, no sólo en los servicios, sino en los impuestos.

«En Pellegrini los locales más chicos y que no tenían tanta rotación de gente, directamente cerraron y muchos grandes ofrecen la llave a la venta», indicó Santero, e incluso señaló que «a cualquier empresario que no esté pensando en vender, alguien le hace una oferta hoy y la piensa, incluso malvendiendo el negocio».

Alquileres. Para Santero, otro elemento que se pone en juego y del que «se habla poco son los precios de los alquileres; un factor fundamental». Y si bien señaló que en su caso no tuvo que renovar, apuntó que «hay locales desocupados, con capacidad para 70 cubiertos por los que piden 35 mil pesos».

Sostener mensualmente un costo fijo de ese nivel «es prácticamente imposible y estás condenado a cerrar», dijo antes de considerar que «son cifras siderales las cifras en este contexto».