En Rise and Kill First (“Levántate y mata primero”), Bergman publica por primera vez detalles de las operaciones secretas contra Irán del Mosad, tras contar cómo en mayo de 2003 el entonces jefe adjunto del servicio, Tamir Pardo, presentó un plan secreto al jefe de la agencia, el hoy difunto Meir Dagan.

El proyecto tenía supuestamente por objetivo impedir que Irán se haga con la bomba atómica y planteaba para ello tres opciones a Israel: “Uno: conquistar Irán. El segundo: provocar un cambio de régimen en Irán. El tercero: convencer a la opinión pública iraní de que el precio que pagarán por continuar el proyecto nuclear es superior a lo que pueden ganar deteniéndolo”.

Dado que las primeras dos opciones no eran realistas, el jefe del Mosad optó por la tercera y la convirtió en una estrategia de cinco frentes: “Fuerte presión diplomática al país persa en el ámbito internacional, apoyo a las minorías iraníes y grupos de oposición para ayudarlos a derrocar al régimen, sanciones económicas, interrupción de los envíos de equipos y materias primas para el programa de energía nuclear y, por fin, operaciones clandestinas, incluidos el sabotaje de instalaciones y asesinatos selectivos de figuras clave en el programa”, se lee en el libro.

El proyecto, apoyado por el entonces presidente de EE.UU., George W. Bush, y el primer ministro israelí Ehud Olmert, avanzó gracias a una colaboración a cuatro bandas entre la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en ingles) de EE.UU., el Mosad y el organismo de inteligencia militar israelí (AMAN).

Washington y el régimen de Tel Aviv lanzaron entonces una campaña integral de medidas económicas, con duras sanciones incluidas, para frenar el proyecto nuclear iraní, e incluso causaron graves daños a las instalaciones y máquinas de enriquecimiento de uranio del proyecto con virus informáticos como Stuxnet. “Pero los iraníes eran tenaces”, escribe Bergman.

El documento agrega que el último componente del plan de Dagan —el asesinato selectivo de científicos— fue ejecutado por el Mosad por sí solo. El periodista recuerda que el 14 de enero de 2007 murió asfixiado el Dr. Ardeshir Huseinpur, un científico nuclear de 44 años que trabajaba en la planta de uranio de Isfahán, “después de una fuga de gas”, pero la inteligencia iraní detectó la implicación de Israel en su muerte.

Otras figuras clave de la industria nuclear iraní eran Masud Alimohamadi, Mayid Shahriari y Dariush Rezaineyad, asesinados por agentes de Israel entre 2010 y 2011. Asimismo, en noviembre de 2010 resultaron heridos en otro atentado terrorista el doctor Fereidun Abbasi y su esposa.

https://www.hispantv.com/noticias/oriente-medio/369658/israel-iran-desarrollo-cientifico-misiles-nuclear 

Tras el estudio de Rise and Kill First, parece que la historia se esté repitiendo al viajar esta semana a Washington (capital de EE.UU.) el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, para tramar con el presidente Donald Trump nuevos complots contra el acuerdo nuclear alcanzado en 2015 por Irán y el Grupo 5+1 (EE.UU., el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania).

Mientras el mundo entero alaba el respeto por Irán de sus compromisos y confía en que el trato contribuya a la paz mundial, Trump y Netanyahu ven en él un camino hacia el acceso de Irán a armas de destrucción masiva, una postura equivocada, puesto que de ninguna manera esta suposición cabe en la doctrina militar de la República Islámica.