China y el Vaticano, dos Estados sin relaciones diplomáticas desde mediados del siglo XX, dieron un nuevo paso hacia la normalización bilateral que es visto como «un progreso».

En su edición de hoy, Global Times, la versión en inglés del diario oficial del país asiático, publicó un artículo según el cual «el Vaticano pidió la renuncia a obispos de la Iglesia clandestina china».

Según Global Times, el Vaticano pidió que los obispos de Shantou, en la provincia sureña Guangdong, y de Mindong, en la provincia del este de Fujian, den un paso al costado en favor de otros dos religiosos aprobados por Beijing.

Desde que se rompieron las relaciones diplomáticas en 1951, tras la revolución de Mao, en China conviven dos Iglesias: una oficial y ligada el Partido Comunista, La Iglesia Patriótica, y otra que mantiene sus vínculos con Roma pero no legalizada.

De acuerdo al periódico, el pedido del Vaticano se hizo durante el viaje que una delegación de la Santa Sede realizó al gigante asiático en diciembre último.

Así, el acercamiento entre el Vaticano y China ha tenido un «progreso y un paso importante» en las últimas semanas, afirmó el experto italiano Francesco Scisci en declaraciones al corresponsal de Télam en Roma.

Sisci, investigador senior del Centro de Estudios Europeos de la Universidad Renmin de China, afirmó sin embargo que este paso «no es resolutivo» de toda la cuestión bilateral pero sí «un avance» para llegar a un acuerdo sobre la designación de obispos, uno de los ejes sobre los que trabaja la comisión binacional normalizadora instaurada en 2014.

El camino hacia el «máximo consenso»

«Es difícil decir que hay un punto de quiebre en la normalización de las relaciones, pero sí se puede decir que hay un progreso», afirmó Sisci, que en febrero de 2016 publicó en el periódico online de Hong Kong Asia Times la primera entrevista con el papa Francisco sobre China.

«El Vaticano respeta y respetará las necesidades del gobierno de China, así como desea que los gobiernos locales chinos estén más atentos a los católicos y sus pedidos», planteó Sisci.

En la misma línea, Global Times citó en su artículo de hoy a la investigadora de la Academia China de Ciencias Sociales, Wang Meixiu, que afirmó que «si los dos lados llegan a un consenso en la designación de obispos, podría esperarse un acuerdo».

«Esto muestra que las dos partes son proactivas hacia un camino con máximo consenso. Ese consenso podría ser cómo y con qué procedimiento podría ser nominado un obispo con aval tanto del Vaticano como de China», agregó la experta.

Desde la llegada de Francisco a la cúspide eclesiástica, se han logrado significativos avances y se vive un «deshielo» cada vez más pronunciado entre ambos Estados, un anhelo histórico que varios pontífices habían intentado sin éxito.

La condición alejada del Papa de «sureño» (el primero de la historia) lo aleja de la representación occidental clásica que siempre causó suspicacias y resquemores en el gobierno asiático.

El «progreso» en las conversaciones se da a unos tres meses de que los Museos del Vaticano expongan una colección sobre arte chino en la Ciudad Prohibida de Beijing.

La muestra, considerada un paso más en la diplomacia del arte entre ambos Estados, llegará a la capital china «entre mediados de abril y mayo», afirmó el portavoz de los museos, Matteo Alessandrini.