Tras el primer encuentro de conciliación, del que participaron representantes del gobierno santafesino y el presidente de la empresa en concurso, el magistrado convocó a una nueva reunión de conciliación para el 30 del corriente mes.
El club Albo recibió un subsidio de emergencia para instituciones deportivas que otorga el Estado provincial, este miércoles en la sede de Gobierno, tras doce años sin ayuda económica desde el ámbito gubernamental.
Entre los rubros que se inscribieron para recibir la ayuda figuran jardines maternales, gimnasios, transportes escolares, salones de eventos, peloteros y salones infantiles, escuelas de conductores, canchas de paddle y de fútbol 5, academias de danza, escuelas de artes marciales, salones y talleres culturales. El cierre de la inscripción para recibir el subsidio es el 30 de junio.
Así lo informó la ministra de Salud, Sonia Martorana, al brindar el informe diario de casos, que en la noche de ayer arrojó 19 positivos y obligó a retroceder hasta la Fase 1 del aislamiento a las localidades de Carreras, Santa Rosa de Calchines y Ceres.
El gobernador de Santa Fe tomó la decisión días atrás, en medio de los esfuerzos estatales para afrontar la emergencia derivada del coronavirus, con aislamiento social y una economía arrasada por años de recesión y la paralización actual. Él y la vicegobernadora cobrarán la mitad.
Lo que se pinta como conservador o ajuste es en realidad una manera racional de entender y administrar el gasto público. Y lo que se propone como innovador y progresista, muchas veces termina siendo parte de una ilusión socialdemócrata.
En Santa Fe todas las caracterizaciones en torno a la supuesta tardanza del gobierno peronista en darle arranque a la gestión, cayeron en saco roto: llegó un tornado de frente para exigirle esfuerzos adicionales y dedicación a todas las administraciones del Estado.
La visión que impera en la Casa Gris (y otras gobernaciones) prevén que recién en la época primaveral pueda verse una normalización, aunque los cálculos varían cada semana. En ciudad de Buenos Aires impera una visión similar. Se trasladó el pico del virus, que era esperado para fines de abril.
La realidad que parece comenzar a reflejarse en las barriadas rosarinas, como consecuencia del parate inevitable de la actividad económica (formal o informal) derivada del necesario aislamiento, resulta desesperante y no hay tiempo para llenar formularios. Desde el municipio por ahora se concentran en gestionar el alimento pero, según dicen, nadie estaba preparado para esto.
El gobernador santafesino brindó detalles, junto a funcionarios del gabinete provincial, respecto a la posposición de vencimientos impositivos, líneas de crédito, y un programa para contener a quienes “se ganan el día a día” en este escenario de aislamiento social.
El anuncio llega luego de que en la localidad santafesina de Correa se impidiera el paso de camiones y otros vehículos, “poniendo en riesgo el abastecimiento de alimentos y otros servicios esenciales”, dijeron desde el Ejecutivo provincial.
En Santa Fe, más que nada lo que se ve es una abulia que poco se parece a un respaldo explícito y cerrado. Olvidan la mirada de la sociedad en esta coyuntura donde la acción del Estado vuelve a ser reivindicada. Donde está más claro que nunca que las salidas son comunitarias, y donde no queda espacio para ningún tipo de especulación política.