Los ataques, cometidos con pocas horas de diferencia, tuvieron lugar en la zona de la triple frontera entre Burkina Faso, Mali y Níger, una región sometida a la violencia de los yihadistas, ya sea afiliados a Al Qaida o al grupo Estado Islámico (EI).
Esta elección presidencial será la segunda en organizarse tras el inicio en Siria en 2011 de una devastadora guerra desencadenada por la represión de manifestaciones que reclamaban reformas democráticas.
"Es una ley de libertad, una ley de protección, una ley de emancipación frente al fundamentalismo religioso", señaló el Primer Ministro francés.
Siria sigue enfrentando una crisis en el sector de la energía.
El pasado domingo, Estados Unidos lanzó una ofensiva contra el último bastión de resistencia dominado por grupos yihadistas, la más virulenta en años, que dejó al menos 40 muertos.
El ataque fue confirmado por fuentes estatales del país norteamericano, y tuvo como objetivo a " líderes de Al Qaeda en Idlib". Una ONG siria relevó al menos cuartenta "yihadistas caídos".
Ocho de las víctimas pertenecían a la comunidad de la minoría musulmana chiita hazara, varias veces atacada en el pasado.
Nueve civiles murieron en sectores bombardeados en la provincia de Idlib, controlada por los yihadistas, y otros cuatro murieron en bombardeos de este grupo a una zona controlada por el régimen de Hama.
Cherif, de 36 años, era cercano a los hermanos Kouachi, protagonistas de la masacre en la revista satírica francesa Charlie Hebdo el 7 de enero de 2015 y un prominente miembro de la red yihadista Al Qaeda en Yemen.
Diez de los infortunados ciudadanos de Pequeue perecieron por bala, mientras que los otros dos fallecieron calcinados. Los atacantes incendiaron 55 viviendas de la pequeña y aislada localidad.
Afirman que se trató de un ataque de yihadistas. En el país se desarrollan las elecciones presidenciales.
El francés miembro de los comandos yihadistas que mataron 130 personas en París, se niega a responder a las preguntas de un tribunal que le juzga desde este lunes en Bruselas.