La guerra, el miedo y la falta de trabajo impuso la austeridad en la vida de los mosulíes. Mosul, la segunda ciudad de Irak, está divida en dos. Apenas 200 metros de agua separan a los enemigos.
Los yihadistas arremetieron contra los sectores en manos del régimen de Bashar Al Assad, y aún continúan los combates según precisó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Ambas construcciones ya habían sufrido daños estructurales con bombardeos realizados desde octubre pasado por los aviones de la coalición internacional que apoyan a las tropas iraquíes, en ese caso con el objetivo de cortar las vías de suministros y de refuerzos del EI.
Tras la conquista, las tropas izaron la bandera iraquí en los edificios del complejo, el segundo más importante de la ciudad, después del que alberga la municipalidad, situado en la mitad occidental, aún en el poder yihadistas.
Así lo informó la agencia oficial siria de noticias SANA, que cita fuentes policiales y sanitarias y precisa que el ataque se produjo cerca del estadio municipal El Baladi, en la localidad siria de Yabla.
En su portada, bajo el título "2017, por fin el final del túnel", un hombre mira asustado el cañón de un fusil con el que un yihadista le apunta.
El comandante de las Fuerzas Especiales, Maan al Saadi, indicó que sus hombres siguen progresando en todos los frentes en el interior de la ciudad, cuya parte occidental está controlada en su totalidad por el EI.
El Ejército iraquí encontró los cadáveres de 15 personas en un pozo de agua al sur de la ciudad de Mosul, que se cree que fueron ejecutados por el grupo islamista radical Estado Islámico.
La ciudad libia de Sirte, que el grupo Estado Islámico (EI) acaba de perder, vio nacer al fallecido dictador Muamar Gadafi, quien fue símbolo de su régimen y cayó en manos de los yihadistas en 2015.
En los allanamientos se incautaron armas blancas, "varias de ellas" similares al machete utilizado en el ataque contra dos agentes policiales el pasado agosto.
El detenido, cuya identidad no trascendió, está bajo sospecha de intentar revelar secretos oficiales, de preparar un atentado y de haberse declarado dispuesto a delinquir, confirmó la fiscalía de Düsseldorf, encargada de la investigación.
Las autoridades francesas avisaron a sus fuerzas de seguridad de que deben tener en cuenta "esta amenaza en todo el territorio nacional", y les pidieron que consideren cualquier dron como "un paquete sospechoso".