Con la llegada del invierno, tenemos más apetito y las ganas de cocinar se acentúan, pero siempre nos ponemos a pensar que preparar y no repetirnos y caer en lo mismo, este plato es de fácil preparación y con una buena combinación de dulce y salado, que hará que nuestros comensales estén muy contentos a la hora de probarlo.

Ingredientes:

  • Un kilo de pollo trozado
  • Cinco cucharadas de miel
  • El zumo de un limón
  • Una cebolla
  • Ramitas de romero o tomillo
  • Aceite de oliva
  • Jengibre
  • Azúcar morena
  • Margarina
  • Ajo
  • Salsa de soja
  • Sal y pimienta

 

Preparación:

En una olla pequeña, hervir un poco de jengibre. Añadimos las ramitas de romero o tomillo. Reserva otro poco de jengibre para añadirlo al marinado que se le aplicará al pollo. Dejar que este reduzca el agua y en un bol añadir la reducción, sazonar el pollo con salsa de soja.

Con los ajos realizar una pasta y frotarlos contra los trozos de pollo, agregar unas dos cucharadas soperas de azúcar morena para que profundice el color oscuro, la ralladura del jengibre, exprimir el jugo de un limón fresco y salpimentar a gusto.

En un sartén agrega un chorro de aceite de oliva y margarina, freír la cebolla cortada en  julianas muy finitas, cuando se tornen transparentes, agrega los trozos de pollo.

Verter la mezcla de la marinada en el sartén y deja que todo se mezcle y cocine por unos 45 minutos; agrega cinco cucharadas de miel al gusto, y espera que la salsa seque un poco para empezar a emplatar.

Agregar la preparación y esparce semillas de sésamo negras y blancas para resaltar. Corta un poco de cebollín o el cilantro muy pequeñito y decora encima del pollo para darle vida al plato.

Como acompañamiento del pollo podemos hacer unas papas rusticas que siempre van bien con este plato.