Como cada 5 de mayo se conmemora a nivel internacional el Día de la Celiaquía, jornada establecida para visibilizar que ocurre con las personas que tienen intolerancia a una proteína específica llamada gluten. Es importante establecer cómo se logra un diagnóstico temprano, y cuál es la mejor manera para acompañar a aquellas personas que la tienen. En nuestro país 1 de cada 167 personas adultas tiene esta intolerancia, en cuanto a los niños el número es aún mayor, y representa 1 de cada 79.

La celiaquía significa tener intolerancia permanente a una proteína llamada gluten que se encuentra presente en algunos cereales como trigo, avena, centeno y cebada.

Una persona con celiaquía, padece una patología sistémica, autoinmune, desencadenada por el gluten, que en muchas oportunidades provoca inflamación y lesión de la mucosa del intestino delgado, lo que lleva a una alteración en la absorción de nutrientes que contienen los alimentos.

Según estimaciones del Ministerio de Salud de la Nación, 1 de cada 167 adultos tiene celiaquía en la Argentina, mientras que entre los más pequeños la prevalencia es aún mayor. Y se estima que es 1 de cada 79 niños, y los especialistas alertan que los casos van en aumento de un tiempo a esta parte, y se estima que por cada caso de celiaquía, existen entre 5 y 10 personas no diagnosticadas.

Para controlar la no ingesta de gluten es fundamental revisar las etiquetas porque está presente en muchos productos alimentarios. Cualquier producto libre de gluten debe tener el sello correspondiente que así lo indique. En Argentina, la ANMAT es el organismo encargado de otorgar las certificaciones de los productos sin TACC.

Para evitar la contaminación cruzada, el proceso por el cual los alimentos sin TACC entran en contacto con otros no apto para celíacos recomienda:

Elaborar las comidas sin gluten antes que el resto.

Guardar los alimentos sin gluten en recipientes con tapa, separados de aquellos que sí lo contienen. En la heladera ubicarlos, preferentemente, en la parte superior para evitar la contaminación por derramamiento.

Destinar un lugar de la cocina exclusivamente para harinas o productos aptos para celíacos. La volatilidad de las harinas hace que los productos que se encuentran cerca puedan contaminarse muy fácilmente.

Usar utensilios que estén perfectamente limpios y que sean exclusivos para cocinar y manipular alimentos sin gluten y así evitar el riesgo de que queden restos de comida que puedan contaminar.

Cocinar, en el microondas, los alimentos sin gluten tapados.

Tener en cuenta que algunos elementos como trapos rejilla, repasadores, delantal de cocina, también pueden almacenar restos de comidas que pueden contaminar un alimento sin gluten.

¿Cómo se manifiesta la enfermedad?

Las formas clásicas de presentarse esta enfermedad pueden incluir diarrea, caída del cabello, pérdida de peso o anemia, la patología puede presentar síntomas más severos, o bien ser asintomática. De allí lo complejo que muchas veces resulta arribar al diagnóstico.