Por Gisela Gentile

Nos bombardean las 24 horas con información sobre el coronavirus, desde la pantalla de televisión, la radio y las redes, nos llegan un sinfín de datos y estadísticas que nos empujan a naufragar en el océano del miedo y la incertidumbre.

Si bien creemos saberlo todo, cada día que pasa las recomendaciones cambian y lo que era efectivo ya no lo es, la OMS se dice y desdice, perdiendo de vista que millones de personas esperan indicaciones al respecto de cómo cuidar su salud.

¿Somos capaces de hacerlo? ¿Podemos evitar contagiarnos y contagiar si somos responsables? Con sólo eso basta. Miles de interrogantes nos colocan en un destino incierto y muchas veces hasta culposo, el deseo de pasar este momento de aislamiento y cambio de costumbres nos hace pensar y desear la tan ansiada cura proyectada en una vacuna, que aún no está estudiada en todas sus fases pero que comenzará a producirse en la Argentina.   

Gonzalo Moyano Balbis es médico epidemiólogo especialista, docente en bioética e investigador de la cátedra libre de Salud y Derechos Humanos de la Facultad de Medicina. Además, es coordinador de la red de medicamentos de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (ALAMES). Conclusión pudo acceder a una jugosa entrevista con el fin de poder reflejar una parte de la medicina que suele quedar al margen de la agenda de los medios de comunicación.

Para comenzar, me gustaría que nos cuente cuál es su postura en torno a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y su tratamiento de la pandemia. 

– La OMS es una agencia que surgió a mitad del siglo pasado para resolver problemas epidemiológicos y relativos a la salud en todo el mundo. Tuvo una primera parte en que se encargó de combatir grandes problemas extendidos puntuales, como la malaria y otros problemas de vacunas. Luego, comenzó a mostrar sus límites y en al año 1978 intentó atender el problema central de los sistemas de salud en el mundo, tratándolos de hacer más democráticos. Cuando eso ocurrió,  al poco tiempo Estados Unidos rompió con la OMS y dejó de financiarla, provocando una crisis que tuvo como consecuencia que se derivara su función al Banco Mundial, que produjo un documento que se llamó “Invertir en salud”, y al poco tiempo tomó la posta del control de la salud en el mundo debido a que la misma no es un problema de derechos, sino de economía y negocios. Paralelamente a eso, lo que ocurrió es que la OMS pasó a ser financiada por ONGs, así fue creciendo y hoy es financiada en un 70 % por ellas, entre la más importante se encuentra la de Bell y Melinda Gates.

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– ¿Cuál sería la finalidad de esta financiación?

– Se dedican a hacer dinero con lo que hacen, es decir bajo el manto del filantrocapitalismo lo que están haciendo es capitalismo. La finalidad es financiar programas de diferentes cosas, particularmente el área de vacunas y otras tecnologías, abrevando así negocios para dichas fundaciones. Esa vertiente llamada filantrocapitalismo lo que hace es cubrir sus intereses económicos en diversas oportunidades que la salud brinda. Luego de esto, la OMS pasó a tener un desprestigio bastante grande, teniendo algunas oportunidades de recuperarse cuando aparecieron las diferentes pandemias. Siempre ha tenido un prestigio inmerecido exceptuando esa pequeña oportunidad que tuvo en 1978. En algunas ocasiones ha dejado bastante claro su posicionamiento, en la pandemia de 2009 con el H1N1 benefició a Donald Rumsfeld, ex Secretario de Defensa de los Estados Unidos, en el momento que apareció la misma. Destacando que fue con la gripe Aviar donde Rumsfeld hizo un gran negocio con la venta de Tamiflú, vendiéndoselo a los gobiernos para que la combatieran con aquel medicamento, pero hicieron agua, ya que no fue realmente seria la enfermedad a nivel epidemiológico mundial. Luego la gripe de H1N1 tampoco fue de tanta gravedad pero sirvió para vender Tamiflú y la vacuna, que es bastante poco efectiva, pero la gente terminó comprando la necesidad de que la vacuna existiera. Lo mismo está pasando ahora.

– ¿Qué puede decirnos de esta pandemia que estamos transcurriendo?

El problema del Covid-19 es realmente serio, pero el modo en que se lo trata y lo trata la OMS, no lo es. Esto es muy evidente, pero en este momento la gente está muy asustada y compra lo que sea, incluso cuestiones como lo del CDS (Dióxido de Cloro) en donde por ingerirlo se están muriendo personas por intoxicación. En esta pandemia la OMS se ha contradicho, primero diciendo que los barbijos no servían, luego sí; lo mismo con el tema de los asintomáticos, que primero decía que no contagiaban y luego sí, al igual que con el tema del distanciamiento. Es decir, tiene un discurso completamente zigzagueante pero por lo general las personas no lo contradicen y obedecen, esto sirve para que se preparen grandes negocios en torno a esta pandemia y las que vendrán, porque la OMS no está haciendo nada con los mecanismos para prevenirla.

– ¿A qué hace referencia y en dónde debería enfocarse?

– Tiene que ver principalmente con la forma de producción de alimentos que no las critica, ni las analiza. Más allá de que es sabido cómo se produjeron las últimas dos pandemias, la del H1N1 y esta, la OMS de eso no habla ni dice absolutamente nada, porque lo que le interesa es como dirige su capacidad de lobby para que haya beneficiarios económicos de esto.

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– ¿Cómo podría analizar la forma en la cual el gobierno de nuestro país trató la pandemia?

– Desde un inicio dijeron que se estaban preparando para esto, lo primero fue decir que no iba a venir o que habría mucho tiempo, luego cuando ya la tuvo encima, tomó como primer medida que la gente tomara conductas que cubrieran los riesgos que el Estado no estaba cubriendo. Le dijo a la gente que se queden en sus casas, los voy a cuidar con la policía, una manera extraña de cuidar la salud. Luego tomó medidas respecto a recursos económicos y estructurales ligados a las camas, centros de aislamientos, pero lamentablemente nada de eso sirvió para abastecer los casos que estallaron en las villas o industrias.

– ¿Qué piensa de los testeos? Este es un punto bastante nombrado por algunos sectores, en torno a que no han sido los suficientes.

– No ha aplicado adecuadamente, y lo confesó el ministro de salud. Tampoco los testeos ni los rastreos y algo que no admiten es que ha ocurrido lo mismo con los equipos de protección personal. Lo hicieron a destiempo, y cuando  lo proveyeron fue por exigencia de los trabajadores de salud, que nos pusimos firmes, ya que estábamos enfermando y muriendo. Lentamente empezaron a hacer las cosas con mayor seriedad pero de manera tardía, paralelamente a eso no han hecho nada con el pluriempleo de los trabajadores de salud, que es uno de los principales problemas. Con esto último hago referencia a que los trabajadores de la salud no solo trabajan de manera prolongada con una carga horaria excesiva, sino que también trabajan en varios lugares, por lo cual lleva su situación de un lugar a otro. Si hubiera un caso asintomático a con pocos síntomas en un lugar donde no se hacen testeos, y luego ese mismo trabajador va a cumplir horas a otro lugar lleva el germen consigo mismo. Todas esas cosas no se han hecho ni se hacen bien.

– En este último tiempo se han escuchados varios discursos en torno a la responsabilidad que tienen las personas a la hora de contagiarse ¿Qué opinión le merece?

 – Se está recargando la cuestión en el tema de la culpa, dando a entender que si hay casos es porque la gente no obedece y esto no es así. Por supuesto que hay casos de personas irresponsables, que son los que se difunden y se hacen conocidos, pero centralmente la infidencia de eso es menor con respecto a otras cosas que sí lo son. Y con esto hago referencia a lo que no se ha hecho en las villas, en los geriátricos, con los trabajadores de la salud, lo que no se ha hecho en general en los lugares de trabajo como en los supermercados, conocido es lo que pasó en Coto o lo que está ocurriendo en la empresa Ledesma, donde existe una epidemia brutal que no tiene que ver ni con un asado, ni con runners, sino que tiene que ver con el desprecio a la vida que tiene la familia Blaquier, el gobierno nacional y de la provincia de Jujuy. Como deber de Estado no han hecho las cosas que se debían hacer para que se cumplan protocolos y se proteja a los trabajadores. Y del mismo modo podría a nombrar  a Coca Cola, Felfort, Coto y muchas más.

Otro punto a resaltar son los medios de transporte, en donde no se han hecho bien las cosas tampoco, en la epidemia del H1N1 se habían tomado medidas que en esta pandemia no, una de ellas fue la provisión de alcohol en gel en cada medio de trasporte. Ahora que estamos en una situación mucho peor, son las personas que viajan en tren o en colectivo las que deben proveerse de este producto de protección.

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– ¿Cómo cree que se está informando?

– Los casos explotan pero no existe un estudio adecuado epidemiológico de dónde están los problemas y cómo debemos actuar las personas, porque saben que eso implicaría autoridades y otros medios de decisión, y no están dispuestos a correr ese riesgo. Solamente están dispuestos a culpar a la gente, el problema de salud existe, pero el uso de ese problema de salud también existe, y el uso del miedo y el pánico para controlar a la gente también existe y muchas veces se usa para desviar.

 – ¿Qué piensa sobre la vacuna que comenzará a producirse en nuestro país?

– Existe un problema serio que se ha generado en este último tiempo entorno a que existe una serie de vacunas que se han realizado desde hace un siglo y que algunas de ellas han sido realmente indispensables generando condiciones muy favorables para la salud, pudiendo nombrar la que sirvió para erradicar la viruela, la polio, rabia, entre otras que han sido realmente maravillosas e indispensables. Pero en este último tiempo han aparecido vacunas con una dudosa efectividad y un grado de inseguridad elevada en algunas, en donde la utilidad es relativamente baja.

En este marco estuvo la vacuna de la gripe en general y de H1N1, en donde particularmente la utilidad es baja, en donde se ve que la utilidad es menor a un 50 % y además hay que someter a las personas a vacunarse todos los años y generalmente además, es menos eficaz en los destinatarios mayores de 65 años.

En este escenario aparece la vacuna para el Coronavirus, hay que considerar que desde el principio se ha planteado la necesidad imperiosa de la vacuna como única salida de esta situación. Y si bien estamos en un problema serio de salud, no es catastrófico, pero ya han generado en la gente mucho pánico, por ello todos esperan la vacuna como algo milagroso.

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– ¿Estas vacunas están debidamente estudiadas?

– Existen varias en desarrollo, algunas presentan problemas muy graves, otras no tanto, pero si lo son si pensamos que se está instaurando la idea de que el futuro de la vacuna es inmediato. En la Argentina ya se dice que a principios del año entrante va a estar la vacuna, eso es una afirmación totalmente insustancial porque recién ahora las “vacunas candidatas” más importantes están iniciando su Fase 3. Es decir, durante un tiempo se va a probar la efectividad en algunos miles de personas, hasta ahora solo se conoce algo de esa seguridad en pequeños grupos y esto aún se debe confirmar. Además, no hay resultados en torno a la inmunidad, es incierto si ese título de anticuerpos va a ser suficiente o no para generar inmunidad, o sea que hasta que no se termine la fase 3 no se va a saber nada. Cuando termine se sabrá si sirve o no.

Es decir que no sabemos si alguna de todas va a funcionar, las mismas son realizadas con tecnologías muy novedosas y complejas que aún no han sido probadas en escala importante y se desconocen las consecuencias.

Otro problema es que se va a producir una vacuna que se está experimentando en Fase 3, digamos que se fabrica algo que aún no sabemos el efecto que va a tener, la presión de mercado que va a generar el stock de producción es muy grande. Ya ha ocurrido con otro medicamentos en donde por el stock de producción se ocultaron los efectos colaterales que tenían, y para poder venderlos se omitió información a cuesta de pérdidas de vidas humanas. Lamentablemente esa presión va estar con millones de dosis producidas, por ello, temo por el ocultamiento de efectos colaterales, inseguridades e ineficacia. La gente ya tiene puesto el brazo para ser vacunada el primer día que este la vacuna, sin medir consecuencias.        

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