El papa Francisco pidió este jueves que los países árabes del Golfo Pérsico otorguen «derechos y condiciones justas y cada vez mejores» para los trabajadores, migrantes y mujeres de la región, al dar el primer discurso de la visita a Bahréin.

Al hablar ante autoridades del país árabe en el Palacio Real de Sakhir, el Papa recordó las reformas de Bahréin por la escolarización femenina y contra la esclavitud y pidió que «sean un faro que promueva en toda la región, derechos y condiciones justas y cada vez mejores para los trabajadores, las mujeres y los jóvenes, garantizando al mismo tiempo respeto y atención para los que sufren mayor marginación en la sociedad, como los que han emigrado y los presos».

Para Francisco, «el desarrollo verdadero, humano e integral se mide sobre todo por la atención hacia ellos», en un marco de denuncias a países de la región, como Qatar, por la muerte de trabajadores, en su mayoría inmigrantes, en la construcción de los estadios para la próxima Copa Mundial de fútbol masculino.

El Pontífice llegó este jueves a Bahréin desde Roma para una visita de cuatro días centrada en su participación en un foro interreligioso, en reuniones con autoridades musulmanas y en encuentros con la pequeña comunidad católica local, durante la que estará acompañado por un enviado de Télam.

«Estoy aquí, en la tierra del árbol de la vida, como sembrador de paz, para vivir días de encuentro, para participar en un Foro de diálogo entre Oriente y Occidente por la convivencia humana pacífica», planteó el Papa antes de pedir «que la libertad religiosa sea plena y no se limite a la libertad de culto».

Al iniciar una visita que había sido objetada por grupos de derechos humanos críticos con el trato que la monarquía sunita de Bahréin da a la mayoría chiita del país, el Papa reclamó hoy «que la misma dignidad y la igualdad de oportunidades sean reconocidas concretamente a cada grupo y a cada persona» y «que no haya discriminaciones y los derechos humanos fundamentales no sean violados, sino promovidos».

«Pienso principalmente en el derecho a la vida, en la necesidad de garantizarlo siempre, también en relación a los que son castigados, cuya existencia no puede ser eliminada», en un rechazo explícito a la pena de muerte vigente en el país.

En su discurso frente a las autoridades de la monarquía local, el Papa destacó la inmigración presente en Bahréin, en donde «cerca de la mitad de la población residente es extranjera y trabaja de modo notable por el desarrollo de un país en el que, aun habiendo dejado la propia patria, se siente en casa».

Gran parte de la comunidad católica local se compone de trabajadores inmigrantes, que componen casi el 80 % de la mano de obra del país, según diversas estadísticas.

En el primer discurso tras llegar a Bahréin en su cuarto viaje internacional de 2022, Francisco calificó como «valiosas adquisiciones» del país a la primera escuela femenina que surgió en el Golfo y a la abolición de la esclavitud.

El Papa renovó desde Bahréin sus críticas al conflicto iniciado en Ucrania con la invasión rusa del 24 de febrero y recordó «la realidad monstruosa e insensata de la guerra, que siembra destrucción en todas partes y erradica la esperanza».

«En la guerra emerge el lado peor del hombre: el egoísmo, la violencia y la mentira. La guerra, toda guerra, representa también la muerte de la verdad», denunció.

«Rechacemos la lógica de las armas e invirtamos la ruta, convirtiendo los enormes gastos militares en inversiones para combatir el hambre, la falta de asistencia sanitaria y de instrucción», agregó.