La primera ministra francesa, Élisabeth Borne, aseguró este martes que el retraso de la edad de jubilación a 65 años «no es inamovible» y abrió la puerta a «otras soluciones» en la cuestionada reforma de las pensiones.

El retraso de la edad de jubilación de los 62 a 65 años en la segunda economía de la Unión Europea (UE) es una promesa que el presidente liberal, Emmanuel Macron, impulsó en junio de 2022 poco antes de las legislativas francesas y a la que se oponen los sindicatos y una mayoría de ciudadanos.

«Hemos hablado de 65 años», pero «no es inamovible», dijo Borne al medio público France Info sobre el proyecto que se presentará al Consejo de Ministros el 23 de enero y que el oficialismo espera entre en vigencia a mediados de año.

“Otras soluciones pueden hacer posible lograr un equilibrio en el sistema de pensiones para 2030”, dijo en declaraciones que reprodujo la agencia de noticias AFP.

Sin embargo, Borne no especificó qué forma legal tomaría la reforma, pero aseguró que hay que seguir dialogando con las “diferentes fuerzas políticas” y en particular, con el partido político Los Republicanos.

Mientras tanto, acompañada de su ministro de Trabajo, Olivier Dussopt, Borne recibirá a los interlocutores sociales este martes y este miércoles para «continuar el diálogo».

Laurent Berger, secretario general del principal sindicato francés, CFDT, es quien tiene una cita primero.

La posición del gremio reformista se considera decisiva, ya que el Ejecutivo espera vivir semanas turbulentas por los cuestionamientos a su proyecto.

Pese a las consultas iniciadas por el Gobierno, “la CFDT reitera su oposición a cualquier aplazamiento de la edad límite de jubilación”, recordó secamente Berger al diario regional La Dépêche du Midi.

El Gobierno defiende la reforma como una forma de alcanzar «el equilibrio del sistema de pensiones para 2030», pero Berger argumenta que el «déficit» actual es menor que en anteriores reformas y la situación no es crítica.

Para el sindicalista, cualquier retraso en la edad de jubilación es «una línea roja» que creará «conflictos sociales».

«Si el 10 de enero hay anuncios con un retraso de la edad legal a 65 o 64 años, la CFDT como las otras centrales sindicales llamará a los trabajadores a movilizarse contra esta medida», advirtió.

Para intentar calmar los ánimos, Borne abrió la puerta a examinar «otras soluciones» alternativas al retraso de la edad a 65 años y espera que sus medidas sobre la penosidad en el trabajo suavicen la posición de la CFDT.

A la espera de la presentación, la primera ministra multiplica los contactos con sindicatos y líderes políticos, sobre todo del partido opositor de derecha Los Republicanos, clave para lograr una mayoría parlamentaria.

Su nuevo líder, Éric Ciotti, ya expresó a Borne a finales de diciembre su oposición a un retraso «brutal» de la edad de jubilación, aunque su partido es favorable a una reforma. En el Senado defiende un retraso a 64 años.

Un 44 % de los franceses dicen estar a favor de la reforma, mientras que el 54 % de los encuestados está en contra, según un sondeo de la consultora Harris Interactive-Toluna publicado este lunes.

La reforma de las pensiones se hará y regirá “desde finales del verano (boreal) de 2023”, aseguró Macron durante sus deseos del 31 de diciembre.

Finalmente, Borne reiteró su firme oposición a un incremento en el monto de las contribuciones patronales y laborales.

«Claramente, hay una línea roja para nosotros: no aumentar el costo de la mano de obra», dijo. «Mi objetivo es el pleno empleo», agregó.