La Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS) británica informó este miércoles que los precios de los alimentos siguen registrando una elevada alza, lo que plantea interrogantes sobre la persistencia de esta tendencia.

La indetenible suba en los productos de la canasta básica se da a pesar de que el índice inflacionario interanual bajó del 10,1 % que se registró en marzo al 8,7 % en abril de este año.

A pesar de que la inflación está en su nivel más bajo desde agosto pasado,
«La tasa de inflación bajó debido a que no se repitieron las fuertes subas de los precios de la energía que se observaron el año pasado» en abril, dijo Grant Fitzner, economista principal de la ONS.

La disminución de la inflación se debe en parte al hecho de que los precios de la energía han dejado de aumentar de manera exorbitante, a diferencia de lo ocurrido hace un año cuando Rusia invadió Ucrania y se impuso sanciones.

Esta situación tuvo un impacto directo en los precios de los alimentos al por mayor, ya que Ucrania es un importante productor de granos y girasoles, elementos esenciales en la industria alimentaria.

Además, el clima extremo también afectó a los cultivos, como la remolacha utilizada para producir azúcar y algunas verduras.

A pesar de esta disminución en el ritmo de incremento de los precios de los alimentos, estos siguen aumentando a tasas cercanas a los máximos históricos, y según el economista jefe de la ONS, aunque los precios que pagan las empresas por los materiales alimentarios nacionales disminuyeron, lo mismo no se ha reflejado en los estantes de los supermercados.

Los precios de los alimentos importados también experimentaron una caída considerable, pero aún no se transmitió a los consumidores finales.

La persistencia de los altos precios de los alimentos plantea un desafío para las autoridades económicas, que buscan estabilizar la inflación y proteger el poder adquisitivo de los ciudadanos ya que siguen representando una carga significativa para los hogares británicos.

Según informes de la BBC, los minoristas afirman que la disminución de los precios mayoristas tarda en reflejarse en los estantes de los supermercados debido a los contratos a largo plazo que suelen firmar con los productores de alimentos.

Esta situación dificulta la transmisión de la reducción de costos hacia los consumidores finales.

El jefe de la cadena de supermercados Mark & Spencer, Stuart Machin, destacó que la compañía minorista realizó inversiones para proteger a los clientes de los efectos de la inflación, a pesar de que esto afectó sus márgenes de ganancia, pero consideró que esta medida es la correcta para respaldar a los consumidores.

Además, la Autoridad de Competencia y Mercados (CMA), inició una investigación sobre los precios de los alimentos y los combustibles en los supermercados del Reino Unido, con el objetivo de comprender mejor la dinámica de precios y garantizar un entorno justo para los consumidores.

La CMA dijo que analizaría si una «falla en la competencia» significaba que los clientes estaban pagando de más.

En tanto, los supermercados dijeron que estaban trabajando para mantener los precios de los alimentos «lo más bajos posible».