La organización separatista vasca ETA declaró hoy, a menos de 24 horas de entregar su arsenal a las autoridades francesas, que ya es una «organización desarmada», puesto que las armas y explosivos que tenía bajo su control «se encuentran en manos de la sociedad civil», según una carta difundida durante la madrugada por la cadena británica BBC.

La Comisión Internacional de Verificación (CIV), que se creó hace cinco años y medio tras el anunció del cese de la violencia de ETA, entregará a las autoridades judiciales francesas la geolocalización de los arsenales de la organización antes de que mañana comiencen los actos convocados en la localidad vascofrancesa de Bayona, con los que la izquierda independentista apoyará y escenificará el desarme del último grupo armado insurgente de Europa Occidental.

Por lo tanto, en su comunicado, ETA advierte que «el proceso no está acabado», apuntando que el «día del desarme será mañana», 8 de abril, y que todavía pueden producirse «ataques de los enemigos de la paz».

«La única garantía para seguir avanzando es la de los miles de personas que se reunirán mañana en la ciudad de Bayona en apoyo del desarme», sostuvo el grupo en el texto de solo cinco párrafos, publicado en español e inglés.

Uno de los voceros del grupo «Artesanos de la paz», que intermediaron en el desarme de ETA, Michel Berhocoirigoin, sostuvo que «no está garantizado» que una operación policial «obstaculice» el proceso de desarme.

Berhocorigoin no quiso concretar cómo se está llevando a cabo el desarme a nivel técnico pero subrayó que «está en fase final», según declaró a Euskadi Irratia (Radio Euskadi).

«La mejor opción habría sido que el Estado francés, como en todos los procesos de paz, se hubiera implicado y entrado en contacto y, pactadas unas condiciones técnicas, hubiera tomado parte en el desarme, pero no lo hizo», sostuvo Berhokoirigoin.

ETA afirmó que «ha sido un camino duro y difícil» y acusó a los gobiernos de España y Francia de haber puesto «todos los obstáculos» a su desarme, y de haberse «empecinado en un esquema de vencedores y vencidos, y enrocados en la vía policial».

Por el contrario, destacó «el paso al frente» que dio la sociedad civil vasca al asumir «la responsabilidad política y técnica del desarme», al tiempo que reconoció el apoyo que recibió el proceso de las instituciones vascas.

El gobierno del nacionalista Iñigo Urkullu expresó su voluntad de colaborar en el proceso para cerrar completamente este capítulo más negro de la historia de España, actuando como intermediario entre el grupo de verificación internacional y el Ejecutivo español de Mariano Rajoy.

Es por eso que, ante el nuevo pronunciamiento de ETA, el Ejecutivo regional de la norteña región de España pidió «máxima prudencia» a los activistas de la sociedad civil para evitar situaciones -como actos de reivindicación del pasado etarra- que «puedan enturbiar el fin principal del desarme».

«Tomamos lar armas por el pueblo vasco y ahora las dejamos en sus manos, para seguir dando pasos al objetivo de lograr la paz y la libertad en nuestro pueblo, porque para avanzar en la agenda de soluciones hay que adquirir compromisos», dijo el grupo en su nota dirigida a los vascos y la comunidad internacional y en la que no hace mención alguna a una total disolución.