La presidenta ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, anunció hoy el retiro definitivo del polémico proyecto de ley de extradición que desencadenó una ola de protestas en el territorio autónomo, en un gesto que busca poner fin a tres meses de manifestaciones que han comenzado a tornarse violentas.

«El gobierno retirará formalmente el proyecto de ley para calmar por completo las preocupaciones públicas», dijo Lam en un mensaje de televisión grabado en el que expresó su preocupación ante la violencia en las calles que está dañando el Estado de derecho.

La medida, que hubiera permitido enviar a sospechosos de delitos a China, estaba suspendida desde hacía algunas semanas, pero los manifestantes reclamaban su eliminación total, entre otras exigencias, para abandonar las calles.

Sin embargo, los manifestantes consideran que la decisión llega tarde y es insuficiente: la principal demanda de los grupos ciudadanos es ahora la creación de una comisión independiente que investigue la violencia policial durante las protestas.

Lam aclaró que no aceptará otras demandas y redobló la apuesta con el nombramiento de dos nuevos miembros al frente de la agencia policial que investiga el caso.

«Reemplacemos los conflictos con conversaciones y busquemos soluciones», demandó la líder de Hong Kong.

Su mensaje llegó después de reunirse con legisladores pro gubernamentales, miembros del Congreso Nacional del Pueblo y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino.

El legislador Michael Tien, que estaba en la reunión, alertó que la medida no cambiará el sentimiento público si no es acompañada de otras concesiones.

«Es muy poco, muy tarde. El enfoque ahora ha cambiado completamente. La mayoría de la gente no recuerda de qué se trata el proyecto de ley, pero están más preocupados por la escalada de violencia y la presunta mano dura de la policía contra los manifestantes «, explicó Tien.

La legisladora pro democracia Claudia Mo dijo que los manifestantes están reclamando el cumplimiento de más medidas, entre ellas la democracia directa, y desestimó la propuesta «absurda» de Lam, a quien acusó de haber «estado dormida estos tres meses».

«Las cicatrices y las heridas aún sangran, y cree que puede usar una manguera de jardín para apagar el fuego de la montaña. Eso no es aceptable», sostuvo Mo citada por la cadena de noticias CNN.

Por su parte, el activista universitario Joshua Wong advirtió en Twitter que «una represión a gran escala está en camino».

Wong, conocido en el mundo por su papel en las protestas pro democráticas de Hong Kong en 2014, consideró que las aparentes concesiones del gobierno «siempre vienen con un control mucho más estricto sobre el ejercicio de los derechos civiles».

Aunque haya sido eliminado, el proyecto de ley de extradición es visto en Hong Kong como un ejemplo de la erosión de la autonomía de la que gozan los ciudadanos desde que la antigua colonia británica volvió al control chino en 1997.

Si bien se habla de la fórmula «un país, dos sistemas», los manifestantes prodemocráticos advierten que el control de China sobre la isla es mayor del que admiten.

Lam llegó al poder en 2017 tras recibir el apoyo del Comité Electoral de Hong Kong, un órgano pro Beijing formado por miembros de las élites de la ciudad.

Un ejemplo de las presiones desde el gigante asiático, es la renuncia hoy del presidente de Cathay Pacific Airways de Hong Kong, John Slosar, quien dimitió menos de un mes después de que lo hiciera el CEO de la compañía, Rupert Hogg, por las quejas de Beijing ante la participación de algunos empleados de la aerolínea en las protestas.