La Organización Internacional del Trabajo (OIT) difundió este miércoles una investigación sobre la expansión de la actividad económica digital y señaló que la misma debe venir acompañada de políticas de protección social. A la vez, instaló ciertos interrogantes sobre la idea que asocia linealmente a la digitalización con el desarrollo humano, inclusivo y sostenible.

El documento -de unas 38 páginas escritas en inglés- está elaborado por la economista principal del Departamento de Investigación de la OIT, Uma Rani, y la integrante del Centro de Estudios de Desigualdad de la Universidad de Witwatersrand, Johannesburgo, y la Universidad de Nottingham Ningbo, China.

El texto está titulado «Trabajo de plataforma en economías en desarrollo: ¿Puede la digitalización impulsar una transformación estructural?» y se centra principalmente en las labores realizadas a través de plataformas digitales, como las de los repartidores (de Pedidos Ya, Rappi y demás), los conductores y los cuidadores. Además evalúa las tareas efectuadas en plataformas directamente basadas en internet, incluidas las de los servicios profesionales, como la programación de software.

¿Por qué es importante?

Los autores examinan el impacto de la digitalización y cómo puede contribuir a un desarrollo humano, inclusivo y sostenible, desde el punto de vista de los trabajadores y las condiciones de trabajo, basándose en las experiencias relevadas en el sur global.

No faltan posicionamientos que marcan que una parte central de la resolución a los retos del desarrollo contemporáneo -como pasar a una economía verde- reside en la tecnología. Sin embargo, el documento plantea que, aunque las tecnologías digitales están cambiando la organización y las condiciones de trabajo, incluso en aquellas actividades de menor rentabilidad, «hay pocas pruebas de que estos cambios pueden generar desarrollo y transformación estructural», y las que existen tienen no alcanzan para proyectar cómo y en qué circunstancias esto podría producirse.

Basándose en una síntesis de las investigaciones, pruebas y debates existentes, el estudio expone que los trabajadores del sector informal tienen un trabajo cada vez más precario. Además, a medida que avanza la digitalización -siempre según las autoras- incluso los empleados bien formados y cualificados se enfrentan a condiciones laborales inciertas, tanto en lo que respecta al contenido del trabajo como a las condiciones mismas en las que trabajan, creando un «sweatshop» de trabajo digital, especialmente en los países en desarrollo. Asimismo, estas nuevas oportunidades no contribuyen de forma significativa a la economía local ni facilitan la transformación estructural productiva.

«Por otro lado, la investigación también muestra que el avance de la digitalización en los países en desarrollo suele producirse en un contexto de relativa debilidad de la capacidad estatal e institucional, recursos fiscales limitados, niveles excesivos de desigualdad y de subempleo o desempleo, condiciones desfavorables de integración de la cadena de suministro mundial y creciente financierización de la actividad económica», resaltó la OIT al difundir el trabajo de las autoras en su portal oficial.

Los principales desafíos

Según las autoras, este contexto plantea importantes interrogantes respecto a si la digitalización puede ayudar a los países en desarrollo a recuperar el retraso y alcanzar la prosperidad económica del mismo modo que lo hicieron los países desarrollados a través de la industrialización. «De hecho, cada vez hay más pruebas que demuestran que las trayectorias de desarrollo no están impulsadas principalmente por el cambio tecnológico, sino que intervienen otras fuerzas sociales, económicas e institucionales», destacaron.

En su conclusión, el estudio señala las medidas políticas clave que serían necesarias para dirigir la transformación económica digital «hacia un desarrollo sostenible, justo e integrador». Entre ellas, figuran «la regulación de las empresas, la protección social, la sindicalización y la transparencia de los datos».

A la vez, consideran importantes las oportunidades de utilizar las tecnologías digitales para resolver cuestiones relacionadas con los derechos de los trabajadores, el acceso a las prestaciones y las condiciones de trabajo, e instan a seguir investigando para comprender mejor estas posibilidades.

«Repensar los vínculos entre cualificaciones, productividad y salarios, incluyendo la comprensión de cómo utilizar una mano de obra formada o cualificada de forma productiva, será fundamental», observa la investigación, «no sólo para los trabajadores implicados, sino también para crear un entorno en el que el aprendizaje, la adopción y la difusión de las tecnologías puedan mejorar la productividad económica en general».