A días de las elecciones presidenciales en Brasil del próximo domingo, el candidato Luiz Inácio Lula da Silva acusó al actual mandatario de ese país, el ultraderechista Jair Bolsonaro –quien pretende renovar su mandato–, de incitar y fomentar la violencia.

Las declaraciones de Lula, ex presidente de Brasil por el Partido de los Trabajadores (PT), se dieron luego de que fueran asesinados tres adeptos de su partido.

Además, dijo por la “flexibilización para la compra de armamento” (impulsada por el gobierno de Bolsonaro), los que más se beneficiaron fueron las organizaciones vinculadas al narcotráfico y al crimen organizado.

“El bolsonarismo representa aquello que pensábamos que no existía, porque con la derecha siempre hubo violencia verbal, se pensaba que se había civilizado. Ahora este presidente no distribuye libros didácticos, pero vende armas, libera la venta de armas”, dijo Lula en San Pablo luego de reunirse con representantes del sector deportivo.

“Los que compran armas son los del crimen organizado. Podés comprar 2.000 balas, cuatro o cinco fusiles, ningún ciudadano de bien quiere tantas armas”, agregó Da Silva.

Armado, pero “sin balas”

Lula, operario metalúrgico desde temprana edad y sindicalista, había contado en una oportunidad que cuando era adolescente y caminaba de noche las calles más oscuras y periféricas de la poblada ciudad de San Pablo en donde vivía, llevaba consigo un arma de fuego vieja calibre 22, también llamada matagatos, pero descargada con el fin de enfrentarse a situaciones peligrosas.

Justamente esos dichos, según Lula, fueron tomados por los adeptos a Bolsonaro, en especial a través de las redes sociales, para defender la política de compra de armas por los ciudadanos comunes.

Así las cosas, en 2018 la cifra de civiles con permiso para portar armas aumentó un 1.067 %, según datos del Gerenciamiento Militar de Armas del Ejército publicados en el diario Nodal.am.

El mismo informe oficial señala que en la actualidad 673.818 personas están registradas para portar armas, ya sean para caza o defensa personal. En tanto, antes de la llegada de Bolsonaro a la Casa Verde Amarilla, el número era de 63.137.

El odio como cultura

El ex presidente brasileño consideró que se ha pasado de fomentar la violencia y esta aumentó y escaló hacia niveles más turbulentos.

En este contexto, Lula denunció que una militante del PT embarazada fue golpeada por un seguidor de Bolsonaro en Sao Gonçalo, Río de Janeiro, una zona en donde predominan los ya conocidos grupos parapoliciales.

La agresión a la mujer fue publicada en la prensa y la foto de ella en piso se replicó a través de las redes sociales.