El transporte urbano de pasajeros viene siendo, por diversos motivos, más un dolor de cabeza que una solución, tanto para usuarios como para funcionarios y dirigentes locales.

Ahora, el Observatorio de Transporte difundió un informe que evidencia una marcada caída en el corte de boletos en los últimos años.

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Según los datos del organismo que dirige el concejal Eduardo Toniolli, en 2017 el transporte público perdió 8.252.737 de usuarios («boletos cortados») respecto a 2016.

En ese año se cortaron 127.585.684 tickets contra 119.332.947 en el último año, representando un descenso del 6.46 %.

Además, 2017 fue el peor año en materia de uso del transporte público (siempre en términos de cantidad), desde 1970.

La serie completa abarca precisamente el período 1970-2017, y mesura ponderando tres variables: total de pasajeros por año, kilómetros recorridos y la relación entre ambos.

Entre los 70 y los 2000, el gráfico muestra una lógica de «serrucho» (marcadas subas y bajas en períodos cortos), que puede explicarse en algunos casos por la coyuntura económica de cada momento.

Los peores resultados se advierten entre 1975 a 1980 (Rodrigazo), con resultados magros también en los años 88 y 89 (hiperinflación) y otra tendencia claramente descendente que se observa entre 1996 y 2002/3.

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Entre 2004 y 2008 se advierte una tendencia alcista, y después de ese año la curva, en líneas generales, desciende.

Estos son las cifras duras del informe, que se realizó en base a datos recabados de la Dirección General de Estadística y la Dirección General de Transporte, la Fundación Banco Municipal, y el Observatorio Económico Social de la UNR.

Causas

La baja en la cantidad de usuarios y las fallas en la calidad del servicio son en general incuestionables, pero la discusión toma otras formas a la hora de evaluar las causas, dependiendo a quién se pregunte.

Desde el oficialismo salieron a intentar deslegitimar el informe, algunos funcionarios hablaron de «falta de rigurosidad técnica» por comparar tantos años hacia atrás, cuando operaban otras lógicas de consumo y la dinámica de la ciudad era distinta.

Entre los principales argumentos para explicar la baja de la demanda esgrimen la creciente «motorización de la población». La clase media y baja ha podido acceder a motos y autos que los han bajado del colectivo.
También se menciona la migración hacia localidades cercanas, como Funes.

Por su parte, el concejal justicialista (que dirige el Observatorio que realizó el informe) Eduardo Toniolli, coincidió en que desde el 70 hasta hoy influyeron «otras afectaciones», pero desestima las acusaciones por la metodología ya que son «datos oficiales» y enumera tres causas principales que explicarían la merma de usuarios en los últimos dos años, que es lo que se buscó resaltar.

«Aumento de boleto, que pasó de $5.75 en 2015 a $14.80 ahora, esto es un 175% en dos años y medio mientras el salario mínimo, vital y móvil solo aumentó un 70%. Después la política macroeconómica, que hace que haya una curva descendente similar a la de finales los 90 e inicios de 2000. El tercer aspecto es la pérdida de calidad de servicio», señaló.

Para ejemplificar esa prestación «deficiente», se menciona la escasa circulación nocturna, el no ingreso en algunos barrios (inseguridad), y otras causas que empujan a muchas personas, incluso de barrios humildes, a buscar otras alternativas para movilizarse.

Más allá de la defensa que pueda esgrimir el oficialismo, o del ahínco con que la oposición pueda tratar el tema (o no), la realidad es que el servicio tiene claras fallas y está en baja, y más temprano que tarde, deba ser probablemente repensado de manera integral.

Nuevo sistema, viejos problemas

En este marco, en dos semanas caduca el actual pliego de transporte urbano, el 1 de septiembre debería entrar en vigencia el nuevo sistema.

Lo cierto es que hasta esta fecha, el ejecutivo municipal aun no sabe (o dice) si podrá implementarlo, con una de las empresas licitadas aparentemente en retirada y un problema de insolvencia para motorizar la totalidad de la traza.

Los concejales no tienen información al respecto, sobre si deberán expedirse o no, prorrogar el actual pliego (una vez más) o cómo finalmente amanecerá la ciudad en términos de movilidad en el mes de la primavera.