Por David Narciso

La política se sumergió de lleno en el armado electoral para la renovación de bancas de concejales y diputados nacionales. El 4 de junio vence la inscripción de alianzas, el 9 la presentación de listas de candidatos a concejales ante cada partido y el 12 ante la Justicia electoral. El 24 es el cierre para los cargos nacionales.

Primero lo primero. El tema de las alianzas pasa a ser tema central. ¿Cuáles son los límites que cada fuerza política o sector se permite? ¿Quién delimita con éste sí, con éste no? La necesidad manda estrategias frentistas, pero esa necesidad a veces obliga a decisiones que suponen una contradicción. Es el momento en el que cada partido o sector pone ambas variables sobre la balanza y define qué precio que está dispuesto a pagar.

El peronismo no tiene mayores inconvenientes fronteras afuera de sí mismo: resolvió que irá a una gran interna. Sumará socios minoritarios, pero ninguno que ponga en entredicho su identidad, que es lo que justamente trata de redefinir ahora que no hay un Kirchner en el gobierno nacional.

Distinto es el caso del Frente Progresista. Allí el hecho de tener radicales en el Frente Progresista y con Macri desata tensiones. Resulta más sencillo armar listas de diputados que la de concejales en cada localidad, porque los alineamientos están algo más definidos. Los radicales que estén con Macri apoyarán la lista de Cambiemos junto con el PRO, Espacio Carrió y PDP. Los afines al Frente Progresista negociarán con socialistas y el resto de partidos que lo integran. En ese sentido, les resta acordar el lugar que le corresponde a cada partido o sector en la lista y los nombres.

Cabe aclarar que hasta ahí se trata de los tres grandes espacios de la política santafesina. Hay una segunda línea de la política (segunda por capacidad de captación de votos) en el mismo trámite. Por ejemplo, ya está definido que Carlos del Frade encabezará un frente electoral; falta definir si jugará y cómo el socialista disidente Rubén Gustiniani.

NOMBRES, SOCIOS Y LISTAS

Si bien faltan varios días, podría asegurarse que dos listas del PJ disputarán las Paso. Una, todo indica será encabezada por Alejandra Rodenas, seguida por un candidato de los senadores del norte y otro designado por el Foro de Intendentes Justicialistas. La segunda boleta la encabezará Agustín Rossi, y los puestos dos y tres se definirán entre La Cámpora y un representante sindical de la ciudad de Santa Fe, probablemente docente.

En Cambiemos, la Casa Rosada exigió lista única. Aceptó que el radical santafesino Albor Cantard ocupe el primer lugar. Los nombres restantes son Luciano Laspina (PRO), Lucila Lehmann (Espacio Carrió), Gisela Scaglia (PRO) y Ana Copes (minoría del PDP). Quedaron afuera y heridos Mario Barletta y Jorge Boasso. El rosarino no aceptó el premio consuelo que le ofreció el presidente y se propone competir en las Paso con lista propia.

Por el Frente Progresista, es casi un hecho la candidatura del ministro de la Producción Luis Contigiani, al frente de una lista donde estará representada la UCR, Libres del Sur, el GEN (en Santa Fe integra el FPCyS), PDP, entreo otros.

ORFEBRERÍA POLÍTICA

Sin embargo, la mayor complejidad se da en el armado de listas por localidad, donde no siempre es posible bajar el esquema superestructural de alianza definido a nivel provincial y hacerlo encajar con la realidad y las necesidades de cada lugar.

Ese es el motivo por el que UCR, PS y PJ, en sus respectivos congresos partidarios, aprobaron alianzas en los términos más arriba descriptos, pero todos reservaron un “pero”, es decir un párrafo que habilita alianzas locales con otros, que en algún lugar pueden ser sellos vecinales, pero en otros socialistas, radicales, peronistas y PRO pueden llegar a aparecer mezclados, fruto de la necesidad de conformar frentes suficientemente amplios para desplazar a algún presidente comunal de esos que con los años se vuelven imbatibles.

También en las grandes ciudades las alianzas se aggiornan a la realidad local, pero los límites son más estrechos, lo que aumenta las tensiones, en particular para el Frente Progresista y Cambiemos, las dos fuerzas empeñadas en explicar que, como en la Teoría de los Conjuntos que estudiamos en la escuela, son diferentes pero que tienen un espacio de intersección.

SANTA FE Y ROSARIO

En Rosario, el Frente Progresista tendrá internas, con una lista “oficial” que encabezarán Pablo Javkin y Verónica Irízar. Y acá viene la primera particularidad rosarina: los radicales que comulgan con Cambiemos no competirán en la interna del Frente Progresista, pero tampoco lo harán como Cambiemos.

La razón por la que esos aliados a Cambiemos le cierran el paso en Rosario es porque entienden que hay un mercado de radicales descontentos con el Frente Progresista a los que hay que fidelizar sin regalárselos al PRO.

Esa movida quedó habilitada después que la Departamental Rosario en las últimas horas se pronunciara por ir a las urnas con listas propias. Martín Rosúa, por ejemplo, intentará la reelección al margen del Frente Progresista y de Cambiemos. El concejal Sebastián Chale baraja esa chance en caso de que no lleguen a buen puerto las negociaciones con el socialismo, a quien le reclaman el tercer puesto de la lista.

En Santa Fe ciudad, el intendente Corral, hoy abrazado a Mauricio Macri, propuso conformar un gran frente con lista única que tenga como punto de encuentro su gestión de intendente, en un intento por sobrevolar las adhesiones y rechazos al gobierno nacional.

Su propuesta es que radicales, socialistas y PRO confluyan en esa lista cuyo punto de encuentro sea exclusivamente el apoyo a su gestión y que después cada uno trabaje por la boleta de diputados nacionales que quiera. Para hacer la propuesta más digerible a los socialistas, el candidato del PRO podría no ser tan PRO, sino una figura que adhiera al macrismo pero sin identidad partidaria.

El socialismo define como inaceptable compartir lista con el PRO. Sería un suicidio político. Una cosa es convivir y tener una plataforma de acuerdos con el intendente preferido de Macri en Santa Fe, dicen, y otra abrazarse al paquete y al modelo que viene con él.

Contraofertó con una chicana del mismo tenor: aceptaría integrar una lista encabezada por el candidato de Corral y representantes del PRO siempre y cuando sea la lista del Frente Progresista. Ahora es inaceptable para Corral. Puede no armar una lista que se llame Cambiemos, pero de ningún modo la Casa Rosada le permitiría acumular para el Frente Progresista.

Corral, que fue elegido y reelegido por el Frente Progresista, pide que los socialistas lo apoyen del mismo que los radicales de Santa Fe apoyaron a Lifschitz en 2015. Ocurre que la irrupción en el poder de Cambiemos modificó el escenario y superpuso pertenecías y desequilibró lealtades.

A su vez, los socialistas –y buena parte de la UCRؘ– tienen otro desafío: la representación de la oposición al gobierno nacional en Santa Fe. Por un lado tiene que cuidar el Frente Progresista, y al mismo tiempo mantener para que la convivencia con los radicales de Macri no contradigan su rol opositor. En ese sentido, el reagrupamiento peronista de la semana pasada encendió una luz de alerta. El PJ se propone en parte ese objetivo y en parte disputarle al PRO la oposición al gobierno provincial.

CAMINAR POR LA CORNISA

En Rosario, no termina de quedar claro qué tanto le conviene al gobierno municipal que radicales afines al gobierno nacional armen listas por afuera del Frente Progresista. ¿Están abriendo una nueva ventana para que se fuguen votos del Frente Progresista? ¿O la fuga ya es un hecho y en consecuencia es mejor que queden para una fracción minoritaria de la UCR antes de que acumulen para el PRO?

En Santa Fe, Corral también se cuida de no romper con el socialismo porque podría traerle serios inconvenientes a mediano plazo. En su horizonte, por un lado tiene al peronismo, cuya división en 2007 favoreció que ganara Barletta. Ese peronismo ahora dio muestras de coordinación política.

Por otra parte, desprenderse del socialismo lo volvería una amenaza. Es el partido que conduce el gobierno provincial, que viene ganando presencia en la ciudad, con obras, gestión y visibilidad. Y que para 2019 por primera vez tendrá un candidato competitivo a la Intendencia. El periodista Emilio Jatón, revelación electoral en 2015, arrasó al hombre de Corral en la elección a senador.

Por eso unos y otros se esfuerzan por convivir sin romper el vínculo que los depositó en el poder.