Por Carlos Andrés Ortiz

Mientras el fuerte descontento popular se hizo sentir en el masivo paro general, que volcó a las calles a nutridas multitudes, estimadas entre 1.500.000 a 2.000.000 de pacíficos manifestantes; trascendió (con poca repercusión), que varias entidades patronales expresaron sus apoyos al accionar del gobierno libertario neoliberal; omitiendo considerar todo el daño ya hecho y el accionar de buscar la suma del Poder Público, que evidenciarían las medidas que el gobierno nacional pretende imponer al como sea.

A diferencia de entidades empresariales de países con claros conceptos de soberanía nacional y de consustanciación con los Intereses Estratégicos Nacionales (como sucede en Brasil, con entidades empresarias que apoyan políticas activas de protección a la economía nacional, entre otras naciones con claras vocaciones de Grandeza Nacional), en nuestro país buena parte de las cúpulas diligénciales empresarias, claramente solo buscan las ventajitas sectoriales, desentendiéndose por completo de toda noción de Soberanía y de Grandeza Nacional, pues apoyan al “libre mercado”, eufemismo que busca eliminar todo proteccionismo y accionar activo del Estado, para primarizar por completo nuestra economía, en un modelo socio económico inviable que, de perpetrarse solo podrá dar trabajo a menos de la mitad de nuestra población, y en general con salarios miserables que perpetuarían la pobreza estructural y la marginación socio económica de casi todos los argentinos.

Es conocido que la Sociedad Rural, desde su creación (en años del mitrismo), siempre tuvo una postura ultra liberal, solo enfatizando los intereses y privilegios de los grandes terratenientes, no apostando a la industrialización y desarrollo socio económico general, sino oponiéndose enfáticamente a todo desarrollo industrial y tecnológico, así como a todas las medidas de mejoras sociales del sector asalariado, añorando los “años dorados” de peonada de “pata’ al suelo”, con salarios de miseria y con el patrón de estancia como instancia suprema ante la cual no podían expresar ninguna queja.

Federación de Industrias de San Pablo – Sede institucional de una burguesía con proyecto de país

Y en ese contexto semi feudal, que quieren reimplantar, odian visceralmente al Estado, que pueda poner límites al omnímodo sector campero patronal; pero ese odio no les impide solicitar y acceder a subsidios y otras compensaciones del Estado, ante dificultades climáticas y otras circunstancias similares propias de las producciones primarias.

Tampoco puede sorprender, que las cúpulas “industriales”, aglutinadas en la que debería llamarse Unión «Industricida Argentina, solo se preocupen por bajar salarios reales y anular otras medidas de derechos y mejoras sociales de los asalariados, así como no poner coto alguno a las masivas operaciones de fuga de divisas (a lo que es tan adicta buena parte del empresariado mediano y grande de Argentina); y que no les importe que el “libre mercado” que apoyan, implique el brutal desguace de la industria argentina. El objetivo explícito que apoyan esas cúpulas empresarias, demuestra ser el desguace de las leyes y normativas que protegen al trabajador argentino, con el objetivo de máxima de volver a ser aquel país semi feudal del siglo XIX, con salarios muy bajos y carencia casi total de protecciones sociales, además de la precarización de la salud y la instrucción pública, todo en el marco de una vergonzosa subordinación neocolonial a las potencias del Sector Atlantista y los poderes financieros transnacionales.

A esos empresarios de cortas y egoístas ideas de gobierno, la defensa del Sector Industrial, del Patrimonio Estatal Estratégico, y los elementales conceptos de Geopolítica con claros objetivos vinculados al Interés Nacional, evidentemente no solo desconocen, sino que no les preocupa en nada.

Seguramente no les importan las muy graves amenazas, a la muy pisoteada soberanía nacional, sino también el ominoso objetivo de desguace nacional, que es una muy evidente amenaza a la supervivencia de Argentina, de lo cual ya hubo explícitas y concretas amenazas, como fomentar en la crisis terminal de 2001/2002 el canje de deuda por territorio, amenazando en particular a la Patagonia Argentina; y en el mismo perverso objetivo, las amenazas de “independencia” de Mendoza, dicha por el hoy exgobernador y político neoliberal que la fogoneó, con los respaldos expresados por algunos embajadores extranjeros; y en la misma línea antinacional, los apoyos a la concreción de la “nación mapuche”, fogoneada desde la ONG Mapuche Nation, con sede en Bristol, Reino Unido, vergonzosamente apoyada por sectores “progres”, que desde “las izquierdas” cipayas, apoyan a “las derechas” claramente antinacionales, en maniobras de pinzas varias veces intentadas en contra de los Intereses Nacionales y el sano patriotismo.

Tampoco parecen preocuparles, en nada, la explícita subordinación total, de arrastrada obediencia a los intereses y mandatos del Atlantismo, claramente expuesta por el actual gobierno; dentro de cuyo contexto el presidente sobreactúa con expresiones de barricada, impropias dentro del mesurado y cuidadoso accionar, que es propio de las relaciones exteriores. Los gruesos exabruptos, de ataques al Papa, a Brasil, China, y recientemente Colombia, no tienen justificativo alguno, siendo totalmente impropios de un accionar soberano, como el que supo tener Argentina. Todos esos desatinos y acciones contrarias al Interés Nacional (como los ataques brutales a las provincias y las acciones de desguace de industrias y entes tecnológicos), son apoyados por acción u omisión, por el accionar de cúpulas empresarias, que parecerían huérfanas de toda idea de concreto patriotismo, a las que evidentemente, no les importan nada más que ciertos intereses sectoriales, desentendiéndose de toda idea de Grandeza Nacional.

Pero si bien todos los apoyos empresariales al accionar destructivo y achicador de la Economía Nacional son negativos e inadmisibles, alcanza condiciones de incoherencia total que también los entes empresariales que apoyan este neoliberalismo recargado, incluyen a los que nuclean al pequeño y mediano empresariado, el cual está siendo forzado intencionalmente a desaparecer, en el marco de severa recesión económica, agravándose el cuadro de situación con las importaciones sin protección arancelaria alguna a las producciones nacionales, lo que se agrava ante la intencional incoherencia de establecer retenciones a las exportaciones, con cargos más costosos para bienes industrializados que los que imponen a las exportaciones de materias primas.

Existe una reedición del industricidio del “proceso” y de sus continuadores del menemato, del delarruato y del macrismo.