Como cada año, desde la recuperación de la democracia en 1983, se rememora el 24 de marzo de 1976 para no olvidar las consecuencias que produjo en el país el autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”.

La incansable lucha, liderada por aquellas mujeres que reclamaban desde el comienzo de la dictadura por sus hijos desaparecidos, tuvo sus frutos. No obstante, la búsqueda no está cerrada mientras se sigue ganando en conciencia y reivindicación ante el dolor y la injusticia de no saber todavía el destino de muchos argentinos.

Sin embargo, también vale traer a la memoria algunas de las causas por las cuales la dictadura cívico-militar tomó el gobierno por la fuerza y desde la violación del estado de derecho, secuestró, torturó, hizo desaparecer y mató personas.

Antecedentes históricos y causas

Para analizar las razones del golpe, se hace necesario observar los antecedentes históricos. Entre ellos hay que señalar que hacia mediados de la década del ’50, los trabajadores argentinos habían podido desarrollar con vigor su unidad y organización, cuestión que les permitió enfrentar cualquier posibilidad de «ajuste» de la economía que se orientara a degradar su salario y sus condiciones laborales.

Esta fortaleza iba necesariamente en contra de los intereses de los poderes económicos, que tanto a nivel nacional como mundial pretendían (y pretenden) quedarse siempre con la mayor renta posible de la producción y siempre a costa de la calidad de vida de las mayorías populares.

A principios de los ’70 los dueños de la economía, que ya comenzaba a constituirse en global, bosquejaron los futuros cambios que ella sufriría, orientándola de acuerdo a sus intereses y preparando un plan para cada región.

Para Sudamérica diseñaron el Plan Cóndor, que en líneas generales consistió en la coordinación de acciones, comandadas por las cúpulas militares de los países del cono sur, con la complicidad de sectores de la política, de la economía y de la justicia, entre otros.

En la Argentina, en coincidencia con ello, muere el presidente Juan Domingo Perón y asume el gobierno su esposa y vicepresidenta, María Estela Martínez de Perón, a quien le tocó transitar por ese tiempo siendo protagonista de situaciones verdaderamente contradictorias que aún hoy están en debate.

Las tensiones hacia el interior del gobierno de Isabel

Visto a la luz de los resultados, y sin considerar el grado de incidencia de la crisis del petróleo, la intervención de la CIA, la posición ideológica del gobierno, las luchas encaradas por los sectores juveniles, el pase a la clandestinidad de Montoneros, la influencia de López Rega o la capacidad de gobernar de la presidenta, el camino a la dictadura se tornó irreversible.

Así, por un lado se generaron planes represivos de nuevo tipo (tal el caso de la constitución de la Triple A de la mano de López Rega) que actuaron a manera de experimentación de lo que vendría, acompañados de un proceso de convencimiento hacia los sectores dominantes y un ajuste de la economía llevado adelante por el ministro promovido por el propio López Rega, Celestino Rodrigo.

Así, el denominado «Rodrigazo» afectó a los sectores populares, situación que no aceptaron las organizaciones de trabajadores y que por ello se suspendieron las negociaciones sobre salarios y se convocó a una movilización general. Allí, la presidenta desautorizó a su propio ministro al permitir el aumento de los salarios, lo que produjo la renuncia del funcionario y el nombramiento en su reemplazo de Antonio Cafiero.

Al agravarse la crisis política y económica, Martínez de Perón pidió licencia por razones de salud en septiembre de 1975 lo que originó el nombramiento del presidente provisional del senado, Ítalo Luder, para ejercer la presidencia del país.

En ese tiempo, y como consecuencia de un ataque de la organización Montoneros a un regimiento de Formosa, Luder firmó tres decretos por los cuales ordenaba «aniquilar» el accionar de elementos «subversivos».

Aunque varios sectores propugnaban el retiro definitivo de Isabel, ésta retornó de su licencia y se hizo cargo otra vez de la presidencia.

Por otra parte, vale señalar algunas de las medidas de gobierno que estableció María Estela Martínez de Perón y afectaron directamente los intereses de sectores económicamente poderosos, tanto nacionales como transnacionales, que promovieron luego el golpe.

En un año y medio de gobierno, Isabel expulsó al embajador inglés tras la agresión a la soberanía nacional, a los mares argentinos y a las Islas Malvinas por la misión británica denominada «Lord Shackleton».

También desconoció que la resolución por el conflicto del canal de Beagle sea arbitrado por Inglaterra, según había propuesto el dictador Alejandro Lannuse.

Además, dictó las leyes de Contrato de Trabajo, de Nacionalización de las Bocas de Expendio de Combustible y Derivados de los Hidrocarburos, de Promociones Industriales y de Transferencia de Tecnología, entre otras.

La que merece un párrafo aparte y que llama la atención, fue la ley Nº 20.771 de represión del tráfico de drogas, sancionada por el Congreso Nacional y promulgada por el Poder Ejecutivo. Por cadena nacional, la presidenta dijo al respecto: “desde afuera nos quieren imponer la droga para destruir a nuestra juventud, en definitiva para destruir todo futuro de esta herida Patria”.

Testimonios que retratan el gobierno de facto

Las palabras dichas por los protagonistas de cualquier historia, evitan la opción de comentarlas. En el caso de la dictadura, se pueden encontrar las siguientes referencias:

Jorge Rafael Videla:

  • “Nuestro objetivo era disciplinar a una sociedad anarquizada; volverla a sus principios, a sus cauces naturales.Con respecto al peronismo, salir de una visión populista, demagógica, que impregnaba a vastos sectores; con relación a la economía, ir a una economía de mercado, liberal. Un nuevo modelo, un cambio bastante radical; a la sociedad había que disciplinarla para que fuera más eficiente. Queríamos también disciplinar al sindicalismo y al capitalismo prebendario”.
  • “Los empresarios se lavaron las manos. Nos dijeron: ‘Hagan lo que tengan que hacer’, y luego nos dieron con todo. ¡Cuántas veces me dijeron: ‘Se quedaron cortos, tendrían que haber matado a mil, a diez mil más!”
  • «Frente al desaparecido en tanto esté como tal, es una incógnita el desaparecido. Si el hombre apareciera tendría una tratamiento X, si la aparición se convirtiera en certeza de su fallecimiento tiene un tratamiento Z, pero mientras sea desaparecido no puede tener un tratamiento especial es una incógnita, es un desaparecido, no tiene entidad no está ni muerto ni vivo, está desaparecido, frente a eso no podemos hacer nada, atendemos al familiar».

José Alfredo Martínez de Hoz:

  • Al embajador de EEUU, Mr. Hill: «Señor embajador, cuando yo termine mi tarea, la palabra peronista ya no existirá´”.
  • “A través de ésta política que proponemos y que estamos implementando, entendemos que el país y su gente, alcanzarán un estándar de vida y un desarrollo como nunca se logró”.

Emilio Massera:

  • No he venido a defenderme. Nadie tiene que defenderse por haber ganado una guerra justa, y la guerra contra el terrorismo subversivo fue una guerra justa. Sin embargo yo estoy aquí procesado por haber ganado una guerra justa.

Sociedad Rural Argentina

  • «La Sociedad Rural Argentina reitera frente a los productores y la ciudadanía en general su apoyo a toda acción que signifique completar el proceso iniciado el 24 de marzo de 1976, para poder lograr así los fines propuestos, que en definitiva son los grandes objetivos nacionales”.

Leopoldo Fortunato Galtieri

  • «Dada la importancia que el continente americano tiene en la estrategia global, y esto no es sólo en el presente, sino también en el futuro, estos vínculos con nosotros eran para ellos más que indispensables, y debo decir que las relaciones personales que había establecido con el gobierno de Reagan eran excelentes.
  • Nos entendíamos bien los norteamericanos y yo, y debíamos hacer muchas cosas juntos en el continente. Y por eso cuando el señor Haig se ofreció como mediador lo acepté sin duda… y bien, no esperaba su aprobación, no esperaba su apoyo, pero estaba seguro de que se comportaría con equilibrio y neutralidad. No esperaba que se aliara con los ingleses utilizando el pretexto de no poder llegar a un acuerdo entre las dos partes. No me esperaba tampoco que el señor Reagan se uniera al señor Haig junto con todo su equipo. Tanto para mí como para el pueblo argentino, la actitud de los norteamericanos se define en una palabra: Traición».

Ibérico Saint Jean:

  • Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus colaboradores, después, a sus simpatizantes, enseguida, a aquellos que permanecen indiferentes y finalmente, mataremos a los tímidos.

Nelson Rockefeller:

  • “En los Estados Unidos se asigna una importancia trascendente a los objetivos logrados por la gestión del ministro Martínez de Hoz”.