Los resultados del primer trimestre de 2019 correspondientes al total de aglomerados urbanos muestran que la tasa de actividad es del 47,0%, la tasa de empleo es del 42,3% y la tasa de desocupación es del 10,1%.

En tanto, el Producto Bruto Interno (PBI) bajó 5,8% al término del primer trimestre del año en comparación a igual período de 2018, informó este martes el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

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Asimismo, en la comparación interanual se registran aumentos estadísticamente significativos en la tasa de subocupación y en la tasa de ocupados demandantes de empleo.

De la comparación interanual surge que la tasa de actividad y la tasa de empleo permanecen relativamente estables, mientras que la tasa de desocupación registra un incremento, estadísticamente significativo, de 1 punto (9,1% a 10,1%).

Asimismo, la tasa de subocupación también muestra un crecimiento de 2 puntos (9,8% a 11,8%). Al sumar todos los grupos de la población económicamente activa que generan presión sobre el mercado de trabajo (desocupados abiertos + ocupados demandantes + ocupados no demandantes disponibles), se verifica que pasa del 29,9% al 33,9%.

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En Rosario la tasa de desocupación registró en el primer trimestre del año 11,7%, con lo cual retrocedió algunas décimas, desde el 12,1% que había registrado a fines de 2018. Así, la ciudad dejó de estar al tope del desempleo en el territorio nacional. Ese lugar lo ocupan ahora Usuahia-Río Grande, con el 13%, seguido por Rawson-Trelew, que registró 12,3%, al igual que Partidos del Gran Buenos Aires.

Otra cifra elocuente sobre la realidad del mercado laboral, apunta al mercado de trabajo entre los jóvenes: la tasa de desocupación fue de 23,1% en mujeres y 18,5% en varones en el 1° trimestre de 2019.

¿Otro exceso de optimismo?

El otro dato relevante publicado por el Indec este martes refiere al Producto Bruto Interno (PBI), que cayó 5,8% al término del primer trimestre del año en relación a igual período de 2018, debido a la menor producción fabril, de la inversión y el retroceso del comercio.

Además, el nivel de actividad entre enero y febrero de este año estuvo 0,2% por debajo de octubre diciembre de 2018.

La caída no fue mayor debido a que el sector de agricultura y ganadería creció 7,7% y pesca, 5,5% en términos interanuales. A precios corrientes, el PBI ascendió a $ 17,55 billones.

Los datos confirman la tendencia de la que se inició meses atrás, con la recesión derivada de la crisis cambiaria, que afectó seriamente a la industria en general, con las pymes como uno de los sectores más afectados. Ese segmento es el principal generador de empleo en el país.

Si bien en el Gobierno se esperanzaban con la “estabilidad” que mostró el dólar en las últimas semanas y habían anunciado (por enésima vez) que lo peor de la crisis había pasado y la recesión había tocado su piso a fines de 2018, lo cierto es que el efecto subrepticio de la crisis es profundo y no se detiene.

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Tanto la últimas cifras publicadas por el Indec relativas al aumento de la pobreza como éstas últimas, referidas a la tasa de desocupación, evidencian los efectos más devastadores de la megadevaluación del peso en 2018, que originó la recesión y la posterior debacle del consumo al ritmo de las altísimas tasas de interés que anulan cualquier incipiente reactivación productiva.