La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner sostuvo este lunes que “en la Argentina el que decide es el presidente” Alberto Fernández, al tiempo que advirtió que dentro del Gobierno hay “funcionarios y funcionarias que no funcionan”.

De esta manera, salió al cruce de las versiones que le atribuyen injerencia sobre el jefe de Estado por haber sido quien lo nominó como candidato presidencial el año pasado.

“Si algo tengo claro es que el sistema de decisión en el Poder Ejecutivo hace imposible que no sea el Presidente el que tome las decisiones de gobierno. Es el que saca, pone o mantiene funcionarios. Es el que fija las políticas públicas”, argumentó.

“En la Argentina el que decide es el Presidente. Puede gustarte o no lo que decida, pero el que decide es él. Que nadie te quiera convencer de lo contrario. Si alguien intentara hacerlo, preguntale qué intereses lo o la mueven”, completó en una carta difundida en sus redes sociales para conmemorar los diez años de la muerte del expresidente Néstor Kirchner, en la que hizo referencia a temas sociales, políticos y económicos.

La vicepresidenta también advirtió que en el Gobierno hay “funcionarios y funcionarias que no funcionan”, en una crítica a integrantes del Gabinete en momentos en que subsisten los rumores sobre cambios en el equipo.

En tanto, la vicepresidenta confirmó que mañana no participará del acto homenaje a Néstor Kirchner que liderará Fernández en el Centro Cultural Kirchner.

Por otro lado, advirtió que “sin un acuerdo que abarque al conjunto de los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales”, la Argentina no podrá resolver la crisis generada en torno del dólar.

“La Argentina es ese extraño lugar en donde mueren todas las teorías. Por eso, el problema de la economía bimonetaria que es, sin dudas, el más grave que tiene nuestro país, es de imposible solución sin un acuerdo que abarque al conjunto de los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales de la República Argentina”, señaló.

Dijo que “nos guste o no nos guste, esa es la realidad y con ella se puede hacer cualquier cosa menos ignorarla”.

“El problema de la economía bimonetaria no es ideológico. No es de izquierda ni de derecha. Ni siquiera del centro. Y no hay prueba más objetiva de esto que la alternancia de modelos políticos y económicos opuestos que se operó el 10 de diciembre de 2015”, sostuvo.

En esa línea, agregó: “Todos los gobiernos nos hemos topado con él. Unos intentamos gestionarlo con responsabilidad, desendeudando al país en un marco de inclusión social y desarrollo industrial. Otros de orientación inversa -como el de Mauricio Macri- siempre han chocado la calesita con endeudamiento y fuga. Pero lo cierto es que ese funcionamiento bimonetario es un problema estructural de la economía argentina”.

“Tampoco es una cuestión de clase: los dólares los compran tanto trabajadores para ahorrar o para hacer una diferencia que mejore el salario, como empresarios para pagar las importaciones necesarias para hacer funcionar su empresa, para ahorrar y también, bueno es decirlo, para fugar formando activos financieros en el exterior, siendo esta última actitud una de las que más han contribuido a las crisis cíclicas de la Argentina”, remarcó.

En el texto, consideró que “tampoco es producto de las experiencias hiperinflacionarias de la Argentina”.

En otro tramo del escrito, reiteró esta idea e indicó que “la Argentina es el único país con una economía bimonetaria: se utiliza el peso argentino que el país emite para las transacciones cotidianas y el dólar estadounidense que el país -obviamente- no emite, como moneda de ahorro y para determinadas transacciones como las que tienen lugar en el mercado inmobiliario”.

“¿Alguien puede pensar seriamente que la economía de un país pueda funcionar con normalidad de esa manera?”, se preguntó la ex mandataria.

Además, Fernández de Kirchner consideró que “el freno a la economía y la incertidumbre generalizada sobre qué va a pasar con nuestra vida son agobiantes” y advirtió que “no está explicado en ningún libro ni hay teoría que lo resuelva”.

“El 10 de diciembre de 2015 asumió Mauricio Macri como Presidente de la Nación. De allí en adelante, las políticas de la República Argentina giraron 180 grados y se inauguró una gestión de gobierno conducida por empresarios que receptó en sus políticas públicas todas y cada una de las demandas de los distintos factores de poder económico de la Argentina, incluido su alineamiento acrítico en materia de política exterior”, señaló.

Y agregó: “Cuando terminé mi gestión el 10 de diciembre de 2015 la Argentina estaba desendeudada, el FMI, al que le debíamos desde 1957, era solo un recuerdo de los mayores de 21 años, los pagos de la deuda reestructurada en el 2005 y en el 2010 se llevaban a cabo con normalidad y sin recurrir a nuevo endeudamiento, y el perfil de vencimientos para los años subsiguientes era más que sostenible”.

Al analizar la presidencia de Macri, señaló que “volvió a endeudar al país a límites insostenibles, con el retorno del FMI a la Argentina, que le sumó a la deuda de los privados 44 mil millones de dólares más”.

“Cuatro años de tarifazos impagables en los servicios públicos, cierre masivo de PyMES, pérdida del salario y jubilaciones. Todo ello resultado de aplicar las políticas públicas que los factores de poder económico y mediático reclamaron durante los 12 años y medio de nuestros gobiernos y que se comprobó, luego de Macri, sólo conducen al desastre generalizado”, subrayó.

Además, remarcó que “Macri terminó su gobierno con una deuda impagable, con el FMI instalado otra vez en nuestro país, con una desocupación rondando los dos dígitos, con salarios y jubilaciones por el piso, con tarifas dolarizadas e impagables y con una inflación muy superior al 50%”.

Finalmente, apuntó contra la oposición y señaló que este sector “no acepta que el peronismo volvió al gobierno”.

“Lo que no aceptan es que el peronismo volvió al gobierno y que la apuesta política y mediática de un gobierno de empresarios con Mauricio Macri a la cabeza, fracasó. Es notable, sobre todo en el empresariado argentino, el prejuicio antiperonista”, destacó.