Tras algunas semanas de “calma cambiaria”, en las que el dólar retrocedió algunos centavos (sigue en el orden de los $43, a contrapeso de tasas de interés confiscatorias para la actividad económica, del 60%), el índice inflacionario marcó una desaceleración en su escalada, aunque sigue alta, apenas por debajo del 3% mensual.

En cuanto a la inflación en supermercados, según la medición del IPS-Ceso (del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz) del mes de junio para la provincia de Santa Fe fue de 2,52% en relación con mes anterior. Los incrementos mensuales de mayor fuerza fueron los rubros Frutas y verduras (11,57%), Fiambres (5,61%) y Galletitas (4,68%).

A pesar de la desaceleración de aumentos, la particularidad de este mes es que no se observan rubros con variación de precios a la baja. El costo de vida de un adulto equivalente para no ser indigente, representado por la canasta básica alimentaria estimada por el Ceso para la provincia de Santa Fe, para el mes de junio fue de $ 4.813.

Una familia tipo de cuatro integrantes debió gastar $14.872 para superar el nivel de indigencia. La canasta básica alimentaria tuvo un aumento de 3,07% respecto de lo que costaba el mes anterior.

Si se compara la variación del mes de junio de 2018 (4,73%) con la de junio de 2019 (2,52%) notamos una desaceleración respecto al año anterior. También se advierte que la inflación en productos de consumo popular sigue por encima del aumento general de precios en promedio.

El acumulado en 2019 para la provincia de Santa Fe, en tanto, llegó al 26,39%. La inflación acumulada en los últimos 12 meses en los supermercados provinciales alcanzó los 75,53%.

El mes de junio de 2018 tuvo un importante salto en el nivel de precios, debido a la fuerte devaluación ocurrida en los meses de abril y mayo de ese año; en cambio, en los meses de mayo y junio de 2019, el valor del dólar se mantuvo constante, incluso descendió, lo que llevó a que la inflación en el mes de junio fuera menor al 3%.

Esto manifiesta cómo una “paz cambiaria” ayuda a que los precios mantengan una menor volatilidad, y esto se da ya que muchos bienes que componen la canasta básica y las tarifas se encuentran dolarizadas.

También se observa que las altas tasas de interés no influyen en los precios, sino que sólo se utiliza como instrumento de control del tipo de cambio: a mayores tasas más incentivo a invertir los pesos en el sistema financiero y no en la compra de divisas.

La consecuencia de esto es la destrucción de la economía productiva, a través de la especulación financiera y el consecuente elevado costo de financiamiento para las empresas.