Las lluvias no dan tregua en el comienzo de 2019 en gran parte de la Zona Núcleo, que incluye parte del sur, centro y norte santafesino, con gran número de evacuados y pérdidas millonarias en la producción agropecuaria en las últimas semanas.

Este viernes volvió a llover y se espera que continúe así durante toda la jornada y también la del sábado. Con ese marco, el informe semanal de Guía Estratégica para el Agro que elabora la Bolsa de Comercio de Rosario reveló que las inundaciones «no permitirán el cultivo de 185 mil hectáreas de soja».  

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Tal sentencia, de acuerdo con la publicación, decanta tras la última tormenta que dejó 145 mm en Carlos Pellegrini y 87 mm en Noetinger y «le puso punto final a cualquier intento de sumar área con soja», según informó el portal de noticias de la entidad bursátil local.

Esto se explica por las 40 mil ha de soja de primera que faltaban resembrarse y las 145 mil ha con soja de segunda que quedaban por sembrar, dejando como «saldo trunco» las 185 mil ha mencionadas.

Los técnicos coinciden en que el agua no permitirá ingresar a los lotes y tener las condiciones mínimas de siembra.

Las últimas lluvias también dejaron cuadros de soja completamente bajo agua, que difícilmente puedan recuperarse, o saturados y a punto anegarse. La gravedad de estas últimas lluvias, según detalla la GEA, está en que insisten en las áreas más problemáticas, centro sur de Santa Fe, este de Córdoba, y Noreste bonaerense.

Estas zonas tienen en común que del 1 al 24 de enero llevan acumulados más de 150 mm y que las napas están a escasos centímetros de los suelos.

Bellville es donde más ha llovido en enero, acumuló 282 mm. Junto con las áreas de Leones y Justiniano Pose están en una situación crítica. El agua no se despeja y si bien es todavía difícil cuantificar la pérdida de los cultivos, va a ser muy significativa.

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En el centro sur de Santa Fe, tras las nuevas descargas, Maria Susana, Carlos Pellegrini, Bouquet y los campos del este están en condiciones muy complejas. Ya se prevén pérdidas graves de área cultivada.

En el norte bonaerense, como en Pergamino, la gran amenaza es la napa. Apenas baja más allá de los 40 cm de la superficie cuando la lluvia da unos días de tregua. Hay muchos lotes saturados de agua, con sólo 40 mm más pasarían a anegarse

En enero, ya preocupa la cosecha

Más allá de estas áreas, la problemática de napas altas afecta a toda la región núcleo y produce ya una preocupación inédita por lo que pueda suceder en la cosecha. Los productores tienen demasiadas malas experiencias y saben que se ha vuelto una etapa crítica que define cuantos quintales efectivamente le quedan en las manos.

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Es así el tercer año consecutivo en el que el clima no ayuda a la producción, de nuevo por la incesante caída de agua tal como fuera en años anteriores, cuando todavía algunos se lamentan por la sequía que hizo estragos en la producción de 2018.