No hace falta leer el libro del italiano Curzio Malaparte “Técnica de un golpe de estado”, para percibir que esto es lo que está sucediendo en cámara lenta en Argentina. Basándose en esencia las técnicas estudiadas por Malaparte -quién en realidad se llamaba Kurt Erich Suckert- en propiciar y explotar el desorden en todos los aspectos, hasta llevar a la parálisis al Estado. Consistiendo la esencia de un golpe de estado, según las palabras de León Trotsky, en “pegarle un puñetazo a un paralítico”.

En Argentina al fenomenal desorden social, económico, y psíquico provocado por la pandemia universal, se ha sumado ahora un fenomenal desorden en el mercado de cambios. Que tuvo su origen al principio de la cuarentena, mientras las actuales autoridades negociaban la deuda externa.

A partir de allí se fue agrandando paulatinamente la dispersión de su valor, en un indicador macroeconómico fundamental, como es la tasa de cambio en un país. Produciendo desquiciantes efectos en los agentes económicos y la economía, que está tomando actualmente un curso parecido a lo que sucedió en Venezuela. Donde a la par de la caída de los ingresos del petróleo, se fue ensanchando la brecha entre el dólar oficial y el dólar paralelo.

Por ello el presidente de Venezuela Hugo Chávez, llegó hasta prohibir que se diera a publicidad al precio de este último. Dando lugar a que en lugar de anunciarlo así, pasara a ser anunciado como el precio de la “lechuga verde”. Mientras, en las góndolas de los supermercados comenzaban a desaparecer los bienes, por no saber a qué precios poder reponerlos, fenómeno que está comenzando a suceder en Argentina.

La disparada del dólar y revival del ex presidente Macri

Los deplorables efectos sociales y económicos de la pandemia, sumado el precio de la “lechuga verde”, produjo una inusitada resucitación del ex presidente Mauricio Macri. Quien terminó su Gobierno en medio de una enorme crisis económica, habiendo multiplicado más de seis veces el precio del dólar, a lo largo del mismo. Teniendo que recurrir por ello al auxilio del nunca bienvenido FMI, que le acordó el préstamo más grande de su historia.

Pero como si nada de eso hubiese sucedido, o como si todo eso se hubiese olvidado por los desaciertos del actual Gobierno, que en menos de un año -en el marco de la pandemia- triplicó el valor del dólar si se lo mide por el precio del paralelo, recientemente salió a dar múltiples reportajes y entrevistas a los grandes medios amigos.

Pronunciando acerbas críticas por la gestión de la economía y de la pandemia, en la que el Gobierno, asesorado por un grupo de infectólogos demasiado infectados con los negocios de la Big Pharma y las vacunas, como a la espera de estas, adoptó una cuarentena extendida indefinidamente. Que además de las perturbaciones psicológicas, provocó enormes daños en la economía de las personas, las familias, las empresas y del país.

Incluso según denuncias, la cuarentena indefinida habría sido recomendada por personajes mundiales, como George Soros, quien por otro lado evidencia tener notables influencias en el actual gobierno, mediante convenios firmados con la Open Society. Quien además, no obstante la fama que arrastra de alto especulador financiero, se habría permitido hacer recomendaciones respecto la renegociación de la deuda externa.

No obstante, esas recetas de cuarentena indefinida no han podido contener la letalidad relativa de la pandemia, al figurar Argentina entre la de los quinces países más elevadas del mundo (600 por millón). Con la particularidad que es la CABA, donde gobierna el delfín de Macri, Horacio Rodríguez Larreta, la que luce una de las más alta (2.000 por millón) de las ciudades del mundo. Detalle que los grandes medios amigos de Juntos por el Cambio se encargan de disimular, a la par que siembran el pánico en la gente con la disparada del dólar.

La coincidencia temporal de ambas cuestiones, que golpean duramente al gobierno del Frente de Todos, ha llevado a Macri a afirmar ufanadamente en sus entrevistas, como avizorando el futuro, que este será el “el último gobierno populista de nuestra historia”, extendiendo así anticipadamente un certificado de defunción al peronismo que acaba de cumplir 75 años. Y que tras ganar las elecciones legislativas del 2021, en el 2023 Juntos por el Cambió volverá a ser Gobierno, teniendo como candidato más expectable a Rodríguez Larreta.

En forma parecida, inmediatamente después de la muerte del fiscal Alberto Nisman, en el comienzo del año electoral del 2015, Macri dijo que ese “asesinato”, iba a ser una “bisagra en la historia”. Que se concretó con la llegada de él a la presidencia, como líder del PRO, un partido de cuño neoliberal conservador, que nunca antes había podido llegar al poder en elecciones genuinamente democráticas.

Estas facultades de demiurgo de Macri, no son de desechar. Dado que el cadáver del fiscal Nisman, como consecuencia de su suicidio inducido con resultado de una magistral jugada de la inteligencia de EEUU a varias puntas, fue el oportuno caballito de batalla que permitió que llegara a la presidencia. Para proclamar inmediatamente tras su arribo, una “alianza estratégica” con EEUU, en reemplazo de la que el anterior gobierno había pactado con la República de China.

Ahora su revival, tras su desastroso gobierno, no es una muerte a lo Nisman, pero si las muertes y los efectos sociales y económicos de una pandemia mal gestionada por el Gobierno, por el influjo de los asesores ad hoc mencionados, que hicieron que fuéramos los mejores alumnos de la OMS, como con Carlos Menem fuimos del FMI. Un organismo altamente cuestionado en el mundo, igual que el FMI, desde antes de la aparición de la pandemia. Por estar cooptado por los siderales intereses de la Big Pharma, el mega negocio de la vacunas masivas y la influencia de China.

La piantada del dólar tras la aparición de la pandemia

Este inesperado y fenomenal desorden sanitario y psicosocial, a poco de aparecer, se vio combinado con el desorden del dólar, por la disparada del precio del dólar paralelo. Que se originó a fines de marzo, en el comienzo de la renegociación de la deuda por parte del ministro de Economía Martín Guzmán. A quien los boys de Wall Street lo obligaron a mejorar sucesivamente sus ofertas, mediante elevarle artificialmente el precio de los bonos a canjear, manipulando sus precios en la bolsa.

Pero sirviéndole adicionalmente un plato envenenado, al elevar porcentualmente más el precio de los bonos en pesos que en dólares, generando así una devaluación bursátil del peso, que es el huevo de la serpiente del actual desorden del dólar, que está paralizando la economía del país.

La explicación de los licenciados de la City que frecuentan los grandes medios opositores,  es que el fenomenal desorden del dólar se debe a la enorme emisión monetaria de 1,2 billones de pesos, emitida con motivo de la pandemia. Que es a todas luces falsa, dado que la base monetaria pasó de 1,68 billones a principios de enero, a 2,31 billones a fines de octubre, con un crecimiento de sólo un 37 %.

Porcentaje que no se corresponde para nada con el crecimiento del precio del dólar blue, que pasó de $ 77 a $ 190 en el mismo periodo, con un crecimiento del 147 %. Habiendo el Banco Central con un gran costo, esterilizado gran parte del dinero emitido con motivo de la pandemia, mediante un enorme crecimiento de las Leliq, que pasaron en ese periodo de 1,31 a 2,64 billones de pesos, con un crecimiento del 102 %.

El puño de hierro del 2015 nuevamente en acción

No es casual que los personajes más duros que en el 2015 agitaban el cadáver de Nisman, como Patricia Bullrich -que dejó trasuntar sus aspiraciones de llegar a la presidencia-  y  Waldo Wolff, hoy son los que encabezan las manifestaciones en contra del Gobierno.

Mientras que los grandes medios, que en el 2015 encumbraron a Juntos por el Cambio en el gobierno, han elevado al máximo el volumen de sus discursos cuestionadores y apocalípticos. Como si la Señora Republica fuera violada continuamente por una banda de facinerosos, y agotada estuviera por sucumbir en cualquier momento.

Ayudados en esa faena por cuestionados magistrados judiciales, que en el 2015 también fueron funcionales para la llegada de Juntos por el Cambio al Gobierno. Como el procesado Carlos Stornelli, que imputó a la defensora del Público Mirian Lewin nada menos que de “mazorquera”, por pretender crear un observatorio de los contenidos informativos cargados de odio, que es otro de los elementos necesarios para el éxito de un golpe de estado.

Mientras que la inefable Elisa Carrió, otra de las artífices del triunfo de Juntos por el Cambio en el 2015, extrajo de su baúl el mismo programa que publicó por entonces, con título “La reinvención de la Argentina Republicana”. Con una notable marca de agua con su nombre, como para satisfacer su megalomanía, de ser la Juan Bautista Alberdi de una nueva república posperonista, como este prócer lo fue del posrozismo.

Fuente: Striptease de poder