La diputada Fernanda Vallejos, publicó una investigación sobre la fuga de capitales en la que señala pautas de la política del gobierno de la Alianza Cambiemos (UCR_PRO).

El trabajo de la diputada

«Fuga y endeudamiento: la marca del gobierno de Macri»

El Banco Central publicó el Balance Cambiario de marzo. Si alguien pensaba que los resultados del año pasado eran insuperables, que la inocencia le valga. Los números son impactantes y dejan al descubierto el que fue uno de los objetivos de Macri desde que asumió: dar rienda libre a la fuga que él mismo, su gabinete y sus amigos de la elite económica protagonizan.

En el último mes, se fugaron U$S 2.424 millones. Ni siquiera la devaluación de 17% alcanzó para frenar la apetencia por el dólar. La magnitud de la fuga de capitales se exacerbó en marzo, y en los primeros tres meses de 2018 acumuló U$S 6.931 millones, un 45% más que en el mismo período de 2017.

Este acelerado ritmo de fuga de dólares consumió, para tener una medida, el 84% de las exportaciones agrícolas del trimestre (U$S 8.214 millones). Una tendencia que se viene agudizando conforme pasan los periodos en el gobierno de Cambiemos: desde enero de 2016 a la fecha, las agroexportaciones sumaron de U$S 82.280 millones, mientras que la fuga fue equivalente al 46% del total.

En otro tramo del escrito, la legisladora sostuvo que si se considera el período 2017 «las exportaciones del sector agricola fueron de U$S 36.908 millones, mientras que la fuga llegó a U$S 22.148 millones, es decir, un 60%. El modelo agro-dependiente y desindustrializador que plantea Macri, acoplándonos a EEUU como limoneros y a la Unión Europea por medio del acuerdo Mercosur-UE, no sólo no resuelve los problemas estructurales de la Nación, sino que entre la mitad y el 80% de los dólares que genera apenas alcanzan para abastecer las guaridas fiscales.

En cambio, mientras la fuga no se detiene, la famosa «lluvia de inversiones» sigue brillando por su ausencia. En marzo, la fuga de capitales de ese solo mes absorbió -en realidad, superó- la Inversión Extranjera Directa (IED) de todo el año 2017, que había sumado U$S 2.363 millones. En los primeros tres meses de 2018, la Formación de Activos Externos fue 18,41 veces la IED (US$ 376millones) y 4,93 veces la “inversión” extranjera total, incluida la especulativa (US$ 1.405 millones). De hecho, la fuga de este primer trimestre superó el ingreso de dólares por inversiones de todo el gobierno de Cambiemos (U$S 5.238 millones). La entrada de capitales del exterior que tanto promocionó este gobierno no se verifica ni siquiera con las inmejorables condiciones para la «timba» financiera que el «mejor equipo de los últimos 50 años» garantiza: las empresas y los más ricos de la Argentina, que son quienes usufructúan la liberalización cambiaria de Sturzenegger, como Aranguren, no creen en la sustentabilidad económica de este gobierno, y prefieren fugar -legal o ilegalmente- su patrimonio al exterior.

Otro de los ingresos de divisas a los que apostaba el gobierno es el turismo. Los pobrísimos resultados apenas llegan a U$S 198 millones en marzo de 2018 (ingreso bruto por turismo extranjero) y a U$S 605 millones en el primer trimestre. De modo que el turismo extranjero debería aumentar 11,46 veces para cubrir la fuga de capitales entre enero y marzo de 2018. Una relación que se aplica, por cierto, a todo el gobierno de Cambiemos: entre enero de 2016 y marzo de 2018 los ingresos brutos por turismo fueron de U$S 4.094 millones, alrededor de dos tercios de la fuga del primer trimestre de 2018. Para poder cubrir la fuga del macrismo, los dólares del turismo, desde 2016, deberían haber aumentado casi 10 veces.

Como se ve, ni el turismo, ni la «lluvia de inversiones», ni siquiera el agro, resultan fuentes de divisas suficientes para financiar el apetito fugador de los ricos y poderosos de la Argentina que el gobierno, finalmente, satisface con un insostenible endeudamiento externo.

Los resultados del balance cambiario encienden, cada vez, luces más coloradas. Desde que Macri asumió, se fugó de nuestra economía la friolera de U$S 39.000 millones. Las proyecciones para 2018 nos muestran que habrá unos US$ 28.000 millones de fuga este año. Con esta tendencia, Macri se irá del gobierno, habiendo sumado cerca de U$S 100.000 millones al stock de U$S 500.000 millones que las elites económicas locales mantienen fugados fuera de nuestro circuito productivo y que tanta falta nos hace recuperar para financiar nuestro desarrollo.

Sin dudas, se trata de una «pesada herencia» para los argentinos y argentinas, que deberemos hacernos cargo de desactivar esa auténtica «bomba de tiempo» de la deuda externa que este gobierno está contrayendo desmesurada e irresponsablemente para financiar la voracidad de los fugadores seriales.