Finalmente, Marzo está aquí. Por distintas razones, se erigió como la otra orilla que debía alcanzarse, al menos en el plano político institucional para “tomarle el pulso” a la gestión y finalmente encarar un plan económico con horizontes más claros que permitan dejar la larga y sufrida recesión atrás.

La variable clave que se define en marzo, por el plazo que se autoimpuso el presidente y permitirá encarar esa empresa (o fracasar), es la renegociación de la deuda, con la llegada a Buenos Aires de una nueva misión técnica del FMI, y de altos ejecutivos de fondos de inversión y bancos acreedores.

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Este lunes arribará al país una nueva misión del Fondo Monetario, mientras se espera que en la semana referentes de fondos de inversión transmitan al ministro de Economía, Martín Guzmán, sus expectativas sobre la oferta a bonistas privados.

Si bien hasta aquí hubo gestos que inducen a conversaciones “encaminadas”, lo cierto es que hasta tanto no se conozcan los detalles, especialmente por parte de los acreedores, no habrá nada dicho.

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Aún si fracasara la reestructuración, con la caída en default, desde allí comenzaría una nueva etapa, enfocada de lleno en el plano doméstico, pero con las negatividades del título de incapaz de pagar.

El Gobierno analiza proponer una fuerte quita en intereses, que incluiría a las emisiones en pesos, y una postergación hasta el 2023 de los pagos, con aval del FMI.

En la semana se conocerán los bancos que intervendrán en la reestructuración de deuda, que será mayor al del 2005, que habían alcanzado los US$ 82.000 millones, durante el gobierno de Néstor Kirchner.

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El FMI ya oficializó que pretende una «contribución apreciable» de los bonistas para que se pueda encaminar la normalización de la deuda argentina.

A cambio, la Argentina aceptará una supervisión de las cuentas públicas (por el famoso “artículo IV” de la carta orgánica de la entidad internacional) y la marcha del plan para reactivar la economía, por parte del FMI.

Entre los fondos de inversión con más tenencia de deuda argentina se anotan los gigantes Blackrock, Greylock Capital Management, Pimco, Templeton y Fidelity Investments.

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Según el cronograma oficial, en la primera semana de marzo el Gobierno determinará la estructura final de la oferta.

Siete días después se develarán los detalles que esperan los bonistas y comenzará el cierre de la negociación, que podría extenderse más allá del 31 de marzo próximo, la fecha límite inicial marcada por el presidente Alberto Fernández.