Por Aldo Battisacco desde Buenos Aires (enviado especial)

En agosto de 2016 Conclusión dialogó con Guillermo Moser, titular de la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza, quien manifestó que “hay que concretar la unidad de todos los trabajadores en una central única, porque si esto sigue así el Gobierno y el país tendrá grandes problemas”. Quien lee esto pensará que se trata de un vaticinio, sin embargo para quien tiene la mirada entrenada como este experimentado dirigente sindical resulta una verdad de perogrullo.

Días atrás, Conclusión entrevistó a Moser en el marco de la realización del encuentro que propuso el Movimiento de Acción Sindical Argentino en el predio que los telefónicos tienen en Ezeiza. En esta oportunidad, apareció la ratificación de aquella aseveración lejana cuando dijo a este medio: «Esto se cae de a poco y el daño ya es enorme para los trabajadores y el país».

Respecto de los momentos que atraviesa el movimiento obrero, el gremialista manifestó: «Estamos dentro de la CGT y acompañaremos el paro, pero también tenemos que conversar, porque hay que sentarse para lograr la unidad del movimiento obrero, no hay necesidad de postergarlo. Lamentablemente los puestos que se pierden no se recuperan en un año o en dos, esto lo vivimos en los noventa y algunos de esos empleos aun no los hemos recuperado».

—Con la aplicación de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) del Ejecutivo, ¿apreció alguna mejora para los trabajadores?

—Hace mucho tiempo que no evalúa bien algunas cosas el presidente de los argentinos, todos los días se producen cierre de fábricas y negocios. El empleo indirecto está muerto, el que tiene no gasta, está pensando que va a hacer y los pocos que se defendían para comer ya no tienen ni para eso. Esto se está cayendo de a poco, y está produciendo un gran daño para el país.

—Sobre la liberalización de lo que el Gobierno denomina fuerzas del mercado y la competencia desleal que ofrecen supuestos actores externos con las importaciones, ¿qué hará el movimiento obrero?

—Es casi un mal endémico el que aporta el demoliberalismo en su seno, entre los muchos errores si es que se lo puede llamar así, aparece la nefasta idea de que todo lo soluciona el mercado. Y el mercado no soluciona nada. El cuento de la libre competencia se escucha de cuando éramos parte del virreinato del Río de la Plata. Siempre sin suerte para los trabajadores de la industria nacional. Desde hace un tiempo se inunda el mercado local con importaciones, que en muchos casos, subsidiadas por sus países de origen generan una falsa competencia que destruye la producción y el empleo. En un principio, asomó como situación residual que presentó el Gobierno macrista como la continuidad de políticas del kirchnerismo. Pero hoy nos damos cuenta que se agrandó la lista de los importadores y se cerraron 6.000 pymes y 25.000 negocios. Los número hablaron. La única verdad es la realidad.

—Los desafíos a futuro ofrecen una agenda difícil para el movimiento obrero y para la rama política del peronismo, ¿cómo lo resolverán?

—Creo que el peronismo también tiene que ir a las urnas, es necesaria la unidad y trabajar todos juntos, con un nuevo conductor y ahí tenemos que estar todos, creo si el Partido Justicialista a través de Florencio Randazzo logra juntar a todas las partes, el peronismo tendrá la oportunidad de recuperar los espacios perdidos.

—El peronismo a lo largo de su historia se caracterizó por tener dos frentes bien definidos en el terreno de la lucha política y sindical. Cuando no confluyeron juntos para protagonizar instancias electorales terminaron debilitados…

—Los resultados están a la vista. El Partido Justicialista atraviesa una situación difícil, al igual que le ocurrió al movimiento obrero. Los gobernadores peronistas están con ciertos condicionamientos porque dependen del diálogo con el poder central para resolver sus problemas. Pero el PJ debe unir a todos. En el caso de Buenos Aires proponemos a Florencio Randazzo, porque es en este distrito donde se dará la mayor disputa, si en esa provincia se hace una buena elección y logra imponerse, el escenario en 2019 puede resultar distinto y la posibilidad de cambiar este modelo estará asegurada.

—¿Qué rol juegan los docentes en esta coyuntura, además de demostrar que su conflicto será testigo?

—Por caso, hace más de 15 días que hay conflicto de salario y condiciones de trabajo con los docentes, no hay clases y de lo que pasa en las provincias nadie dice nada, sin embargo tienen el mismo problema. Apoyamos firmemente la lucha que llevan adelante y las banderas que enarbolan. Este conflicto parte del desconocimiento de la ley. Y quien debe dar el ejemplo de apego a las leyes de la república es este Gobierno que goza de la legitimidad de las urnas, pero que en su proceder se desdice de esa confianza depositada por el pueblo.

—¿Cuál es el gesto del Gobierno que tranquilizará a los trabajadores para que sus organizaciones dejen de estar expectantes y a la defensiva?

—El Gobierno no tiene una medida, y es contradictorio; el año pasado se firmó una acuerdo en paritarias nacional, la solución fue rápida. Una ley fija un presupuesto, de 30 mil millones, ¿donde están? ¿Hacia dónde los orientaron? Esto no pasa sólo por la inquietud de un Gobierno o por la legitimidad de reclamo de un gremio. Los afectados son los chicos, se puede dar la solución y no quieren. En ese escaso margen que deja el Gobierno, obliga a tomar un compromiso por parte del Partido Justicialista y del movimiento obrero de trabajar para lograrlo.

—El Gobierno sostuvo a través de declaraciones del Jefe de Gabinete y algunos ministros que no piensa cambiar el plan económico. ¿Cree que ayudan estas afirmaciones?

—Me preocupan, el Gobierno se comprometió públicamente a enmendar sus errores si se equivocaba, pero también escuchamos lo que dijo (Marcos, Jefe de Gabinete) Peña. Se están extraviando. Un día dicen algo y al otro día modifican.

 

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