La ex directora del Fondo Monetario Internacional (FMI) Christine Lagarde defendió la actuación del organismo en Argentina, al sostener que «se lograron avances» pese a que el país enfrentaba «una situación extremadamente difícil».

Lagarde destacó que la intervención del organismo en la Argentina permitió reducir el desequilibrio externo y el déficit fiscal, y se acumularon reservas.

«Hicimos lo mejor que pudimos en ese momento cuando los líderes de la Argentina vinieron a nosotros porque estaban en una muy difícil situación», dijo Lagarde en un reportaje concedido a la agencia de noticias económicas Bloomberg.

Reconoció que el programa que la Argentina acordó con el FMI «tuvo efectos colaterales, se incrementó la pobreza y la alta inflación», pero consideró que contenía «suficientes protecciones para la seguridad social que permitían activar medidas de seguridad orientadas a proteger a los sectores más vulnerables».

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La ex titular de FMI dijo que el programa «trató de anticiparse a los efectos negativos todo lo que pudimos, desafortunadamente los hechos recientes que fueron disparados por cuestiones políticas, resultaron ser muy difíciles para la población».

Lagarde, ahora directora del Banco Central Europeo, fustigó duramente a los que criticaron el papel del organismo al sostener que el FMI es «el chivo expiatorio cuando las cosas van mal y es criticado por esos maravillosos economistas que no dijeron una palabra cuando el FMI intervino».

Añadió que durante su gestión al frente del FMI aprendió en qué consiste «la importancia de escuchar» y en este sentido afirmó que es necesario escuchar a todos, pero fundamentalmente a «la gente, tratar de entenderlas voces críticas, incluso la de aquellas voces inusuales o no esperadas».

Lagarde resaltó que durante su gestión al frente del Fondo puso empeño para que «China fuera incluida todo lo posible dentro del FMI porque es la segunda economía mundial y es mejor tener a ese poder económico jugando dentro y no afuera».