La jefa del Comando Sur de Estados Unidos, la generala Laura Richardson, arribó en las últimas horas a la Argentina para seguir defendiendo los intereses del Pentágono en suelo latinoamericano. Su agenda carece de sorpresas y tiene focos claros: los recursos naturales argentinos -con el litio a la cabeza- y la influencia de China en la región, potencia a la que buscan anular.

El arribo de la generala no puede escindirse de las recientes visitas del secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, y del jefe de la CIA, William Burns, que en el lapso de un mes estuvieron en territorio argentino manteniendo reuniones con las autoridades locales. El cambio en las relaciones internacionales del país es fácilmente identificable en los hechos.

Richardson quiere sacarle el mayor jugo posible a ese vuelco en el posicionamiento de Argentina frente al mundo. Los intereses que tiene entre ceja y ceja fueron expuestos hace tiempo. A inicios del año pasado, la generala reconoció que Latinoamérica era especial foco de atención porque «el 60% del litio del mundo está en el triángulo del litio», conformado precisamente por Argentina, Bolivia y Chile».

Dichas manifestaciones aparecieron en una entrevista brindada al think tank Atlantic Council, donde también resaltó que en el espacio latinoamericano están «las reservas de petróleo más grandes, cobre, oro, los pulmones de mundo (en referencia al Amazonas) y el 31% del agua dulce».

«Tenemos mucho que hacer. Esta región importa. Tiene mucho que ver con la seguridad nacional y tenemos que intensificar nuestro juego», planteó en aquel no tan lejano enero de 2023.

El tablero para desplegar el juego que Estados Unidos quiere desarrollar cambió cuando Javier Milei asumió la presidencia. Ahora todas las piezas son del mismo color. Aun así, desde el Comando Sur identifican algunos estorbos asociados a la presencia de China.

«Me sorprende que la Argentina permita que Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén», disparó el embajador Marc Stanley el pasado lunes, en referencia a una base que ya ha sido instancia de debates en otras épocas. La diplomacia china respondió a estas manifestaciones de la misma forma en la que siempre contestaron las autoridades argentinas: la base es «estrictamente científica».

El observatorio espacial fue aprobado durante la gestión de Cristina Kirchner en 2014 y posteriormente ratificado por el gobierno de Mauricio Macri, con un acuerdo de cooperación que habilita la presencia china en ese lugar -con algunos beneficios impositivos- hasta 2064.

Tal repasa ElDiarioAr, el artículo 2 del protocolo que se firmó durante el macrismo en relación a este observatorio, el mismo «se implementará exclusivamente con miras al uso civil en el campo de la ciencia y la tecnología, y la información resultante de sus investigaciones de ninguna manera podrá ser utilizada con propósitos militares». El portal Infobae publicó que el Gobierno no descarta pedir una inspección técnica de la base china, otro guiño al país norteamericano.

Stanley cuestionó durante una entrevista con La Nación que las actividades en la base «son secretas» y dijo que «se trata de soldados del ejército chino que operan este telescopio espacial», pero que «nadie sabe lo que hacen». Igualmente, en la misma nota, el embajador estadounidense defiende que el Ejército de EEUU tenga intervención en la Hidrovía. Una doble vara propia difícil de argumentar.

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Richardson llegó este 2 de abril a Argentina y no pasará por Neuquén, pero sí se acercará a Ushuaia, donde está en construcción una Base Naval Integrada, que cuenta con inversiones chinas. Según informaron oficialmente y rescata ElDiarioAr «la generala del Comando Sur interactuará con personal militar local para conocer sus misiones y el papel fundamental que desempeñan en la salvaguardia de rutas marítimas vitales para el comercio global».

Reunión con Petri

En la previa de su visita a Casa Rosada, la jefa del Comando Sur, Laura Richardson, se reunió con el ministro de Defensa, Luis Petri, ante quien oficializó la transferencia de un nuevo avión Hércules C-130H a la Fuerza Aérea.

En el edificio ubicado en la calle Azopardo al 250, la generala protagonizó el primer encuentro de una serie de entrevistas con funcionarios del gobierno que encabeza Javier Milei. Al término, se trasladará a Balcarce 50 para entrevistarse con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, para avanzar en la cooperación de seguridad regional y alertar sobre la influencia de China en el continente.

Desde la cartera liderada por Petri informaron que la visita de Richardson incluyó lo que calificaron de “momento histórico” que se concretó con la transferencia de un nuevo avión de transporte, un Hércules C-130H a la Fuerza Aérea Argentina, que fue leído como “símbolo de la sólida cooperación bilateral”.

“Este avión icónico, con trayectoria de servicio en 70 países, fortalecerá nuestras capacidades”, precisaron desde el Ministerio de Defensa, y agregaron: “Agradecemos a Estados Unidos por su apoyo continuo, seguimos trabajando juntos en áreas clave como la ciberdefensa y la preparación para desastres, construyendo un futuro seguro”.

Fuentes del entorno del ministro negaron que Richardson haya planteado su preocupación por el accionar chino en territorio argentino en esta primera reunión, tema que abordará con el jefe de Gabinete.

Se trata de una cuestión central, incluso para la administración libertaria, que ante la agencia Noticias Argentinas anticipó sus deseos de avanzar en una inspección técnica de los contratos de la Estación de Espacio Lejano.

“Hay algo raro con los contratos de la base. Se les dio un territorio donde prácticamente la Argentina no puede entrar”, precisó -siempre según NA- una altísima fuente a esta agencia sobre las actividades de la base, ubicada al norte de Bajada del Agrio, antes del puente del río Salado sobre la ruta provincial 33, en la denominada Pampa de Pilmatué.