Con más de tres cuadras colmadas de personas, los rosarinos marcharon nuevamente en pedido de seguridad y justicia, quince días después de la masiva movilización «Rosario Sangra«. Con el mismo trayecto, la caminata de hoy comenzó en los Tribunales provinciales para finalizar en la sede de Gobernación.

Quienes encabezaron columna fueron familiares de víctimas de inseguridad como Paula Perassi, Marisol Pereyra, Leonardo Perrone, Iván Mafud, Mauro Barraza, Gustavo Serra, Gastón Sandoval, Diego Montenegro, Enrique Herrera, Oscar Aquino, Laura López, David Delminio, Daniel Candia, Lucas Pérez, Mia Valenzuela, Leandro Martín Zini, Gastón y Marcelo Coronel, Sebastián Mestre Yuri Guarducci, entre muchos otros.

Consultada por Conclusión, una de las manifestantes, Cristina de barrio Grandoli, expresó sentirse «cansada» y que espera «que la señora Bullrich venga e intervenga la provincia», porque «acá no damos más y estos señores no hacen nada». Sobre la situación en su barrio en particular, expresó que no puede «ni hacer los mandados», ni llevar a los chicos al colegio ni estar tranquilos en la puerta de su hogar.

Por otra parte, Miguel, el padre de Marisol Pereyra, una de las víctimas del cuádruple crimen del 2011, pidió «que se pongan los pantalones quienes se los tienen que poner».

marcha18El pastor Eduardo Trasante, padre de las víctimas Jairo y Jeremías, aseguró al ser consultado por este medio que a 15 días de la primer marcha han observado «una suerte de atención que el gobierno local ha prestado a este reclamo tan justo de la sociedad», pero que todavía están «expectantes a la toma de resoluciones que traiga de alguna manera esa suerte de equilibrio que se ha ido perdiendo por tantas anomalías que han ido sucediendo en los últimos años hasta esta parte».

«Hoy la connotación en diferencia con lo que sucedió en la marcha pasada es la cantidad de muertos que hoy tenemos en banderas, en carteles y en pasacalles. Es una realidad que lamentablemente ha ido creciendo en los últimos años, y estamos esperando tener esa respuesta que esperamos alcanzar», agregó.

Alberto, un vecino del centro, al igual que varios de los manifestantes se dirigió al Gobierno nacional con el pedido de que tomen cartas en el asunto. «Espero que manden las fuerzas y que sea un Jefe de la Nación coordinado con todas las fuerzas de la provincia, porque las veces que no se coordinó… nos fue así. La gendarmeria se retiró porque decían que tenían manos duras, y hoy yo estoy enjaulado en mi casa mientras nuestro gobernantes de la provincia viven muy cómodamente», dijo.

Cansados de los delitos, los ciudadanos se movilizaron una vez más en la segunda marcha para pedir justicia por las víctimas y seguridad para toda la población.

Al grito de «cuidado, cuidado, el pueblo está enojado» y portando muchos carteles y banderas, los rosarinos se movilizaron a través de las calles rosarinas, con un ruidoso apoyo para los familiares de las víctimas que incluye bombas de estruendo y bombos.

Niños con velas y personas de todas las edades son quienes llevan adelante esta manifestación, pidiendo porque sus reclamos sean escuchados, que haya más seguridad y que la justicia actúe para esclarecer los crímenes. Hasta los bebés batieron palmas, en una imagen más que representativa de lo que representó la movilización.

Entre los casos de las víctimas había de todo. Los amigos y familiares de Sebastián Mestre, por ejemplo, contaron a Conclusión que su presencia es para «apoyar la seguridad para toda esta gente». «A Sebastián le entraron a robar al negocio y sin llevarse nada le sacaron la vida, a sangre fría, de un disparo en la cabeza, sin chance de defenderse. Y hoy nos pasa a cualquiera de nosotros, por eso estamos acá», contó.

marcha25Quizás el más desgarrador de los testimonios recolectados fue el de Pablo Semitiel, quien quedó cuadripléjico producto de un intento de asalto. «Hace tres años y medio me pegaron un tiro, estuve un mes en coma, siete meses internado en el Heca, que me dio una atención espectacular. Fui el primer paciente de Rosario que salió con un respirador artificial a la calle. Gracias a Dios la puedo contar y estoy acá, cuadripléjico, no muevo nada, sólo puedo hablar y mover la cabeza», comenzó a detallar.

Esta fue la tercera marcha a la que se acercó Pablo: «La primera marcha fue muy a pulmón, la segunda hubo una multitud impresionante, y a ésta la veo muy desorganizada, con mucha agresión, la gente no se ha hecho con el orden correcto», manifestó.

«Esta marcha es por los que ya no tienen voz, hoy Rosario dice basta», fue otro de los gritos que se pregonaron en el trayecto entre Tribunales y Gobernación. «Queremos gozar del derecho fundamental a la vida», agregaron otros.

marcha29Los taxistas, quienes también sufren en gran medida la inseguridad, se adhirieron a la columna de gente marchando desde sus autos y con bocinazos. «Por mi viejo«, rezaba un cartel con forma de taxi, en una imagen desoladora de un familiar de víctima de crimen.

Sobre el final del acto hubo algunos inconvenientes con un manifestante, familiar de víctima de la inseguridad, quien descontento con el cierre de la movilización arrojó un piedrazo que rompió un vidrio de la puerta de Gobernación. «El acto lo cierra el Socialismo», gritaba, eufórico y visiblemente descontrolado; «¡Que se vaya!», gritó el resto de la plaza.

marcha22Un largo rato más tarde, tomó el micrófono, más calmo pero con los mismos ideales, e instó a la multitud a «romper todo. «Si tienen otro método de marchar o enseñarle a un gobierno a gobernar, háganlo. Ésta es hoy en día mi propuesta: el que quiera ir y desacatarse y romper toda la casa de gobierno. A mi viejo no lo mataron pacíficamente, entonces es hora de que los ciudadanos propongamos otras propuestas«, clamó. Una mujer le manifestó su desacuerdo, y le propuso que su forma de manifestarse será «no pagar los impuestos».

Convocada por  Rosario Sangra, Mesa de Compromiso Ciudadano, Familiares de Víctima, Red Antimafia Rosario Vecinos Autoconvocados, la movilización denominada 8S y bajo el lema #RosarioSangra exigió la aplicación de condenas más duras para los delincuentes, jueces justos y el esclarecimiento de los delitos.

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Fotos: Federico Vega