Por Carlos Duclos

La excesiva flexibilidad en la interpretación de la palabra de Dios que tiene el papa Francisco, está claro ya, pone al descubierto las divisiones en la Iglesia. No se trata sólo de la comunión a los divorciados, sino de otros asuntos tal como el acercamiento a Luteranos, concelebrar misa con ellos y decir, por ejemplo, que “Lutero dio un gran paso para dejar la palabra de dios en manos del pueblo”. ¿La Iglesia se está volviendo reformista con Francisco? Todas estas cuestiones, desde luego, ponen los pelos de punta a ultra conservadores y a prelados que no lo son tanto, pero que sienten que la Palabra de Jesús y el Magisterio de la Iglesia, sus principios, no son respetados estrictamente.

Y entre ellos, según parece, está también el prominente y “papable” cardenal africano Robert Sarah, quien en su momento ha expresado, mencionando al catecismo, que «si los divorciados se vuelven a casar civilmente se ponen en una situación que contradice objetivamente la ley de Dios. Por lo cual no pueden acceder a la comunión eucarística mientras persista esta situación».

El cardenal Sarah, quien no coincide con el Papa en algunas cuestiones importantes, tiene un puesto de relevancia en el Vaticano, es el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y miembro destacado del Colegio Cardenalicio. Fue Juan Pablo Segundo quien lo elevó a la posición que ocupa hoy. Seguir su destino, puede ser un indicio serio para sospechar el rumbo que toma la Iglesia, pero también para suponer un probable cisma. Si Francisco lo aparta de tal puesto y lo relega, las reacciones podrían ser importantes, posiblemente determinantes.

La aparición de la profecía de Fátima

Como nunca faltan en los debates y discusiones, como se dijo en la primera parte de esta columna, quienes hablan de las profecías para denunciar a supuestos herejes o rescatarlos de tales improperios, ya circulan en abundancia en los foros de Internet los que hablan de ellas y de Francisco. La más difundida es una de la beata Ana Catalina Emmerick, famosa por sus visiones sucedidas en el año 1820. Sin embargo, el texto que circula por la web parece haber sido retocado o manipulado, descontextualizado. El verdadero dice: “Entonces me fue mostrada también una comparación de los dos Papas (¿Benedicto y Francisco?) del verdadero y de este, y de este y de aquel templo. Me duele haber olvidado los números y datos; me fue dicho y mostrado cuán débil era el verdadero Papa (en los principios) y cuán desprovisto de ayuda estaba; pero fuerte en la voluntad para derribar tantos ídolos (supe el número de ellos) y tantos falsos cultos y reunirlos a todos en uno verdadero. Por el contrario, cuán fuerte por el número de adeptos, pero débil de voluntad era este Papa (o jefe de secta) pues había dejado al único y verdadero Dios y al solo y legítimo culto, permitiendo que se cambiasen en tantos ídolos y tantos falsos cultos, y habiéndose erigido ese falso templo”. Y esta visión ha alimentado a los detractores de Francisco.

Mas, por otro lado, están aquellos que ven en el Papa argentino al de la Tercera profecía de Fátima, ese que camina entre las Tribulaciones de la Iglesia en los llamados Signos de los Tiempos, el que a su paso reza por los cadáveres que observa: «El Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: ‘algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él’ a un Obispo vestido de Blanco ‘hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre’. También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios». Esta es parte de la Tercera Profecía de Fátima, que para desgracia del género humano inocente y por culpa de los hombres transgresores se ha de cumplir en algún momento de la historia ¿pero durante el Papado de Francisco? ¡El mundo y los hombres son impredecibles y cualquier cosa puede suceder de un día para otro!

Jesús, el flexible ante la ley

Y todo esto lo han desencadenado cuatro cardenales y otros no visibles, porque el Papa, y muchos otros religiosos, quieren dar la comunión a los divorciados (entre otros asuntos) ¿No es excesivo? ¿Acaso Jesús fue tan inflexible? De ningún modo. Jesús era judío, respetaba y practicaba puntillosamente el rito judaico y, sin embargo, Él mismo fue contemplativo a la hora de cumplir con la Ley. En el Evangelio se cuenta lo siguiente: «En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo (Shabat) y sus discípulos tuvieron hambre y comenzaron a arrancar espigas y a comer. Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo”. Jesús les respondió:»¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes?”. Y remata con lo sigiuiente: «Ustedes no han entendido el significado de esta escritura: ‘Lo que quiero es que sean compasivos, y no que ofrezcan sacrificios’. Si lo hubieran entendido, no condenarían a quienes no han cometido ninguna falta. Pues bien, el Hijo del hombre tiene autoridad sobre el día de reposo”.

¿Y no tendrá autoridad el Hijo del Hombre sobre el divorcio? ¿Qué será más importante para Dios, al fin y al cabo, el amor que sienten por Él los divorciados, el amor genuino entre las nuevas parejas o la doctrina?

Por otra parte, parece que ha llegado la hora, en el caso de los divorciados católicos, que la Iglesia acelere aún más el proceso de nulidad matrimonial. A pesar de las reformas hechas por Francisco, las circunstancias demandan mayor celeridad.

Quien esto escribe, en una breve opinión final, sostiene que el amor a Dios, su compasión y su necesidad de que todos, todos se acerquen a él, prevalecen por sobre cualquier otra cuestión. Pero claro, esta interpretación que se opone a otras puede dar lugar, como sucede en la Iglesia hoy, a divisiones, intolerancias, que le son favorables únicamente al “mal” ¿Son los umbrales del Signo de los Tiempos?

Nota relacionada

El Papa, quienes lo cuestionan, el mundo y el signo de los tiempos