Hillary Clinton se impuso en las primarias de California, una victoria emblemática que la reafirmó como candidata del Partido Demócrata en la carrera hacia la Casa Blanca, un hito histórico para las mujeres en Estados Unidos que fue saludado por el presidente Barack Obama.

«Gracias a ustedes hemos alcanzado un hito. Por primera vez en la historia de nuestra nación una mujer será la candidata de un partido importante», dijo Clinton ante una multitud de fervientes seguidores en su feudo en Nueva York.

«La victoria de esta noche no es de una sola persona, pertenece a una generación de hombres y mujeres que han luchado, se han sacrificado y han hecho posible este momento», que se inscribe en la larga historia del avance de los derechos de las mujeres y de las minorías, precisó.

Clinton ofreció una rama de olivo a su rival en la justa demócrata Bernie Sanders, quien aclaró poco después que no abandonará la carrera.

«Quiero felicitar al senador Sanders por su extraordinaria campaña», dijo la candidata, deseosa de unir a su bando a los entusiastas jóvenes que lo siguen, con miras a los comicios de noviembre.

«Su campaña, su vigoroso debate a favor del aumento de los ingresos, la reducción de la desigualdad y una movilidad en ascenso han hecho mucho bien al partido Demócrata y a Estados Unidos», indicó.

Sin embargo, Sanders dijo poco después en California que «vamos a luchar duro para ganar la primaria en Washington», refiriéndose a la última votación interna el próximo martes en la capital estadounidense.

«Y entonces llevaremos nuestra lucha por justicia social económica, racial y ambiental a Filadelfia», agregó, en alusión a la ciudad donde se efectuará en julio la convención demócrata que debe nombrar formalmente al candidato presidencial.

El presidente Obama, que hasta ahora se había mantenido a raya de la disputa interna demócrata, llamó por teléfono a ambos candidatos.

Obama «felicitó» a Clinton por haber «asegurado» la investidura, que logró con una «campaña histórica», y agradeció a Sanders por haber «energizado a millones de estadounidenses» con su mensaje de lucha contra la «desigualdad económica y los grupos de interés en la política».

Municiones contra Trump 

El triunfo de Clinton se dio con la banda sonora de miles de sus seguidores que gritaban su nombre, divididos entre el alivio, la emoción y la alegría.

«Si los estadounidenses no la eligen será una vergüenza», dijo casi entre lágrimas la obstetra Ellen Landsberger, que lucía una camiseta con la inscripción «El lugar de una mujer es en la Casa Blanca».

Clinton, de 68 años, dedicó parte de su discurso a su próximo contrincante, el virtual candidato republicano, el magnate neoyorquino Donald Trump.

«Está claro que Donald Trump no cree que unidos somos más fuertes (…) Quiere ganar atizando miedo y restregando sal en las heridas. Y recordándonos diariamente lo grande que es», dijo con un risa burlona.

Ex primera dama, ex senadora y ex jefa de la diplomacia estadounidense, Clinton marcó su reivindicación, exactamente ocho años después de ceder la nominación presidencial al entonces senador Barack Obama.

La candidata ganó en Nueva Jersey, Nuevo México, Dakota del Sur y California, cuatro de los seis estados que celebraron primarias el martes.

Su victoria en California, el estado más poblado de Estados Unidos, tuvo un carácter emblemático y le permitirá llegar a la convención partidaria con más fuerza y serenidad. Sanders, por su lado, se adjudicó el triunfo en Dakota del Norte y Montana.

Trump había atacado a Clinton en un discurso en uno de sus campos de golf cerca de Nueva York, anunciando la campaña de destrucción personal que aspira lanzar contra la candidata demócrata, lo que incluye a su marido, el expresidente Bill Clinton (1993-2001).

«Los Clinton han convertido el enriquecimiento personal en un arte», afirmó el magnate, citando la financiación de la Fundación Clinton.

Extraño a su estilo, el magnate inmobiliario leyó su discurso desde un teleprompter, una práctica que él mismo ha denostado con sorna en el pasado, pero que denota una intención de poner orden a su campaña, tras una semana de polémicas en el campo republicano.

Cuando arremetió contra un juez por sus orígenes mexicanos, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, criticó el «comentario racista» del magnate.

Presión contra Sanders 

Clinton había cruzado el lunes el umbral de delegados necesarios (2.383) para garantizar su nominación durante la convención demócrata, del 25 al 28 de julio en Filadelfia, aunque Sanders reiteró que de igual forma continuará con su campaña.

Pero internamente la presión se incrementa. «Bernie sabe mejor que nadie lo que está en juego en esta elección y que ahora debemos unirnos», dijo a ABC la líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

«Basta de Sanders, hablemos de Hillary Clinton», acuñó la senadora de California Barbara Boxer.