Por Hernán Cabrera – Fotos: Salvador Hamoui

Monseñor Ibrahim Salameh es Obispo titular de Palmira y Exarca apostólico de los grecos melquitas católico de rito bisantino en Argentina, Fue nombrado por el papa Francisco el 15 de agosto de 2013. Tiene 67 años, es ciudadano argentino de origen sirio y actualmente es párroco de la parroquia greco melquita católica San Jorge en la ciudad.

Habló con Conclusión sobre el conflicto en Siria que ha dejado un saldo de más de 250.000 personas muertas y ha provocado que más de 4,5 millones de personas huyan del país, en uno de los mayores éxodos en la historia reciente. Todo se inició con un levantamiento pacífico contra el presidente Bashar al Asad pero se convirtió en una brutal y sangrienta guerra civil que ha arrastrado a potencias regionales e internacionales.

—¿Como está la situación de Siria actualmente?

—A diario me comunico con amigos y parientes y están siempre en la esperanza que las cosas mejoren, sabemos que esa situación no fue creada desde Siria, sino desde afuera hacia Siria. Sabemos que hay muchos poderes ajenos que tienen muchos intereses en esa zona, Siria ocupa un espacio geopolítico sumamente importante, en el norte Turquía tiene más de 700 kilómetros, al oeste Irak, con igual cantidad de kilómetros, al sur esta Jordania y Arabia Saudita y en el suroeste Palestina y se puede decir parte de Israel y el mediterráneo y Chipre, de manera que es un lugar estratégico importantísimo.

—¿Se mezclan muchos factores entonces?

—Muchísimos, hay que decir que hubo un tipo de movimiento del Islam fundamentalista, aquellos mismos que apoyaron lo que Norteamérica habían fabricado que se llama «Al Qaeda», en Afganistán para echarlos, diciendo que con la fe se puede fanatizar a los musulmanes y pueden echar a los ateos de la ex Unión Soviética, lo lograron en Afganistán es cierto, pero después parece que tuvieron la idea de usarla a su favor en muchos otros lugares, por eso la instalaron en Irak después del derrumbe de Saddam Husein, luego en Libia sacando a Gadafi, no quieren gente nacionalista desde luego, yo personalmente no tengo simpatía hacia esas dos personas, pero hay que reconocer que hicieron mucho para sus países y sus pueblos, mientras los que quieren salvaguardar las vidas de los afganos, iraquíes y de los libios mataron 100.000 veces más que aquellos que encarcelaban a algún disidente o alguno que va fuera del país, de manera que esos pueblos están lamentando como perdieron esa era.

—¿Se calcula cuánta gente murió en Siria?

—Es sumamente difícil, vino muchísima gente de otros países islámicos, los más fanáticos, hasta diría los que no tienen una conducta social muy acorde en muchos casos, vinieron de Chechenia, de Afganistán, de Arabia Saudita, reino que largó todos los presos, diciéndoles que vayan a pelear a Siria su libertad, si se salvan ya tienen su libertad, caso contrario están condenados igual. Vinieron de casi 83 países del mundo, eran fundamentalistas, terroristas, islamistas, no digo islámicos, porque musulmanes hay gente noblísima, pero no todos son terroristas. Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos financian, no olvidemos que muchas potencias quieren vender armas, no quieren despedir empleados de esas gigantescas fábricas de armas, entonces Norteamérica aprovechó al máximo, luego se sumaron Alemania, Inglaterra y Francia lucraron con esto a pedido de Arabia Saudita, todos lucraron, pero al precio de la sangre de los sirios, eso es lo que nos duele de modo especial, porque no hay causa real, quieren el poder a toda costa. Ahora digo como cristianos, que yo conozco muy bien la situación en Siria, pero en parte en Irak, ahí Saddam Husein construyó varias iglesias, es decir que el estado iraquí financió y protegió a los cristianos, como a todas las minorías. En Siria, especialmente en la época del presidente Bashar al-Ásad tuvimos privilegios nosotros, los Unitas, los Chiitas y los Alauitas que hace poco empezaron a tener un poco de derechos.

—¿Quién respalda al cristianismo en Siria?

—El estado nacional es el protector siempre de un lado, del otro yo debo decir que el Santo Padre el Papa Francisco; él con su sabiduría y su santidad impidió una agresión tremendamente dolorosa y destructiva de Norteamérica de este famoso premio Nobel de La Paz Barack Obama. Justamente el 7 de septiembre de 2013, cuando el Papa lanzó el llamado a un día de ayuno y oración para Siria, él decía mi querida Siria, esto justamente impidió el ataque desde el mediterráneo de los buques norteamericanos y de la Otan, así están muy enfadados de que un país muy chiquitito no pudieran tumbarlo igual que a Libia e Irak y otros lugares. De otro lado debo agradecer a nivel hasta diría personal y nivel iglesia de Siria a Rusia, yo soy católico por supuesto, pero debo reconocer que nuestros hermanos ortodoxos de Rusia, con su fe inquebrantable y bien conservada a través de su patriarca Kirill quien tuvo mucha influencia sobre su presidente Putin, con ayuda humanitaria y militar, para impedir el derrumbe frente a tantos ataques de todas partes, especialmente de Turquía.

—Donald Trump está metido en una polémica porque está apoyando a Rusia, ¿qué piensa usted de eso?

—Se está hablando demasiado, yo hice un resumen de esa situación, es una caja de Pandora, lo que se ve brilla, hay declaraciones preciosas, yo me acuerdo en su campaña electoral que le dijo a Hillari Clinton que Norteamérica se mire a sí misma, hacia adentro y no hacia afuera para tumbar gobiernos y cambiar regímenes políticos y destruir países. Si esto es en serio, yo lo felicito y eso inauguraría una era de paz y de mutua comprensión maravilloso, podría haber paz en nuestro mundo, tal vez diría por primera vez desde muchas décadas, pero otros quieren «meter la púa» como se dice, si tiene razón o no el tiempo lo va a decir.

—¿Se calculan los daños materiales del patrimonio histórico en Alepo?

—Hace mucho que no voy a Alepo, pero sí voy a Siria, a mi zona, pero só escucho a familiares y amigos que viven en Alepo, hay una destrucción real, más en sitios que son patrimonios de la humanidad, pero no vi a ninguna potencia mover un dedo, pero cuando se habla de un niño que está bajo los escombros pasan las fotos por todas partes y tal vez los terroristas hicieron esto, pero lo ponen como que fue el gobierno de Bashar al-Ásad y los rusos, los demonizaron. Escuché a una delegación francesa con varios diputados que dijeron que en realidad lo que fue destruido de Alepo es el 15%, que es muchísimo, pero frente a la propaganda que hacen aquellos atlantistas (la Otan) y sus secuaces en la zona, realmente los dejan en ridículo. La comisión francesa dice que el 85% está intacto, cuando van investigadores miran y en un barrio hay un edificio tumbado y comentan que hay una destrucción terrible, es impresionante por supuesto, pero llevar esto como argumento político de modo falaz eso es condenable.

—De la ciudad de Palmira también se habla, ¿es total la destrucción?

—En la primera ocupación de Palmira destruyeron muchos templos antiquísimos, pero no llegaron a tumbar todas las columnas y todos los templos, tampoco el anfiteatro y la ciudadela que está arriba en la montaña, a mí me pasó en mi niñez que mi hermano era profesor en Palmira y me llevó a estudiar unos meses, de manera que conozco a Palmira como si fuera mi pueblo y tiene muchas cosas hermosas. Ahora que pudieron venir, no sé como volvieron, seguramente tienen ayuda satelital y llegaron a ocupar de vuelta la ciudad y seguro que van a aprovechar a dinamitar todo lo que es histórico y patrimonio de la humanidad, lo que no es Islam lo van a destruir, temo que sea así, es una pena que ninguna potencia se mueva de verdad para rescatar algo, por lo menos suplicamos que no den ni plata, ni armamentos, ni adiestramiento a los que ocupan Palmira.

—¿Les han pedido a los habitantes de Palmira que vayan abandonando si quieren la ciudad?

—Sí, es el gobierno sirio que tratando de salvaguardar a la población civil para que el día de mañana cuando van a liberar el ejercito sirio y aliados y no los tomen los contrarios como escudos humanos, lo están haciendo en Mosul y Alepo, pero va todo muy lento, quieren que hayan menos daños colaterales posibles.