En protesta por la ofensiva en Alepo, Estados Unidos suspendió esta semana todo contacto con Rusia en Siria, y aunque dijo que seguía comprometido con la pacificación del país.
El 22 de septiembre, el ejército anunció un asalto masivo para adueñarse de la zona este. Desde esa fecha, al menos 270 personas han muerto entre ellas, 53 niños, en los devastadores ataques aéreos.
El este de la ciudad, continúa siendo escenario de cruentos enfrentamientos entre el Ejército gubernamental y los grupos rebeldes islámicos.
El este de la ciudad, en manos de los rebeldes, es objetivo desde el pasado 22 de septiembre de una nueva ofensiva del gobierno sirio, respaldado por aviones rusos.
La agencia de noticias estatal siria SANA dijo que las tropas repelieron un ataque a un campamento de refugiados que habían tomado ayer en el norte de Alepo y que desde allí avanzaron más hacia el Sur.
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, consideró "irracional" la propuesta rusa para pactar un alto en fuego en Alepo, y aseguró que su país está "a punto de suspender su diálogo" con Rusia.
En Moscú, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, anunció que la aviación rusa proseguirá su operación de apoyo a la lucha antiterrorista de las fuerzas armadas sirias.
Las Fuerzas Aéreas de Siria y Rusa desarrollan desde hace una semana una intensa campaña de bombardeos de los barrios en manos de los insurgentes en el este de Alepo, destruyendo edificios residenciales.
Esto cerraría la puerta al "establecimiento del Centro de Implementación Conjunta", un mecanismo con el que Estados Unidos y Rusia planeaban coordinarse para atacar unidos en Siria al Estado Islámico.
Sin embargo, tanto Rusia como Siria responsabilizan por la situación a la incapacidad de Occidente, y en especial de los Estados Unidos, para separar a los "moderados" de los "radicalizados".
La lluvia de bombas lanzada desde hace tres días dejó al menos 101 muertos, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, luego de vanas conversaciones diplomáticas en el Consejo de Seguridad de la ONU.
De la ciudad y su centro histórico, reputado en todo el mundo por haber sido habitado de manera ininterrumpida desde al menos 4.000 años antes de Cristo, queda hoy un campo de ruinas y desolación.