Al igual que con la soja, el Gobierno busca incentivar la liquidación de divisas a partir de un mayor volumen de exportaciones y engrosar el número de reservas.
Desde el Ejecutivo adelantaron que la medida será oficializada a lo largo del fin de semana, con una publicación específica en el Boletín Oficial. Según explicaron, el objetivo es continuar con el proceso de acumulación de reservas internacionales.
Antes de esta edición del Programa de Incremento Exportador, la comercialización del poroto registraba mínimos históricos, pero la medida cambió la tendencia y consiguió el repunte buscado.
En siete días de operaciones, la industria y los exportadores cerraron operaciones por ese monto, que incluye contratos nuevos y fijaciones de precio por mercadería ya entregada.
Así lo informó el Banco Central, que este miércoles, en la última jornada con el tipo de cambio a ese monto, compró US$ 451 millones en el mercado.
La comercialización de soja bajo este régimen cambiario especial tendrá su última jornada, tal cual como se estableció en el Decreto 194/23 con el que el Ministerio de Economía.
En el caso de la soja y sus derivados, el Programa de Incremento Exportador estará vigente desde este lunes y hasta el 31 de mayo, en tanto el beneficio para las más de treinta economías regionales comprendidas en la medida se extenderá hasta el 30 de agosto.
La Federación Agraria Argentina volvió a cuestionar el tipo de cambio diferencial que lanzó el Gobierno para los sojeros y las economías regionales.
Los productores de las economías regionales deben mantener el empleo y garantizar volumen y abastecimiento para acceder al esquema. Los mandatarios de Entre Ríos, Tucumán, Chubut, Chaco, Catamarca y Misiones se mostraron optimistas.
La necesidad y la urgencia del Gobierno por poner en marcha algún mecanismo que genere un mayor ingreso de dólares tiene que ver con que la sequía se llevó la mayor parte de las expectativas oficiales a la hora de pensar en cómo engrosar las reservas.
El economista Miguel Ponce dijo que el dólar soja atiende a las necesidades de los productores de la zona núcleo ante la sequía, pero no considera la situación de las economías regionales. “No se analiza, en términos de PBI, el impacto que esto tiene en cada uno de los pueblos del interior, donde se vende menos”, indicó.
La falta de lluvias en el país acabó con los pastizales naturales y disparó el precio de la soja, aumentando así los costos de alimentación de los cerdos. Para que esta suba no se traslade al precio final de la carne porcina, el Gobierno destinó una importante suma de dinero -proveniente del programa “dólar soja”- para asistir a los productores.