La toma de la ciudad enclavada en las costas del mar de Azov es crucial para la avanzada de Moscú sobre la región del Donbass, que es el corazón industrial ucraniano. Un comandante ucraniano dijo que viven “los últimos días, sino horas”, en la fábrica donde está resguardado.
El presidente de Rusia se lo dijo al canciller alemán, Olaf Scholz, en el marco de una conversación “dura” entre ambos líderes. Durante la tarde de este viernes, el mandatario ruso se comunicará con el titular del Ejecutivo francés, Emmanuel Macron.
Mientras Beijing se encuentra bajo una importante presión diplomática de Washington y sus aliados europeos por su rechazo a condenar a Moscú, Blinken dijo que el país asiático “está en el lado equivocado de la historia”.
El presidente de Rusia insistió en que su país no tiene el objetivo de ocupar Ucrania y que éste se preparaba para un escenario de fuerza “alentado por Estados Unidos y una serie de países occidentales”. Consideró la invasión como un “éxito” y a las sanciones económicas como un fracaso.
El canciller ruso Serguei Lavrov aseguró que empieza a surgir un “espíritu profesional” en las conversaciones diplomáticas entre ambos países y que "hay formulaciones concretas” que generan “esperanzas”.
El asesor de la Casa Blanca, Jake Sullivan, dijo que el gobierno de Biden consultaría con Ucrania para determinar qué sucedió y luego “ejecutaría las consecuencias apropiadas”.
"Rusia ha demostrado que con todo el costo que implican las sanciones, es capaz de minimizar el perjuicio que causan", afirmó la diplomacia rusa, y afirmó que la presión de estas medidas punitivas "no puede influenciar la voluntad de Rusia de defender firmemente sus intereses".
Tras el reconocimiento de la independencia de dos provincias separatistas y rusoparlantes de Ucrania por parte del presidente de Rusia, Vladimir Putin, se puso en superficie un conflicto que tiene su historia y su complejidad.
El secretario general de la alianza atlántica, Jens Stoltenberg, manifestó que seguirán “monitoreando y siguiendo de cerca todo aquellos que Rusia está haciendo”. Consideró que “hay espacio para un prudente optimismo”.
De visita en Moscú, la canciller británica, Liz Truss, urgió al Kremlin a replegar las tropas que apostó cerca de la frontera ucraniana para distender la situación. Su par ruso, Sergei Lavrov, dijo que la reunión con Truss fue una "conversación entre un sordo y un mudo".
Según el presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokayev, las sublevaciones estaban dirigidas por “terroristas” islámicos aunque no entregó pruebas concretas de tal afirmación. Además, acusó a su mentor Nursultan Nazarbayev de haber favorecido el surgimiento de una "casta de ricos".
La ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, consideró al finalizar el encuentro entre sus pares que “no hay justificación para su postura agresiva y no provocada hacia Ucrania". Advirtió que “cualquier incursión rusa” tendría “un costo severo”.