Corea del Norte profundizó su desafío a la comunidad internacional al realizar hoy su quinta prueba atómica, la segunda en apenas ocho meses y la más potente de su historia, con la que zanjó las dudas que aún persistían sobre su capacidad de disuasión y evidenció que su programa nuclear constituye un pilar innegociable que sustenta al gobierno de Kim Jong-un.

El ensayo, que provocó un sismo artificial de magnitud 5,3, se realizó en la madrugada de la península, cerca de la base de Punggye-ri, situada en el noreste del país, el mismo enclave en el que se llevaron a cabo los otros cuatro ensayos, y fue considerado «un éxito» por la TV estatal norcoreana.

«Nuestros científicos nucleares llevaron a cabo una prueba de explosión nuclear en una ojiva de nuevo desarrollo en las instalaciones del norte del país», aseguró la locutora de la televisión estatal.

El Consejo de Seguridad de la ONU, máximo órgano de decisiones del organismo, hizo pública una declaración en la que «condenó firmemente» ese ensayo y urgió a Pyongyang a cesar en sus «violaciones» de las resoluciones.

El Consejo tiene prevista hoy una reunión a puerta cerrada para analizar la nueva prueba nuclear y está previsto que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, haga una declaración a los periodistas en los pasillos de la sede de Naciones Unidas.

La comunicación oficial en Pyongyang aseguró que la prueba no provocó fuga de material radioactivo ni tuvo impacto ambiental alguno.

Pero el Ministerio de Medio Ambiente chino está midiendo los niveles de radiación a lo largo de su frontera con Corea del Norte, informó la televisión estatal CCTV.

Pyongyang asegura que Estados Unidos mantiene un arsenal nuclear en territorio de Corea del Sur, con la que está enfrentada, y argumenta que ante el colapso del escudo misilístico soviético se vio forzada a subir su propia apuesta nuclear, cuya seriedad demostró el ensayo de hoy.

La explosión, además, pone sobre la lupa la capacidad disuasoria de las sanciones de las que es objeto su gobierno.

De hecho el ensayo de hoy se produce a pesar del paquete de sanciones comerciales -las más contundentes hasta la fecha- que le impuso la ONU hace apenas seis meses como castigo por su prueba nuclear y de misiles de principios de año.