Corea del Norte cerró varias agencias que trabajan por promover la cooperación y la reunificación con Corea del Sur y su líder, Kim Jong-un, pidió cambios constitucionales que le permitan «ocupar» el país vecino, según informaron este martes medios estatales.

El mandatario norcoreano también señaló que no reconocerán la frontera marítima de facto entre ambos países y amenazó con una guerra abierta si Seúl viola al menos «0,001 milímetros» de su territorio.

En tanto, el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, dijo ante su gabinete que una provocación del Norte recibirá una réplica «multiplicada» y recordó las «abrumadoras capacidades de respuesta» con las que cuenta el Ejército del sur, aliado de Estados Unidos, según recogió la agencia de noticias AFP.

La beligerante retórica de ambos líderes refleja el deterioro de las relaciones entre las dos Coreas, agravado tras el reciente lanzamiento de un satélite de espionaje de Pyongyang que desencadenó la suspensión de un acuerdo militar para contener las tensiones fronterizas.

La decisión anunciada por el Parlamento de Corea del Norte de cerrar las agencias de cooperación se suma a otras medidas que han escalado las tensiones, como maniobras militares con fuego real o lanzamientos de misiles de parte del norte y ejercicios militares de las tropas del sur con las de Estados Unidos.

En un discurso ante la Asamblea Suprema del Pueblo, Kim pidió la adopción de nuevas medidas legales que permitan definir formalmente a Corea del Sur como «el país más hostil», reportó la agencia de noticias KCNA.

«Podemos especificar en nuestra Constitución la cuestión de ocupar completamente, subyugar y recuperar la República de Corea y anexionarla como parte del territorio de nuestra República en caso de que estalle una guerra», defendió Kim.

«Si la República de Corea viola siquiera 0,001 milímetros de nuestro espacio terrestre, aéreo y marítimo, será considerado una provocación de guerra», agregó.

Recientemente, el líder norcoreano había definido a Seúl como el «principal enemigo» del país y había asegurado que los intentos de reconciliación eran «un error».

En sus Constituciones, tanto el Norte como el Sur reivindican su soberanía sobre toda la península.

La República Popular Democrática de Corea y la República de Corea (los nombres oficiales del Norte y el Sur) fueron fundadas hace 75 años, pero todavía se consideran mutuamente entidades ilegales.

Además, se encuentran técnicamente en conflicto dado que las hostilidades de la guerra de Corea (1950-1953) terminaron con un armisticio, pero nunca llegó a firmarse la paz entre ambos países.

Hasta ahora, las relaciones entre ambas eran gestionadas por el Ministerio de Unificación en Seúl y el Comité para la Reunificación Pacífica en Pyongyang, una de las agencias abolidas por la asamblea norcoreana.

«Los dos Estados más hostiles, que se encuentran en guerra, están ahora en una aguda confrontación en la península de Corea», afirma el texto aprobado por el Parlamento, según KCNA.

«La reunificación de Corea nunca puede alcanzarse con la República de Corea», agrega.

Durante la reunión anual del Comité Central del Partido de los Trabajadores de Corea a finales de 2023, Kim amenazó con un ataque nuclear contra el Sur y ordenó reforzar el arsenal militar de su país para una «guerra» que podría «estallar en cualquier momento».

El domingo, el país comunista lanzó un misil hipersónico de combustible sólido, en la primera prueba armamentística de Pyongyang que se da a conocer este año.

Días antes, Corea del Norte llevó a cabo unos ejercicios militares con fuego real cerca de la tensa frontera marítima con Corea del Sur, que llevaron a Seúl a movilizar maniobras de sus propias tropas y a evacuar algunas islas cerca de la divisoria.

A fines del año pasado, Pyongyang también consiguió poner en órbita un satélite de espionaje. Según Seúl, Rusia asistió a nivel tecnológico a cambio de la venta de armas norcoreanas para usar en la guerra de Ucrania.

Corea del Sur respondió anunciando la suspensión parcial de un acuerdo militar firmado en 2018 para contener las tensiones en la frontera, que el Norte procedió a cancelar por completo poco después.