Sumida en una crisis económica creciente, y sin soluciones a la vista de los problemas en los que están inmersos los trabajadores, Gran Bretaña enfrentará este diciembre una ola de huelgas en reclamo de mejoras salariales.

Bautizada como “la gran disrupción” de diciembre, las medidas de fuerza están siendo tomadas algunas, y convocadas otras, por trabajadores de diferentes actividades.

Así, los empleados del Correo y de los ferrocarriles, como así también enfermeras, paramédicos, conductores de ambulancias, conductores de autobuses de Londres, bomberos, profesores y hasta examinadores del carné de conducir, decidieron llevar a cabo protestas activas.

Al respecto, el primer ministro Rishi Sunak dijo este miércoles en el Parlamento que las demandas de aumentos de salario son “inviables” mientras que el secretario de Transporte, Mark Harper afirmara con contundencia que “no hay una fosa sin fondo de dinero para subir los sueldos».

Por ello, el Gobierno dispuso que cientos de soldados en funciones civiles estén conduciendo ambulancias para controlar los posibles desmanes, incluyendo las zonas de frontera debido a que la Fuerza Fronteriza (Border Force) también programó un paro del sector.

No conformes con ello, el Ejecutivo británico advirtió que puede ser también movilizado el Ejército, como lo fue durante la pandemia y durante la crisis de suministro de combustible hace dos años, debido a la “falta de capacidad civil”.

Además, el secretario de Salud, Steve Barclay, después de reconocer el trabajo del personal sanitario advirtió que se enfrentan “a un gran reto este invierno y las huelgas no son del interés de nadie”.

«Las actuales circunstancias económicas significan que las demandas de los sindicatos no son asequibles. Un aumento del 1 % supondría un coste de 700 millones de libras (800 millones de euros) al año», concluyó.

Con todo, pueden verse desde este 1 de diciembre que las paradas de autobuses londinenses tienen largas colas que constituyen la primera parte de la “gran disrupción” debido a que los conductores de los famosos colectivos de dos pisios (doubledeckers) comenzaron su paro que se extenderá hasta el sábado 3 para pedir un aumento salarial.

Según consignó El Mundo, se estima que más de 100 rutas se verán afectadas por los paros de los trabajadores adscriptos a las compañías Abellio y Metroline, por lo que la Autoridad de Transporte de Londres (TfL) ha recomendado el uso de alternativas a los autobuses para desplazarse por la ciudad desde el jueves.

También este 1º de diciembre, y durante diez días alternativos), unos 110.000 trabajadores del Royal Mail afiliados al Sindicato de Trabajadores de la Comunicación (CWU) irán también a la huelga, pidiendo mejoras salariales y el cese de despidos.

El Correo fue privatizado en 2013 por el Gobierno conservador de David Cameron, por lo que su servicio entró en un grave deterioro desde ese momento, empujando a la diputada laborista Catherine West a preguntarse: “¿Cómo se explica que los accionistas tuvieran un beneficio récord el año pasado y al mismo tiempo se recortaran los servicios?».

En tanto, los enfermeros que reclaman un aumento salarial del 5 % por encima de la inflación que ya supera el 11 %, irán al paro por primera vez en 106 años. En tal sentido el responsable del Real Colegio de enfermería, Pat Cullen, manifestó: «Lo último que queremos es estar fuera de los hospitales haciendo piquetes y dejando desatendidos a los pacientes».

«Llevamos mucho tiempo demandando cambios y un reconocimiento por nuestra labor durante la pandemia», subrayó Cullen, antes de las huelgas de 12 horas que se llevarán a cabo durante los días 15 y 20 de diciembre.

Además, se calcula que unos 300.000 trabajadores del Servicio Nacional de Salud (NHS), integrados por médicos, paramédicos, parteras, fisioterapeutas y hasta los 15.000 conductores de ambulancias pueden sumarse en última instancia los paros.

«La decisión de ir a la huelga es especialmente dura para aquellos cuyos trabajos consisten en cuidar y salvar vidas», ha reconocido la secretaria general del sindicato, Unison Christina McAnea.

Asimismo, mientras se agudiza la crisis de los servicios ferroviarios, el titular Sindicato Ferroviario RMT, Mick Lynch, pidió un aumento salarial del 8 % y detener entre 1.800 y 2.000 posibles despidos.

Los ferrocarriles británicos fueron privatizados en 1997 por el Gobierno del conservador John Major y el propio Sunak expuso que el servicio de trenes del norte de Inglaterra, específicamente el que presta la empresa Avanti, se ha “deteriorado inaceptablemente”.

Por otra parte, unos 70.000 miembros del sindicato University and College Union, que incluye profesores, conferenciantes e investigadores fueron por segunda vez a la huelga el miércoles y han anunciado nuevos paros a lo largo de diciembre.

Unos 2,5 millones de estudiantes notaron los efectos de la huelga en las secundarias y en las universidades, principalmente de Escocia.

Por último, los trabajadores de la Border Force también demandan una suba salarial del 10 % en uno de los meses más activos del año por lo que ante el paro, el Gobierno estima que unos 600 soldados cubrirán sus funciones, con la previsión de que las largas colas en los aeropuertos serán inevitables y hasta puede colapsar nuevamente el Eurotúnel.

Los soldados deberán cubrir también las funciones de registro y control de los inmigrantes ilegales que lleguen a las costas británicas a través del Canal de la Mancha en diciembre.

Foto: Jeff J Mitchell/Getty Images