Los trabajadores de la compañía nacional de ferrocarriles de Francia (SNCF) iniciaron hoy la primera de una larga serie de huelgas intermitentes, que se prolongarán hasta junio, con la que buscan enfrentar los planes del presidente, Emmanuel Macron, de emprender una profunda reforma en el sector.

Ante la inminencia de la medida que promete paralizar buena parte del país y que la prensa ya bautizó como «martes negro», las autoridades galas aconsejaron a los franceses que busquen un plan de transporte alternativo para hoy.

Los sindicatos aseguraron que el acatamiento fue «masivo» y calculan que al menos el 77% de los conductores secundarán la movilización, mientras un nuevo paro anunciado por la aerolínea Air France promete complicar aún más la situación.

El Gobierno francés insistió hoy en su disposición a negociar pero aseguró que aguantará ante la huelga.

La ministra señaló que hace un mes que abrió una negociación con los sindicatos, que debe prolongarse un mes más, y que la semana pasada hizo concesiones al retrasar la apertura a la competencia en las líneas regionales y de cercanías, al tiempo que se quejó de que «los sindicatos no se han movido» de su postura.