Por Fabrizio Turturici 

La gastronomía sobre ruedas es una propuesta que genera entusiasmo por un lado y polémica por el otro. Los famosos camiones de comida que comenzarán  a circular en la ciudad de Rosario, ya son tema de debates y discusiones en distintos ámbitos.

Según informe de Conclusión, la mayoría de la gente, tanto en el sector gastronómico como en la sociedad, mira con buenos ojos al proyecto, aunque existe una preocupación notable por la reglamentación de la ordenanza, que ya tramita en el Ejecutivo municipal.

El clima socioeconómico está atravesando una crisis aguda; y los bares y restaurantes no están ajenos al problema. “Más allá de las condiciones económicas, que son terribles, la gastronomía está pasando su peor momento en mucho tiempo, justamente porque hay un exceso y saturación de oferta”, detalla Carlos Mellano, vicepresidente de la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica y Afines de Rosario (Aehgar).

Asimismo, Miguel Zamarini, ex presidente del Concejo de Rosario, contó a Conclusión que “yo no lo acompañé con mi voto en su momento, porque no era muy claro el proyecto. Tenía mucha promoción pero no estaba bien explicado. Además, si la Municipalidad es tremendamente exigente a la hora de habilitar un negocio del rubro, ¿cómo iba a funcionar algo así en la vía pública?”, se preguntó.

“Estoy participando en la multisectorial y tiene una situación complicada por la caída de ventas, agravado con las tarifas que los pone a todos en terapia. Por ende, seguir promoviendo otro tipo de ofertas, no me parece que contribuya. Salvo el sector de Pellegrini, el resto está realmente tecleando”, vociferó el ex edil socialista.

La otra cara de la moneda en esta temática, es ¿por qué no puede la gente tener una propuesta más económica y de igual calidad, ya que los food trucks serán funcionados por cocineros y chefs? “Yo no vería mal eso. Pero para entrar en el prototipo food trucks, las exigencias deberían ser mayores. La propuesta en sí no es mala, pero en estas condiciones, sí. No fueron claros a la hora de hacer conocer las regulaciones”, definió Zamarini.

Algo similar planteó Mellano, quien consideró que “desde la Asociación, no estamos en contra, como se cree. Lo que exigimos es que presenten las mismas condiciones que tiene cualquier negocio gastronómico, tanto en higiene, como en el tratamiento del recibo, manipulación de alimentos y demás. Lo que estamos pidiendo en cuanto a la reglamentación es que tengan una referencia de donde elaboran la comida, ya que el espíritu de la ordenanza es que tenían que tener una gastronomía gourmet”.

En términos generales, el mandatario de Aehgar advirtió que “si no se regula bien esta actividad, termina siendo una competencia desleal donde morirán muchos negocios gastronómicos. Así que no queremos prohibir, sino planificar bien para que ninguno afecte al otro”.

Por último, Mellano contestó que desde la asociación no nuclearían a los food trucks, en principio, aunque considerarían la propuesta “si el día de mañana vienen a buscarnos, ya que están dentro de la actividad. Que tengan el personal en regla y todo, pero que no se desvirtúe el espíritu de la ordenanza que le dio nacimiento”, dijo.

En segundo lugar, Conclusión recorrió bares y carritos de la ciudad, para hacer eco de lo que algún día fueron voces totalmente en contra de la implementación de los food trucks. Sin embargo, hoy en día, las aguas se fueron apaciguando y ya no se manifiestan de manera hostil contra los camiones de comida.

La administrativa del bar Augustus, emplazado en Corrientes y la peatonal Córdoba, comentó que “no lo veo mal. Me parece una propuesta totalmente diferente, que no significa una competencia porque ofrecen otro tipo de servicios, que en un bar como Augustus no se encuentran”.

En contrapunto, Luisa, la encargada del bar Gordon, también sobre la peatonal mencionada, consideró: “No me parece mal, pero tampoco que nos invadan. Es decir, estaría  bueno que no estén cerca de un bar, porque así, lo pueden perjudicar. La idea no es que se transforme en una competencia, sino que vayan a lugares abiertos, como parques y plazas”.

Las declaraciones de Simón Bofelli, ex dueño del bar 7 Coronas, también fueron en consonancia con sus colegas. Dijo: “En todos los lugares del mundo, los países desarrollados ya cuentan con food trucks en sus calles. Yo vengo del sector empresarial gastronómico, así que, siempre y cuando se cuide la sana competencia, estoy a favor. En definitiva, que no sea en desmedro de aquellas personas que tienen bares y restaurantes, con todo los impuestos y las cargas sociales que deben pagar”.

En un relevamiento por los carritos que trabajan el Parque Independencia, lugar que podría ser copado por food trucks en caso de que salga la reglamentación esperada, tampoco expresaron preocupación.

El dueño de “El Carrito de Juan”, emplazado en el centro del pulmón de la ciudad, apuntó: “Hace 17 años que estamos en el Parque Independencia, así que, sobrevivimos a todo tipo de contratiempos. No me preocupa la presencia de los food trucks, por muchos motivos: porque una persona que visita el parque, va a querer comerse un choripán o una hamburguesa, y no un guiso de lentejas. Además, si me llegan a poner uno cerca, bajo el precio a dos pesos con cincuenta y vas a ver cómo se van a mover antes de lo que cante un gallo”, bromea. “Si quieren venir, que vengan. Es una buena propuesta y no nos afecta”.

En suma, los encargados del carrito “El Rosedal”, frente al club Gimnasia y Esgrima de Rosario, agregaron que “no nos preocupa, el otro día fuimos a la muestra y no nos gustó. Precios caros y raciones pequeñas, no es lo que la gente va a venir a buscar al parque precisamente. Hoy en día, no sé si todos tienen plata para gastar tanto. Van a seguir eligiendo el carrito. De última, si quieren comida elaborada, van a ir a sentarse a un bar”, culminó.