Por David Narciso

En mayo de 2018 el diputado nacional por Córdoba Mario Negri visitó la departamental UCR de Rosario para persuadir a los radicales del Frente Progresista de pasarse a Cambiemos. “El radicalismo vivió una realidad particular en Santa Fe, pero lo que está en juego es el país”, buscó convencerlos. “Les digo a los radicales que están en el gobierno provincial, por favor que sigan debatiendo ideas entre nosotros, pero que estén convencidos que en esta vieja casona está el radicalismo”.

Entonces el jefe de los diputados nacionales, acompañado por su par rosarino Gonzalo del Cerro, respondieron, con sorna el primero y airadamente el segundo, cuando Conclusión les preguntó si la diferencia de posiciones se saldaría con la intervención partidaria desde Buenos Aires.

Esta semana quedó claro que la pregunta no era caprichosa ni desubicada y que ya en aquel momento la intervención era el plan B por si ocurría lo que finalmente ocurrió: la UCR santafesina dio libertad de acción por amplia mayoría. Las máximas autoridades de la UCR nacional, entre ellas Negri, desplazaron a los dirigentes locales a días de la inscripción de alianzas para las elecciones 2019. Aquel intento por convencer y debatir no habría dado resultado.

El hecho de que el sello UCR no integre en esta oportunidad el Frente Progresista no obligará a cambiar de nombre a la coalición que gobierna la provincia desde 2007, como algunos especulaban.

De hecho ya en 2017 se inscribió Cambiemos con la participación en los papeles de la UCR y Luis Contigiani fue electo diputado por el Frente Progresista. Corral cumplió su primer objetivo: se aseguró disponer del sello UCR para inscribir la alianza Cambiemos en Santa Fe. A pesar de que esa marca no significa lo mismo que en 2017, calcula que le aporta lo que le falta de conocimiento a su imagen personal.

El promotor

El intendente de Santa Fe José Corral quedó en el ojo de la tormenta tras la intervención. Sus correligionarios le achacan haberla promovido para favorecer su precandidatura a gobernador por Cambiemos, cosa que el santafesino justifica en que la UCR de Santa Fe no puede contrariar las políticas de alianzas definidas a nivel nacional.

Sin embargo, ir a pedir la intervención de su propio distrito tras perder el debate interno no parece un lugar cómodo. A primera vista parece una jugada útil para la construcción de su candidatura, no está claro si ocurrirá lo mismo a la hora de juntar votos. Algo similar ocurre con el seguidismo incondicional al gobierno de Macri que practicó Corral desde que saltó el alambrado, incluso acompañando decisiones que perjudicaron los intereses de la provincia.

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“Corral eligió una victoria pírrica” al promover la intervención nacional, lo criticó el presidente del partido Julián Galdeano, quien también juega en Cambiemos, pero apoya a Federico Angelini, precandidato del PRO.

La intervención era una posibilidad que hacía un tiempo estaba en el horizonte de propios y extraños. Los radicales progresistas, por ejemplo, constituyeron un partido provincial como alternativa en aquellas localidades o departamentos donde sea inviable o inconveniente competir como Frente Progresista Cívico y Social por la composición de las alianzas locales.

Según el cronograma electoral, el plazo para inscribir alianzas vence este domingo 17. Cinco días después deben presentarse las listas de precandidatos ante las autoridades partidarias.

La intervención supone una victoria política de Corral y su Grupo Universidad por sobre los otros sectores de la UCR, como el NEO y el MAR, responsables de haber reunido 56 de los 60 convencionales que tomaron la decisión que motivó la intervención nacional. El primero es el principal aliado del socialismo en lo electoral y en el gobierno; en el segundo grupo no hay alineamientos unívocos y soplan vientos de dispersión.

El plan Corral

Una de las dificultades que enfrenta Corral es expandir su influencia fuera del Grupo Universidad en términos partidarios y fuera del Gran Santa Fe en términos geográficos. La caída de imagen y apoyo al gobierno nacional, sumado al alineamiento de presidentes comunales, intendentes y senadores radicales con el gobierno provincial, dificultan su crecimiento.

La excepción es Rafaela, donde la UCR local se alineó con Cambiemos y a juzgar por la performance electoral de 2017 en la categoría Concejal puede esperar un aporte importante a su causa.

De los 7 senadores radicales, sólo Rasetto de Iriondo se fue a Cambiemos. El resto se quedó en el Frente.

Aún con esas dificultades en su propio partido, Corral sumó porotos en el PRO. El diputado nacional Lucas Incicco o el diputado provincial de origen peronista Germán Mastrocola funcionan en ese esquema. Hay otros.

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En Rosario hizo un trabajo de acercamiento paciente y efectivo al candidato a intendente y ganador de las últimas elecciones a concejal Roy López Molina, logrando que éste, candidato del PRO ávido por ampliar sus horizontes electorales al radicalismo, condicionara a Angelini, hasta entonces su jefe político.

Sin embargo los apoyos más sustanciales llegan desde Buenos Aires. En las últimas horas, además del respaldo de la conducción nacional de la UCR, recibió el respaldo de la Coalición Cívica de Elisa Carrió, a pesar de que en un pasado muy reciente la diputada lo cuestionó con su habitual acidez. Más aún, agitó la precandidatura de Mario Barletta, que proviene del mismo grupo que Corral y lo antecedió como intendente.

Hasta aquí Corral mostró habilidad en la rosca política para neutralizar el escenario partidario que le era adverso.

Su próximo objetivo es que Federico Angelini baje la precandidatura a gobernador y quedar él como la figura de Cambiemos en Santa Fe. Hasta el 22 tiene esperanzas, aunque por los preparativos en puerta aparenta ser una posibilidad que se aleja.

El hecho de no haber anunciado quién lo acompañará en la fórmula deja abierta la puerta a un acuerdo con el sector de Angelini para que éste proponga un nombre. Si eso no ocurre, el binomio será completado por Lucas Incicco del PRO o Lucila Lehmann de la Coalición Cívica, ambos diputados nacionales.