El presidente Mauricio Macri ha sido bienvenido en España, se lo ha ponderado. Al menos así lo han hecho los gobernantes del Partido Popular. El mismo Mariano Rajoy le ha expresado al periodista del Diario La Nación, presente en la gira presidencial, que “Argentina ahora es un país en marcha. Va a ser una buena visita”, sostuvo el líder del gobierno español. Mientras tanto, el presidente Macri dijo que su gobierno pretende reforzar los vínculos entre Argentina y la Península Ibérica e instó a los empresarios españoles a invertir en nuestro país.

Pero a esta fotografía que regala Rajoy a la prensa mundial, se le contrapone la otra, la que ha sacado y sigue sacando buena parte de la sociedad argentina, en especial los trabajadores, que en los últimos días han puesto a relucir sus protestas; aunque tibiamente algunos, como es el caso del Triunvirato que dirige la CGT quien, rebasado por las circunstancias y el disconformismo de las bases, no ha tenido más remedio que convocar a una jornada de protesta para el próximo mes.

Distinta es la posición y acción de muchos gremios del interior quienes se muestran preocupados y combativos. Ayer mismo, convocada por la llamada Multisectorial, se llevó a cabo una movida frente a la sede rosarina del Ministerio de Trabajo de la Nación, ubicado en calles Rioja y Sarmiento para protestar por medidas económicas que afectan al empleo y al salario, especialmente en el sector industrial.

Pero en el marco de las fotografías tomadas de la realidad nacional contrapuestas al halago español, no están ausentes tampoco las que aportan los pequeños y medianos empresarios, los comerciantes, quienes han visto menoscabada su producción en razón de la apertura desmedida de las importaciones y una baja de las ventas por la retracción del mercado interno.

Las conocidas medidas del gobierno que debieron ser revisadas y desechadas, tales como el acuerdo con el Correo que lideraba Franco Macri, o la modificación del método de cálculo para la aplicación de aumentos a los jubilados, no han hecho más que ratificar (quiérase o no) lo sostenido por buena parte de la oposición en el sentido de que el gobierno comete muchos errores. Errores que para algunos no son tales y que en todo caso son medidas que se procuran aplicar apelando al “si pasa, pasa”.

Pero como no pasa, porque todos están atentos a lo que hacen los empresarios devenidos funcionarios, el costo polìtico que paga el gobierno nacional es alto y las consecuencias para la sociedad no mucho más bajas.

En este contexto, ya han comenzado a circular encuestas hechas por afines a Cambiemos, muy retocadas con el Photoshop del marketing (ya que se habla de postales y fotografías) porque como ya es histórico en este país, lo que no se consigue en la realidad se obtiene en la ficticia virtualidad de los números.

Lo lamentable, es que la oposición, especialmente el kirchnerismo, ha hecho y sigue haciendo agua por todas partes y no se perfila en el orden nacional una alternativa a Cambiemos. Habrá que ver si Massa, la otra fuerza en disputa, propone un armado serio, que contemple una amplia convocatoria, algo que debería ensayar y ejecutar Cambiemos para el Gabinete Nacional, pero que no parece dispuesto a hacerlo.

Con el peronismo atomizado y devaluado y un residual radical que este fin de semana en las Sierras de Córdoba verá si se rompe o se dobla, en la fotografía argentina se ven rostros fuera de foco por la falta de objetivos claros. No son otros que los rostros de los ciudadanos comunes, por supuesto y como siempre.