Por Emilio Ordoñez y Santiago Toffoli

 

La visita a la República Popular China realizada por Sergio Massa, acompañado por sus principales alfiles del Ministerio de Economía y el diputado nacional Máximo Kirchner, dejó como resultado la ampliación del entendimiento económico entre ambos países, con la renovación del swap de monedas por 130.000 millones de yuanes por el plazo de tres años, y la medida relativa al permiso para las empresas de invertir en dicha moneda en nuestro país. Esta última política le otorga mayor alcance y profundidad a aquellas anunciadas hace aproximadamente un mes1, cuando se anunció la activación del swap por casi US$1.100 millones y se permitió el pago de importaciones provenientes del país asiático.

El anuncio del Ministro de Economía da cuenta del doble efecto que produce este mayor acoplamiento de intereses entre ambos países. En primer lugar, Argentina puede avanzar en el objetivo de controlar las reservas del Banco Central, en un contexto marcado por las presiones cambiarias y la volatilidad de los precios, dado el carácter central que la disponibilidad de dólares adquiere en estos procesos. En segundo lugar, le permite a China continuar con su estrategia de transnacionalización del yuan, para introducir otra dimensión -en este caso, la financiera- en su disputa con los Estados Unidos.

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Bien sabida es la situación que atraviesa la Argentina a partir del endeudamiento externo provocado por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el impacto de la sequía y la pandemia, y los efectos del desdoblamiento del mercado cambiario en múltiples cotizaciones. En ese marco, nuestro país se apoya en medidas concretas con la moneda china en el centro de la escena. Concretamente, la inclusión de todo el comercio exterior en yuanes y la capacidad de invertir en esa moneda, le quita peso al dólar en la estructura comercial argentina. Esta cuestión cobra aún mayor relevancia dada la importancia que tiene China como socio comercial de la Argentina.

Según los dichos del propio ministro Massa, a partir de ahora se podrá contar con el yuan como un instrumento de inversión, debido a que “habilita a la Argentina, ya no sólo a la utilización para flujos comerciales y de divisas de inversiones, sino también a mecanismos de utilización de nuestro Banco Central (BCRA) para todo tipo de inversiones”2. Los proyectos que hoy involucran a empresas chinas, como los relativos a la extracción y procesamiento de litio, minería en general e hidrocarburos, podrán tener otro vuelo tras el acuerdo celebrado la última semana.

Massa fue muy taxativo con respecto a estos sectores de la economía y su rol en el cambio de la matriz productiva del país. Es una discusión de larguísima data la relativa a la necesidad de que el patrón productivo y exportador de Argentina debe abandonar la dependencia de la agroindustria. En ese marco, la explotación de Vaca Muerta y los proyectos relativos a la comercialización e industrialización del litio serán claves, según el ministro, en la reconversión de la matriz de producción. No obstante, ante las múltiples incógnitas que rodean a estos procesos económicos -como la naturaleza de los acuerdos relativos al litio, la necesaria negociación entre Nación y provincias para su explotación, y la eventual acción coordinada con otros países productores como Chile y Bolivia- resulta imperioso controlar las expectativas con respecto al desarrollo de estos sectores estratégicos para la economía nacional. Son muchas las variables que intervienen y no hay demasiadas certezas al respecto. Sin embargo, el acuerdo para renegociar cualquier contrato en yuanes coadyuva a quitar la presión a las reservas de dólares.

Por otra parte, en el marco del contexto pre-electoral en el país, las operaciones financieras ligadas a contener el valor del peso tienen una centralidad importante, dado el impacto que la inflación y la situación del mercado cambiario tienen sobre el bolsillo de la población. Está claro que, si el Gobierno quiere llegar con mayores chances a los comicios de agosto y octubre, las medidas que impacten sobre las reservas, y por ende sobre las finanzas argentinas, deben ser leídas en ese sentido.

Cabe destacar que es importante tener en cuenta el elemento geopolítico de estos acuerdos. La República Popular China busca, luego de cierto retraimiento internacional por las políticas de COVID-cero, avanzar en múltiples frentes de su política exterior. En ese marco, el intento de transnacionalizar el yuan para desafiar la preponderancia del dólar en las relaciones económicas internacionales, es un terreno más de disputa. El yuan ya ha desplazado al dólar como principal moneda de los intercambios que realiza China. Esto se explica por los acuerdos como el que es objeto de esta nota, pero también por la asociación que China tiene con otras potencias, como la Federación de Rusia. La apuesta fuerte de China en el mercado financiero global supone un intento de volver a intervenir sobre ciertas variables de la economía mundial que le posibilitaron a China llegar al lugar que ocupa hoy.

Está claro que no es el único actor que piensa en salir de la dependencia del dólar. Algo de esto se habló en la Cumbre de Presidentes sudamericanos en Brasilia, la semana pasada. Sin embargo, la capacidad geopolítica y geoeconómica de China le permite concretar con mayor celeridad lo que, en un primer momento, se anuncia desde el plano discursivo y de las intenciones.

Además de lo mencionado sobre las expectativas con respecto a este tipo de acuerdos y al posible cambio de la matriz productiva argentina, también debe tenerse en cuenta el otro actor de la película: Estados Unidos. Por esta razón, Massa viaja a Washington esta semana, además de tener que negociar el desembolso de US$10.000 millones correspondiente al acuerdo con el FMI. Argentina ha dialogado con China no solo cuestiones financieras y de inversión productiva, sino asuntos más espinosos, como la conectividad 5G. En ese plano, Estados Unidos aboga porque los países prohíban a la empresa china Huawei para que se encargue de la provisión de insumos, infraestructura y tecnología. Massa se reunió con directivos de la mencionada compañía, que le pidieron expresamente que no ceda ante las presiones que pueden provenir desde Washington. Quedará para evaluar, en las próximas jornadas, qué es lo que los norteamericanos demandarán ante el avance de la relación económica con China.

Finalmente, es importante tener en cuenta que este tipo de vinculaciones con el país asiático revisten un carácter estructural y ha resistido los cambios de gobierno. Según el BCRA, “el primer acuerdo entre ambos bancos centrales fue establecido en el año 2009. En 2014 fue firmado un segundo acuerdo, que fue renovado en 2017 y complementado a fines de 2018 con un acuerdo suplementario. En agosto de 2020 se firmó el acuerdo que ahora se renueva”3. Este dato es importante, teniendo en consideración el proceso electoral en ciernes. En este sentido, también es una incógnita saber qué hará el nuevo gobierno -sea del espacio político que sea- con respecto a la vinculación de Argentina con las potencias globales.

 

[1] https://www.conclusion.com.ar/internacionales/dolares-y-yuanes-entre-el-cambio-de-era-y-las-urgencias-actuales/04/2023/

[2] https://www.pagina12.com.ar/555084-massa-afirmo-que-el-swap-con-china-es-para-fortalecer-al-yua

[3] https://www.bcra.gob.ar/Noticias/bcra-PBC-renuevan-swap-de-monedas.asp