La Avenida Pellegrini es un bastión de la gastronomía local, la cual este lunes volvió a dar la bienvenida a los clientes que, luego de 80 días, retoman la fiel costumbre de sentarse a pedir un café, una pizza o una cerveza tirada en las mesas de los bares y restaurantes de la ciudad.

Al estar cerrados debido a la cuarentena, muchos locales y negocios no lograron reponerse a la crisis económica que la pandemia alimentó y no pudieron abrir sus puertas al público. Los que sí lo hicieron, anhelan que las ventas repunten y que esto se vea reflejado en las mesas.

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Conclusión consultó a varios encargados de los locales gastronómicos de Avenida Pellegrini -principal corredor de la ciudad que en las últimas semanas se vio inusualmente «abandonado»-, sobre lo que conlleva esta reapertura, que medidas tuvieron que tomar debido al covid-19 y que expectativas tienen en cuanto al repunte de las ventas.

Pablo, mozo del bar El Paso, dijo que «las expectativas están», pero aclaró que «la gente va respondiendo de a poquito, van tomando confianza, la verdad no nos podemos quejar».

El encargado del bar Goodfellas, Guillermo, mencionó: «Al estar cerrados los 80 días del aislamiento, fue bastante duro emocional y económicamente, pero estamos contentos de poder arrancar, obviamente con el protocolo de distanciamiento para cuidarnos entre todos y volver a la normalidad lo antes posible».

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«Entre las medidas que se pueden destacar es que las mesas estén separadas por dos metros, debe haber como máximo 6 personas por mesa, protocolos de sanitización todo el tiempo», agregó respecto a las condiciones para permanecer abiertos en tiempos de pandemia y distanciamiento social obligatorio.

Por su parte, el dueño del bar Hops, Fernando, contó que están «bastante contentos porque se vuelve a ver la circulación de gente», pero manteniendo los cuidados protocolares que «no son tan engorrosos como parecían».

Un panorama similar se observó durante la jornada matutina, en el inicio de la apertura, donde de a poco los rosarinos y rosarinas comenzaron a acercarse a los locales, tímida pero consistentemente.

En el inicio, el optimismo se apodera de los comerciantes que reabren, después de más de dos meses sin facturar y no es para menos.

Pero la realidad económica del país, de la cual siempre Rosario es caso testigo, lleva a ser cautos, sobre todo después de ver como evolucionó el resto de la actividad comercial en la ciudad desde la «reapertura progresiva», que comenzó semanas atrás y ahora alcanza a bares y restaurantes.

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Una parrilla típica de Pellegrini es La Huella. Su dueño, experimentado y ya habiendo atravesado varios períodos recesivos de la economía argentina, dijo sobre las expectativas que tiene en esta reapertura: «Veo la situación complicada, porque va a ser muy difícil, así se llenen las mesas, va a ser complicado«.

El dueño de la parrilla, añadió: «No soy muy positivo con lo que pueda pasar, más que nada por la situación económica que tiene el país. Por otro lado la gente se tiene que cuidar porque es una situación peligrosa, hay que tener cuidado».