Ya casi un mes después de la celebrada y ansiada “reapertura (progresiva)”, decir que es crítica es poco para definir la situación que atraviesa el comercio en la ciudad de Rosario, siempre caso testigo de la media nacional (y a veces más fielmente, como en la faceta positiva de la salud y la negativa de la economía).

Luego de dos años de una profunda recesión, el cierre total al que obligó el aislamiento social, preventivo y obligatorio, dispuesto por el brote de la pandemia Covid-19, sumió al aparato productivo (de bienes y servicios) en una posición -el cierre- de la que muchos directamente no han podido retornar.

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En un relevamiento informal realizado por Conclusión, se advierte entre algunos que no estaban ocupados antes de marzo y varios que no han reabierto, que en la galería Palace Garden hay por lo menos 9 locales en alquiler, en galería Cascini 5 vacíos, dos de ellos en alquiler, en Paseo Pateonal seis locales alquiler -1 a la venta- y en galería Libertad son diez los locales desocupados que se ofrecen para rentar.

En tanto, algunos de los comerciantes que sí reabrieron sus locales en galerías o las peatonales (San Martín y Córdoba) ratificaron el supuesto: si bien celebran haber podido reabrir, admiten que las ventas empeoraron aún de lo mal que ya venían. Debe sumarse como posible factor influyente (en parte y no el todo) el paro de transporte urbano, que este miércoles vuelve a funcionar después de 23 días.

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Algunos comerciantes, según reconocieron, ya se resignan a que este será un año «para pelearla», ya que «el poder adquisitivo ha bajado mucho» por lo cual «no es que se levanta la cuarentena y suben las ventas». Lo alarmante es que en materia económica, según todos los pronósticos (incluido el del sentido común) lo peor está todavía por venir.

En ese sentido, el titular de la Asociación Casco Histórico de Rosario, Fabio Acosta, dijo en diálogo con Conclusión que además de la ya acuciante situación actual «preocupa qué pasará después de esta tregua, en la que hay tarifas congeladas y algunos proveedores esperan que reactive».

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«Se acumulan las deudas: facturas impagas, cheques rechazados, alquiler, los gastos centrales pesan muchísimo en las galerías, terminan pagando el doble. Sumale la cadena de pagos que se corta. Sostener hoy un comercio con empleados es muy difícil», se explayó.

Acosta confirmó que «se están vaciando locales en las peatonales y sus transversales» y ante el peor escenario asegura que «el comerciante no quiere tener que recibir bolsones (de comida)». «Estamos convencidos de que el Estado va a plantear alguna moratoria, porque no se está pagando ni el IVA, y vamos a lograr flexibilizar el pago. Pero, ¿los privados?», aventuró.

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Por último el titular de la Asociación Casco Histórico se refirió a un pedido que días atrás le realizaron al intendente Pablo Javkin desde la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), entre otras entidades, para que se pueda adelantar el actual horario comercial (de 13 a 19) para que quede establecido de 10 a 18.

«Para conseguir afrontar los quebrantos o por lo menos tener más ventas, podemos hacer el esfuerzo y están los protocolos, no hay que encapricharse con no querer mezclar horario comercial y bancario, no hay grandes aglomeraciones, el horario debe ser de 10 a 18″, cerró Acosta.