Por Facundo Díaz D’Alessandro

Cuando se trata del mercado financiero, el pánico (real o inducido) se propaga muchísimo más rápido que cualquier epidemia virósica.

Eso parece ser lo que movió a agentes de las finanzas globales esta semana, primero el pasado “lunes negro”, luego con el rebote del martes donde Wall Street y otras bolsas importantes en el mundo recuperaron parte de lo perdido, y con nuevas caídas este miércoles, en evidentes síntomas de sobrerreacción pero no necesariamente por algo inexistente.

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Lo cierto es que luego de la crisis de 2008, las finanzas globales demuestran que cada tanto y ante determinadas situaciones puede esperarse que ciertas “burbujas” ­-es decir valores de activos financieros que, encapsulados, se sostienen de manera algo ficticia- puedan explotar, en especial ante situaciones que hacen temer por una recesión global, en este caso por la propagación del coronavirus, aunque ya se observaba una desaceleración antes del brote oriental.

En el caso de Argentina, entreverada en la renegociación de títulos de deuda soberana, tras el derrumbe del lunes, las acciones líderes de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires cerraron este martes con una suba de 8,1% y algunos de los papeles rondaron el 12% de ganancia, como los de YPF, Edenor y BBVA, en tanto que este miércoles volvieron a acompañar la caída de Wall Street, además con aumento del dólar y el riesgo país.

“Si uno mira el fenómeno del coronavirus, por supuesto que es peligroso, pero a nivel planetario está sobredimensionado y sus repercusiones sobre los mercados financieros están como inducidas por medios, bombardeado permanentemente. Ahí yo veo claramente un poder desestabilizador y que también le juega en contra a Estados Unidos, porque no le conviene que baje el petróleo, si ellos tienen la energía. Le conviene los conflictos que lo hacen aumentar”, analizó en diálogo con Conclusión el economista Esteban Guida.

En esa línea, el presidente de la Fundación Pueblos del Sur y catedrático de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNR consideró que “las burbujas que se van generando -que son sobrevaluaciones de determinados mercados-, ante un hecho eventual o una cuestión incluso de expectativa, ni siquiera un hecho concreto y real, se desactivan bruscamente (puede ser una situación como el coronavirus o incluso los problemas que hay en Medio Oriente con el petróleo).

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“Esas burbujas son propias del sistema capitalista y en especial de los especuladores que van ganando, haciendo su negocio, acumulando riqueza a través de maniobras en el mercado financiero, detrás de las cuales, al no haber activos reales que soporten y garanticen ese quantum de operaciones, cuando hay temor de que algo puede fallar se desactivan inmediatamente”, detalló.

El ajedrez global

Si uno se para a observar por un rato los movimientos geopolíticos (en especial en Occidente) de los últimos años, es claro que hay una disputa entre dos bandos o facciones, entre los que podrían denominarse “globalistas” y “nacionalistas”, bandos que no representan sólo países sino que se dan también puertas adentro de las naciones, en las dirigencias político-económico-militares, con el caso de Estados Unidos como el más ostensible de estos años.

Consultado por las implicancias de estas diatribas en el mercado financiero, donde también se miden fuerzas, Guida sostuvo que “dejó de ser una lucha de estados y ahora es por el poder global”.

“Estados Unidos ahora adopta posición nacionalista con su modelo actual, es una mirada nacional de la cual Trump es el exponente. Adentro también tenés globalistas financieros (identificados con Wall Street y Nueva York) pero detrás de Trump está el conglomerado industrial y sobre todo armamentístico norteamericano”, precisó el analista.

En ese sentido, el académico y consultor consideró que para ese fin el mandatario estadounidense “quiere defender su calidad de vida, su generación de riqueza que la había cedido y dejado en manos de China. Aplica todas las medidas posibles para mantener el trabajo, la generación de valor en su país y lo puede hacer con una ventaja comparativa: tiene la energía más barata del mundo. Los conflictos a nivel global, sobre todo con petróleo, le convienen a EE.UU. y también a Rusia, porque Europa y Oriente le tienen que comprar a Rusia. Salen beneficiados ambos de una crisis que haga que las commodities suban.”

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“En esos mercados financieros, estos aumentos de precios también se ven condicionados por situaciones que están manejadas desde el mundo de las finanzas. Está la industria farmacéutica, medios, detrás de esto el capitalismo financiero, firmas que son todas dirigidas por los fondos de inversión. Ahí hay cierta coherencia, el capital financiero también le está jugando en contra a ese modelo y pega fuerte” agregó el economista.

En cuanto a China, afirmó que se trata de un país que “tiene una capacidad de reacción fenomenal” donde “la tasa de propagación del virus ya bajó, lo tienen prácticamente controlado”.

Consultado por las finanzas del gigante asiático, Guida precisó: “La caída de las acciones de estos días incluso les permite, quizás, comprar acciones, recuperar valores de empresas; la capacidad de producción y de venta al resto del mundo la tiene y el coronavirus no se la va a afectar. Y no te sorprenda que esta crisis del petróleo los termine por beneficiar. Estas son especulaciones, ya que no tenemos toda la información, pero es más o menos lo que uno va viendo.”

Argentina, en su eterno laberinto

Inevitablemente, todos estos movimientos y especulaciones impactan en Argentina, inmersa una vez más en una crisis de deuda (también de consumo y producción), e intenta renegociar términos y condiciones de pago en medio de este vendaval financiero.

“No sé cuál es la estrategia del Gobierno, no la escuché y no la termino de conocer. Lo que sí es cierto es que cuando el mundo tiene estos vaivenes, cambios bruscos, los bonos más riesgosos se hacen menos apetecibles, es como que el mundo toma una posición más conservadora”, aseguró el titular de la Fundación Pueblos del Sur.

Y concluyó: “Lo que pasa es que el manejo con acreedores es muy selectivo. 40 mil millones (de los títulos de bonos de deuda) lo tienen 4 o 5 fondos ‘grossos’ (que tienen legislación Nueva York, capacidad de lobby y pueden definir la suerte de toda la renegociación), 50 mil millones el FMI y el resto se diluye y no se si lo irán a defaultear. No sé hasta qué punto esta ‘crisis’ le afecta a la estrategia que tiene el Gobierno”.

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Lo que ciertamente puede afectar a la gestión Fernández y sus intenciones de “reactivar” la economía, aunque sea un objetivo que a todas luces se pospuso hasta después de lograr la reestructuración de la deuda, es la desaceleración o incluso posible recesión económica global, con caída de los flujos de comercio exterior a raíz de la cerrazón de fronteras ante el coronavirus.

Algo de eso comenzó a mencionarse este miércoles a raíz de la publicación de estudio difundido por el Instituto Internacional de Finanzas (que agrupa bancos internacionales), según el cual Argentina integra el grupo de economías emergentes con menor margen fiscal para «hacerle frente» al impacto económico provocado por el avance mundial del coronavirus.

Allí se evaluó que Brasil, Sudáfrica e India tampoco están en condiciones de reaccionar, dado el estado de sus cuentas fiscales.

Los analistas de ese instituto sostuvieron que la epidemia impactó negativamente en los mercados emergentes con «interrupciones en la cadena de suministros, disminución de los ingresos por turismo y una desaceleración de los flujos de capital».

Señalaron que la Argentina, como parte de los países exportadores de materias primas, tiene un «alto grado de integración comercial» con los países más afectados por el coronavirus, por lo que sufren la «reducción de la demanda y de los precios».